Espionaje

Expulsión en cadena de decenas de diplomáticos rusos

Trump abanderó ayer la reacción de Occidente al intento de envenenamiento del agente Skripal con el destierro de 60 «espías». Bruselas no descarta nuevas medidas en los próximos días

Imagen de archivo de Sergei Skripal, durante una audiencia en el tribunal militar de Moscú
Imagen de archivo de Sergei Skripal, durante una audiencia en el tribunal militar de Moscúlarazon

Trump abanderó ayer la reacción de Occidente al intento de envenenamiento del agente Skripal con el destierro de 60 «espías». Bruselas no descarta nuevas medidas en los próximos días.

De forma abrupta, la Casa Blanca anunció ayer que expulsaba a 60 diplomáticos rusos de EE UU, 48 en la embajada de Washington y otros doce en Naciones Unidas. Un auténtico aldabonazo que contradice meses de seguidismo de las políticas del Kremlin y/o de tibios parabienes hacia Vladimir Putin, al que incluso felicitó por su reciente victoria en las elecciones. Se trata de un golpe rotundo. Una evisceración diplomática con la que Donald Trump responde a sus críticos, convencidos de que la campaña electoral del actual presidente se vio favorecida por las oscuras maniobras de los servicios secretos rusos.

Sorprende, sobre todo, la magnitud del número. 60 diplomáticos son muchos. No se recuerda un golpe similar. Si acaso la célebre expulsión de 55 diplomáticos por Ronald Reagan. Pero incluso en ese momento, y hablamos de la Guerra Fría y de un periodo de tensión máxima entre las dos superpotencias, no se alcanzaron las cuatro docenas. De paso, Washington también anunció el inmediato cierre del consulado ruso en Seattle. Según un comunicado distribuido por la Casa Blanca, el cierre de este último se debe a su proximidad con una de las principales bases navales de la Marina estadounidense.

Con su medida el presidente toma la iniciativa en la reacción internacional tras el intento de envenenamiento del ex espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia y se suma a las 23 expulsiones de diplomáticos decretadas por Reino Unido y a la catarata de desahucios decretados por otra casi veintena de países, entre otros Ucrania, Noruega, Dinamarca, Letonia, Italia, Alemania, España y Francia.

Entre otros argumentos, el comunicado de la Casa Blanca explica que «se trata de una acción con nuestros aliados y socios de la OTAN alrededor del mundo en respuesta al uso de Rusia de un arma química militar en Reino Unido, la última en una serie de actividades desestabilizadoras por todo el mundo».

La Casa Blanca considera que con las expulsiones se golpea la capacidad rusa para «espiar a los estadounidenses y realizar operaciones encubiertas que amenazan la seguridad nacional». Al mismo tiempo, aspira a convencer a Rusia de que «sus acciones tienen consecuencias». El comunicado no olvida rematar invocando la posibilidad de mejorar las relaciones entre ambos países, pero dejando claro que antes será imprescindible «un cambio en el comportamiento» ruso.

En agosto de 2017, EE UU ya había ordenado el cierre del consulado de Rusia en San Francisco, así como varios centros anexos en Nueva York y Washington. En represalia, a finales del mes de julio, Rusia decretó la expulsión de 755 diplomáticos estadounidenses, casi el 50% de todos sus funcionarios en Rusia. Por supuesto, en 2016 el entonces presidente Barack Obama había expulsado a 35 representantes rusos como respuesta por la presunta injerencia de su país en el proceso electoral de EE UU. Moscú decidió no responder, y Trump lo celebró en Twitter: «Gran jugada la demora (de V. Putin)- ¡Siempre supe que era muy inteligente!». El Kremlin había asegurado que esperaba «restaurar las relaciones ruso-estadounidenses sobre la base de la política que la Administración del presidente D. Trump llevará a cabo». Un año después, la vieja entente parece pulverizada.

