Bruselas
El alcalde de Alepo Este: «Los civiles no esperan más que la muerte»
Brita Hagi Hassan, el alcalde de Alepo Este implora sin éxito a la UE una respuesta ante las matanzas
La visita de ayer a la Cumbre de Bruselas del alcalde de Alepo Este (la parte rebelde) ejemplifica como pocas imágenes la brecha que separa la diplomacia de las bombas. Brita Hagi Hassan acudió al Justus Lipsius, sede del Consejo, en un encuentro no previsto en la agenda. Sus palabras se convirtieron en un clamor de sufrimiento, pero también de denuncia ante una comunidad internacional incapaz de hacer frente a la tragedia. «Los 50.000 civiles de Alepo no esperan otra cosa que su muerte», sentenció el alcalde a los periodistas en presencia del presidente del Consejo, Donald Tusk. Unas palabras que se producían poco antes de que los líderes europeos empezaran su sesión a puerta cerrada en la que las divisiones sobre la oportunidad de imponer sanciones a Rusia por su implicación en los crímenes de guerra en Siria volvieron a aflorar.
Los líderes de la UE pidieron abrir corredores humanitarios para permitir la evacuación de los civiles atrapados en Alepo, y un acceso de la ayuda humanitaria «total y sin restricciones», dijo Tusk al concluir la cumbre.
Aunque en los últimos días la UE ha subido el tono dentro del habitual eufemismo bruselense, fuentes comunitarias califican los últimos discursos de «canto de impotencia» ante un conflicto que parece ya perdido irreversiblemente y una posguerra marcada por la presencia de Asad, con el que los líderes europeos se siguen negando a cualquier negociación. «Siria puede convertirse en otro Afganistán inmersa en una guerra de guerrilla permanente», advierten pesimistas estas fuentes. En un ejercicio de sinceridad, el primer ministro belga, Charles Michel, reconoció que «en los últimos años no hemos conseguido reforzar una Europa de la defensa que nos permita una voz firme».
«La historia está registrando este silencio», clamó Hasan mientras recordaba los enésimos acuerdos fracasados para establecer corredores humanitarios que posibiliten el acceso de la ayuda para la población. Tusk reconocía que es hora de pasar de las palabras a los hechos. «Lo último que necesita su ciudad son palabras de simpatía», reconoció ante el alcalde de Alepo Este.
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