Cumbre G7
El G-7, una cumbre para que brille el anfitrión
Protagonismo de la diplomacia francesa en Biarritz. El Elíseo confía en que los éxitos internacionales de Macron contribuyan a aumentar su menguante popularidad interna
Protagonismo de la diplomacia francesa en Biarritz. El Elíseo confía en que los éxitos internacionales de Macron contribuyan a aumentar su menguante popularidad interna.
Líder, anfitrión y mediador Emmanuel Macron se juega su liderazgo internacional en una cita del G-7 marcada por las diferencias. Nunca hubo tantas diferencias, tampoco tantos electrones libres en el selecto círculo de los líderes de las siete potencias más industrializadas del mundo. Ni siquiera con la crisis ucraniana en la reunión de 2014, los problemas parecían tan irremontables como lo son ahora.
La crisis migratoria, la emergencia climática, el Brexit y la guerra comercial entre Washington y Pekín. Todo suma para que el desafío sea inmenso, sobre todo para un mandatario como Macron, anfitrión en Biarritz, pero con un delicado escenario interno tras meses de movilizaciones de los «chalecos amarillos».
«Hay que reencontrar la savia del G-7, ésa de los intercambios y el diálogo», decía el miércoles el presidente francés en la cita con los miembros de la Asociación de Periodistas Presidenciales. Macron buscaba excusar la falta de comunicado final que tendrá la cita, un buen indicio de que la elegancia de la costa atlántica francesa no calmará las aguas al interior de las principales potencias económicas.
Como para preparar el terreno, Macron orquestó a principios de semana un encuentro con el presidente ruso, Vladimir Putin. Una reunión que sirvió de primer acercamiento, pero que terminó sin reales resultados.
La idea era estudiar un posible regreso de Moscú y volver así a ser un G-8. Macron logró arrancarle a Putin un posible compromiso sobre Ucrania –crisis que empujó su salida–, pero la distancia fue evidente en otros temas, como el conflicto sirio o el respeto a los derechos humanos.
Otro de los desafíos de Macron será mantener a raya a Donald Trump, con quien las diferencias son claras. La más antigua y evidente es la negativa de éste de ratificar el Acuerdo Climático de París. El presidente francés espera el compromiso del G-7 para implementar y acelerar el mencionado acuerdo de cara a la Cumbre del Clima de septiembre próximo en Nueva York. Trump no estará en este grupo.
El mandatario galo quiere agilizar la toma de decisiones en este grupo. Por eso ante la prensa presidencial insistía en la poca utilidad de un comunicado final para la cumbre del G-7 de Biarritz. «Esos comunicados que nadie lee son el resultado de interminables pequeñas disputas burocráticas entre grupos secretos de poder de los países miembros», sentenció el mandatario. La foto de familia, ésa es otra historia.
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