Caracas
El asesinato de dos religiosos agrava la crisis venezolana
Capriles convoca una marcha contra la violencia
En medio de la violencia callejera y las protestas, un nuevo asesinato ha conmocionado a la sociedad venezolana. El sacerdote Jesús Plaza, de 79 años, y el laico Luis Sánchez, de 84 años, fueron asesinados a puñaladas en las instalaciones del colegio Don Bosco de Valencia. Sin dar mayores detalles, el Ministerio Público informó de que en el incidente, también resultó herido otro sacerdote del colegio que fue trasladado a un hospital donde fue intervenido quirúrgicamente. El ministro de Relaciones Interiores, Miguel Rodríguez Torres, confirmó ayer los asesinatos y dijo que dio instrucciones a la Policía judicial para que inicie de inmediato las investigaciones. «Hay muy extrañas circunstancias en torno a ese homicidio. Pareciera que está involucrado un muchachito de 13 años y otro menor de edad que debe de estar entre los 15 y 16 años».
Venezuela es uno de los países más violentos de la región, con una tasa de homicidios que, según registros oficiales, es de 39 por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, el Observatorio Venezolano de Violencia dijo que 2013 se cerró con 79 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
El tema de la criminalidad, que es el principal problema de los venezolanos, adquirió auge desde inicios de año tras el cruento homicidio de la actriz y ex Miss Venezuela Mónica Spear. La modelo fue asesinada junto con su pareja dentro de un vehículo en una carretera del centro del país. Los asesinatos del sábado se producen en medio de la mayor oleada de manifestaciones que ha vivido el país desde la elección de Maduro hace menos de un año. Miles de personas han tomado las calles para protestar contra el Gobierno y su ineficacia ante la violencia, la inflación y la escasez de productos. De hecho, ayer, a pesar de los fervientes choques mantenidos la semana pasada entre los estudiantes venezolanos y los cuerpos oficiales del Gobierno, la oposición volvió a convocar una manifestación contra la «represión, la corrupción y la censura» en el parque del Este, en Caracas, donde las fuerzas del Estado irrumpieron con tanquetas y carros de agua antes de hacer uso de gas lacrimógeno y perdigones para repeler a los manifestantes. Maduro amenazó ayer con recurrir a las armas si se pretende dar un golpe de Estado y su entorno dijo que el ex presidente colombiano Álvaro Uribe está detrás de las protestas. Desde el exterior, el secretario de Estado, John Kerry, expresó su preocupación por la deriva de Venezuela. El temor a un estallido social por el desabastecimiento y la violencia cobran cada vez más fuerza.
El gobernador de Miranda Henrique Capriles, principal figura de la fragmentada oposición, intentó ayer retomar el protagonismo perdido ante otros dirigentes opositores y anunció que en los próximos días se celebrará una manifestación «contra el paramilitarismo y la violencia». Mientras, se mantiene la caza y captura de Leopoldo López, el dirigente opositor acusado de ser el autor intelectual de las manifestaciones del día 12. López, en paradero desconocido desde el pasado jueves, aseguró que no piensa abandonar su país en este momento tan delicado.
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