Política

Brexit

El Gobierno «tory» prevé votar un nuevo pacto el martes

Confía en que sus diputados rebeldes apoyen el texto ante el temor a un desplome del país.

El Gobierno «tory» prevé votar un nuevo pacto el martes
El Gobierno «tory» prevé votar un nuevo pacto el marteslarazon

Confía en que sus diputados rebeldes apoyen el texto ante el temor a un desplome del país.

Durante más de dos años, la premier Theresa May había recalcado, por activa y pasiva, que cumpliría con el deseo expresado por el pueblo para sacar al Reino Unido de la UE el 29 de marzo. Incluso en los momentos en los que su liderazgo se ha visto más comprometido, ha repetido el mensaje. Sin embargo ayer, justo cuando se cumplían 1.000 días del histórico referéndum, rompía su promesa al solicitar de manera oficial a Bruselas una prórroga.

La premier llegó a barajar una extensión larga de nueve meses, con la posibilidad de reducirla si Westminster ratificaba antes el Acuerdo de Retirada. Pero ante la división de su Gabinete y las amenazas de dimisión de varios pesos pesados del bando euroescéptico, finalmente ayer optó por una ampliación corta de sólo hasta el 30 de junio, con el objetivo principal de evitar que el Reino Unido tenga que participar en los comicios europeos de mayo. El nuevo Parlamento europeo tomará asiento el 2 de julio.

En la carta de folio y medio remitida al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la líder tory explicaba los intentos que había llevado a cabo para intentar ratificar el pacto. Aseguraba sentirse “confiada” en que próximamente lo podría sacar adelante. Pero está no fue la justificación detallada que esperaba la UE, donde los Veintisiete tienen que aprobar ahora por unanimidad cualquier cambio en el calendario. Por lo tanto, aunque la esperada cumbre europea empieza este jueves, Tusk ya adelantó ayer un mensaje contundente: la prórroga está condicionada a que Westminster apruebe primero el convenio.

Esto plantea una situación difícil para May. Entre otras cosas, porque esta semana, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, ateniéndose a una norma de 1604, advirtió que, sin cambios sustanciales, el texto no puede ser sometido a nueva votación. En documento ha sido rechazado ya en dos ocasiones por sus señorías.

Pero la premier podría plantear que existe un “cambio de circunstancias”, ya que, si hubiera una nueva negativa, esta vez sí, la alternativa sería un divorcio caótico. En realidad, Downing Street podría revocar también de manera unilateral el artículo 50, pero May ya ha recalcado que es una opción que no contempla.

Si el pacto fuera ratificado in extremis la próxima semana, habría una prórroga corta, más técnica que política, para que Westminster aprobara la legislación pertinente que se necesita para legitimar la salida y transformar en británica, el actual marco normativo comunitario. Pero si no hubiera convenio, todo apunta a que el país abandonaría el bloque con una ruptura abrupta y sin periodo de transición. En la Cámara de los Comunes nunca ha habido mayoría para un divorcio caótico, pero ante el caos que reina ahora en el Parlamento, nadie se atreve ya a descartar ningún escenario.

En definitiva, los diputados tienen más presión que nunca. Las tensiones se dejaron notar ayer durante la sesión semanal de preguntas a la primera ministra. El ambiente fue mucho más acalorado de lo habitual y la líder tory tuvo incluso que escuchar gritos de “dimisión” mientras el líder laborista, Jeremy Corbyn, la acusaba de haber dejado “correr el reloj”.

Durante su intervención, la premier dejó claro que no es de interés de “nadie” postergar mucho más el Brexit. En ese sentido, reflejó el hartazgo del británico de a pie con la clase dirigente, al afirmar que el pueblo del Reino Unido “se merece más de lo que esta cámara le ha dado hasta ahora”.

El líder de la oposición laborista acusó al Ejecutivo de haber sumido al país en “una crisis, en el caos y la división”. “Aún estamos legalmente obligados a marcharnos de la UE en nueve días (por ayer)”, dijo Corbyn, para quien estos meses solo han servido para promover una campaña concertada de “chantaje, acoso y soborno”. “Ha fracasado en convencer a la cámara o a este país: su acuerdo no es otra cosa que un fracaso nacional dañino y debería ser rechazado”, aseveró el laborista, que este jueves se entrevistará en Bruselas con el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, y con diversos representantes de los Veintisiete.

Ante la excepcionalidad de las circunstancias, May se reunió ayer con todas las formaciones de la oposición. Asimismo, también recibió a una representación del núcleo duro euroescéptico de sus filas. Anoche, en un discurso a la nación, May volvió a descartar otro referéndum. «No creo que es lo que quieran [los ciudadanos] y no es lo que yo quiero. Ya les hicimos la pregunta y ustedes respondieron. Ahora quieren que sigamos adelante, y es lo que estoy decidida a hacer», zanjó.

La próxima semana será crucial. Está previsto que el lunes, tras la cumbre europea, la líder tory comparezca en los Comunes para explicar la hoja de ruta. Es muy posible que ese mismo día, el Gobierno lleve a cabo la llamada “Operación Yellowhammer”, el plan de contingencia ante el peor escenario posible, donde se contempla una escasez de alimentos, gasolina e incluso dinero en los cajeros automáticos.

Aunque sin confirmación oficial, el Ejecutivo podría convocar la tercera votación del Acuerdo de Retirada para el martes 26 a fin de evitar in extremis una salida abrupta. Para la ratificación del texto será determinante la postura de los norirlandeses del DUP -de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría-. En las dos votaciones previas, el DUP se pronunció en contra por sus reservas acerca de la salvaguarda irlandesa, pensada para evitar una frontera dura entre las dos Irlandas.