Siria

El cerco de Austria y los Balcanes a los refugiados desata el caos griego

Macedonia emplea gases lacrimógenos contra la avalancha de inmigrantes que intentaban burlar la valla de seguridad para salir de Grecia. Bruselas busca alternativas para ver cómo puede aliviar la carga de Atenas. Baraja aprobar un nuevo programa de ayuda financiera. Merkel exige a los países asumir sus responsabilidades. Los Veintiocho sólo tienen listas 4.678 plazas de asilados de las 160.000 comprometidas

Batala campal. La Policía se enfrentó a cientos de refugiados que trataban de cruzar la frontera en unas imágenes que recuerdan a las de Hungría en 2015
Batala campal. La Policía se enfrentó a cientos de refugiados que trataban de cruzar la frontera en unas imágenes que recuerdan a las de Hungría en 2015larazon

Macedonia emplea gases lacrimógenos contra la avalancha de inmigrantes que intentaban burlar la valla de seguridad para salir de Grecia. Bruselas busca alternativas para ver cómo puede aliviar la carga de Atenas. Baraja aprobar un nuevo programa de ayuda financiera

La frontera entre Grecia y Macedonia está sumida en el caos. Miles de refugiados intentan salir de Grecia, pero desde la ex república yugoslava reciben hasta gases lacrimógenos para evitar su entrada en el país. El desconcierto se adueña de los demandantes de asilo, que se ven bloqueados en su intento de seguir camino hacia un país europeo que les pueda acoger. Se estima que unos 22.000 refugiados e inmigrantes han quedado bloqueados en Grecia en la última semana por las restricciones impuestas en los países de la ruta de los Balcanes. En este juego son muchas las naciones que intentan acorralar a Atenas. Es el caso de Austria y los países bálticos que han tomado medidas de forma conjunta y al margen del resto de socios, imponiendo cuotas diarias y aleatorias a la entrada de refugiados. Culpando al Ejecutivo heleno de la gestión de la crisis intentan escudar sus últimas decisiones, cuya legalidad ha sido cuestionada por Bruselas.

En defensa de Grecia se pronunció el fin de semana la canciller Angela Merkel. «La UE no dejará sola a Grecia frente a la crisis de refugiados», dijo. En una entrevista con televisión pública ARD, Merkel aseguró que los esfuerzos por mantener a Atenas dentro de la eurozona no pueden caer en vano y que no se puede «abandonarla a su suerte». Hizo un llamamiento a los socios europeos para que reaccionen de inmediato y «asuman su responsabilidad», porque un país en solitario no puede ni debe gestionar una crisis que concierne a todos. En este sentido, criticó las actuaciones unilaterales de países como Austria porque perjudican a otros socios.

Por su parte, el Gobierno heleno ha enviado a la Comisión Europea (CE) una lista en la que enumera sus necesidades para gestionar la llegada masiva de demandantes de asilo a sus costas. Pide la colaboración de sus socios para tener acceso a más material de ayuda humanitaria como mantas, sacos de dormir, tiendas de campaña y ambulancias. «Seguimos de cerca la situación y estamos preparando un plan de contingencia para ayudar a Grecia y a otros países en la ruta de los Balcanes para poder hacer frente a la actual y futura situación», señaló la portavoz de la CE, Mina Andreeva durante una rueda de prensa.

Mientras Bruselas busca alternativas para ver de qué forma puede gestionar las necesidades de Atenas, la semana que viene se espera la llegada de todos los jefes de Estado y de Gobierno a Bruselas de nuevo, esta vez para tratar de forma exhaustiva la cuestión migratoria. Este encuentro, al más alto nivel, servirá para acabar con las tensiones que siguen latentes entre los socios y dar un impulso a los compromisos, después de que se haya constatado que los acuerdos firmados por el Consejo Europeo no se están cumpliendo. Tan sólo se han señalado 4.678 plazas de acogida disponibles en 17 países de las 160.000 que se prometieron, pero apenas 303 refugiados de Italia y 295 de Grecia han sido reubicados hasta febrero. Finlandia y Francia están a la cabeza de los países europeos que más demandantes de asilo han aceptado dentro del programa de reubicación, con 140 el primero y 135 el segundo. En España se ha reubicado a un total de 18 demandantes de asilo y en Bélgica a 14. Este fracaso ha llevado al comisario de Inmigración e Interior, Dimitris Avramopoulos, a enviar cartas a prácticamente a todos los ministros del Interior europeos, excepto a los de aquellos países que son beneficiarios del sistema, es decir, los países donde primero llegan los demandantes de asilo, como Grecia o Italia. «La Comisión ha enviado cartas a aquellos países que no han materializado su compromiso en el marco de la reubicación porque el objetivo es que todo el mundo cumpla lo acordado y que podamos poner en marcha y acelerar el proceso de reubicación», explicó Andreeva.

La gestión de esta crisis humanitaria está dividiendo más que ninguna otra a los socios europeos. Por una parte, quienes ponen por encima los valores europeos a los nacionales, como es el caso de Alemania, Grecia, Italia o Portugal, y, por otro, quienes cierran sus fronteras atentando incluso contra la legalidad de la UE, como Austria, Eslovenia, Hungría, etc. En el bando de los solidarios, sin embargo, también empieza a haber quienes ya no tienen un discurso de bienvenida hacia los demandantes de asilo y los que han denunciado que no pueden soportar tanta carga migratoria.

Y como en todas las crisis, hay agravantes que acaloran cualquier debate, como las agresiones sexuales en serie en Colonia por solicitantes de asilo en Nochevieja o los presuntos criminales de guerra entre los refugiados que han identificado las autoridades de Países Bajos. Según informa la agencia Reuters, el ministro de Inmigración holandés, Klaas Dijkhoff, ha revelado una lista de 30 supuestos criminales de guerra detectados entre los demandantes de asilo, entre los que figuran personas de Siria, Eritrea, Sudán, Nigeria y Georgia.