La «premier» Theresa May agradeció la respuesta de Washington, así como el «esfuerzo colectivo» de los países de la UE, aparte de Ucrania, Canadá y Albania, que ayer expulsaron, en total, a cerca de cien diplomáticos rusos, a los que Londres ha calificado de «agentes de inteligencia» de Moscú, en respuesta al ataque al espía doble Skripal y su hija que, al cierre de esta edición, continuaban luchando por su vida. «Se trata de la mayor expulsión colectiva de agentes de inteligencia rusos en la historia», explicó May durante una comparecencia en la Cámara de los Comunes para dar cuenta de la reunión del Consejo Europeo de la semana pasada.

Para la líder «tory», el «régimen» del presidente Putin «está llevando a cabo actos de agresión contra nuestros valores compartidos e intereses, dentro de nuestro continente y más allá». «Como democracia europea soberana, Reino Unido se mantendrá hombro con hombro con la Unión Europea y la OTAN para afrontar esas amenazas juntos», agregó May, que resaltó la «enorme solidaridad» que ha encontrado Reino Unido por parte de «amigos y aliados».

Londres considera al Kremlin responsable del ataque con un agente nervioso de uso militar que el pasado día 4 en Salisbury (Inglaterra) dejó a Skripal y su hija en estado crítico. La pasada semana, los líderes de la UE respaldaron tibiamente la posición de Reino Unido al admitir que es «altamente probable» que Moscú esté detrás del envenenamiento. Pero el hecho de que ayer además varios países miembros decidieran expulsar a los funcionarios supuso un gran triunfo diplomático para May, sobre todo teniendo en cuenta que, a pesar de estar en medio de unas duras negociaciones del Brexit, sus aún socios no le han dado la espalda. En este sentido, el presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, avanzó que «no se excluyen medidas adicionales» en los próximos días.

El presidente Mariano Rajoy evitó el pasado viernes avanzar si España llamaría a consultas a su embajador en Moscú. Pero finalmente Madrid se sumó ayer a las sanciones expulsando a dos diplomáticos rusos. Se alineó así con Alemania, Francia y Polonia, que ordenaron la salida de cuatro «espías» cada uno, y otros países como Italia, Países Bajos, República Checa, Finlandia, Dinamarca y Suecia. Destaca por su parte la expulsión de Ucrania de trece miembros de la delegación diplomática rusa.

También el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, celebró el apoyo recibido tanto al otro lado del Atlántico como desde Bruselas. «La extraordinaria respuesta internacional por parte de nuestros aliados sobresale en la historia como la mayor expulsión de agentes de inteligencia rusos», dijo. Esas medidas «ayudarán a defender nuestra seguridad compartida», sostuvo el responsable del Foreign Office, que subrayó que «Rusia no puede quebrantar las normas internacionales con impunidad». El 14 de marzo, Gobierno británico anunció la expulsión de 23 diplomáticos rusos. Mañana, el comité de Asuntos Exteriores de los Comunes celebrará una sesión especial para considerar qué medidas adicionales podría tomar el Ejecutivo para restringir el movimiento del dinero ruso vinculado con Putin en Londres.

Australia se suma a la medida adoptada por EEUU y la UE y ha anunciado hoy que expulsará a dos diplomáticos rusos por el intento de asesinato con un agente químico del exespía ruso Sergei Skripal y su hija.

La decisión, adoptada tras recibir información británica, afecta a dos funcionarios "no declarados de inteligencia"a los que se dio siete días para que abandonen el país, indicaron en un comunicado el primer ministro, Malcolm Turnbull, y la ministra de Asuntos Exteriores, Julie Bishop.

Ambos denunciaron la "naturaleza escandalosa"del ataque, "el primer uso ofensivo de armas químicas en Europa desde la Segunda Guerra Mundial", y que este se hiciera en una zona poblada que puso en peligro "innumerables miembros de la comunidad".

"Un ataque de este tipo no puede ser tolerado por ninguna nación soberana. Apoyamos enérgicamente las peticiones a Rusia para que revele en su totalidad su programa de armas químicas de acuerdo con la ley internacional", señaló el comunicado.