Atentados en Boston
El héroe latino que ayudó a los heridos
Carlos Arredondo, natural de Costa Rica y vecino de Boston, no paró de controlar hemorragias con su propia ropa ni de trasladar víctimas a las ambulancias
Del peor atentado en Estados Unidos desde el 11 de septiembre también se pueden sacar actos de solidaridad y de gran humanidad. Todos los presentes en el lugar de los hechos, en la meta de la 117ª maratón de Boston, agradecen que no cundiera el pánico y la labor, no sólo de los equipos médicos, sino también de esos «héroes anónimos». Como una de las corredoras de la maratón, ginecóloga de profesión, que se puso a ayudar a los heridos como pudo. O la decisión de Carlos Arredondo, natural de Costa Rica, que fue uno de los primeros en colaborar en las labores de rescate.
A Arredondo, de 52 años y vecino de Boston, se le puede ver en numerosas imágenes difundidas por las principales agencias internacionales ayudando sin descanso. Se le reconoce muy bien porque lleva un gorro de cowboy y tiene el pelo largo. Según los testigos, el costarricense usó su propia ropa y toallas para frenar las hemorragias de los heridos por las dos bombas. Pero también se le ve corriendo llevando a los lesionados a las ambulancias y trasladando a otras víctimas. Quizá, la imagen más importante de la que Arredondo es protagonista es aquella en la que acompaña a un joven en silla de ruedas. Se le ve presionando una de las graves heridas de la pierna del herido, que prácticamente había perdido las dos piernas de rodilla para abajo. «No paraba de hablar con él. No paraba de decirle: «Quédate conmigo, quédate conmigo», indicó el propio Arredondo al diario «Maine Today». Pero la gesta del costarricense no sólo se recogió en los medios estadounidenses, también en el británico «The Independent» le definieron como «un héroe que ofrece esperanza a América».
No es la primera vez que Arredondo, un «manitas a tiempo completo», sale en la Prensa. En el año 2004 fue entrevistado porque su hijo, destinado en Irak, había fallecido. Tras saber la fatídica noticia, Arredondo se intentó suicidar. Se metió en su camioneta y le prendió fuego; sufrió graves heridas. «El inmigrante costarricense no sólo sobrevivió, sino que también se convirtió en un activista por la paz», señalan en «The Independent».
De hecho, Arredondo se encontraba en la maratón, competición en la que es muy normal dedicar el esfuerzo a alguna causa benéfica u ONG, porque estaba apoyando a un grupo de corredores que corrían la maratón en honor a «los soldados caídos». Pese a su gran hazaña en la tragedia de Boston, Arredondo es humilde y reconoce que simplemente tuvo «el instinto de correr y empezar a recoger a los heridos y llevarlos a la sala de emergencia».
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