París

El misterio de la víctima 130

La Policía investiga si Stéphane Hache,de 52 años, murió a causa de una bala perdida durante la masacre de Bataclán. Vivía enfrente de la sala de conciertos y apareció en su apartamento con una bala en la espalda y las ventanas abiertas

El misterio de la víctima 130
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La ventana de su estudio daba a la puerta trasera de la sala de conciertos Bataclan, donde el 13-N fueron asesinadas 89 personas. Stéphane Hache, de 52 años, abrió las ventanas de su casa del passage Saint-Pierre Amelot para ver lo que estaba ocurriendo cuando una bala perdida de las que los terroristas estaban disparando en el interior de la sala salió por una de las ventanas e impactó en la espalda de este hombre francés.

Así lo ha desvelado el periódico galo «Ouest-France», quien además informó de que su muerte no fue constatada hasta al menos un día después (el sábado), cuando los familiares de Stéphane se pusieron en contacto con la Policía para informar de que éste no respondía a sus llamadas. Cuando los agentes entraron en el estudio se encontraron el cuerpo de Hache en el suelo, cerca de la ventana, que se seguía abierta. Se trataría entonces de la víctima 130 que falleció a causa de la serie de atentados que sufrió París.

Stéphane trabajaba como botones en diferentes hoteles de París y este verano había realizado algunas horas extras en el Hotel Mercure Côite-Ouest de Sables D’Olonne, el pueblo en el que residen sus padres al oeste de Francia, cerca de Nantes. «Era un hombre encantador, con mucho estilo, una gran persona; nos ha dejado un gran vacío», explicó un amigo del fallecido a «L’Express» bajo condición de anonimato. «Le apreciaba mucho, era un gran compañero de trabajo, fue un honor poder trabajar a su lado», aseguró otro ex compañero de oficio. A pesar de la información divulgada por «Ouest-France», las autoridades francesas todavía no han incluido su nombre entre los fallecidos en los múltiples ataques del 13-N y siguen asegurando que hasta el momento son 129. Según «Le journal du dimanche», Stéphane Hache vivía en el mismo edificio que el periodista de «Le Monde» Daniel Psenny, que pudo grabar en tiempo real el ataque. Dicho vídeo dio la vuelta al mundo al trasmitir el horror que se vivió durante horas en el interior de Bataclan. En las mencionadas imágenes se apreciaban varios cuerpos sin vida tendidos en la puerta trasera de la sala de conciertos, al tiempo que numerosas personas salían corriendo mientras sonaban sin cesar los Kalashnikov de los yihadistas. Incluso, varias personas ante la desesperación decidieron salir por las ventanas del edificio. Una mujer embarazada pedía ayuda desde una de ellas. Psenny bajó en cuanto pudo a ayudar a los heridos. La mala suerte impidió que Stéphane hiciera lo propio. Él se había convertido en la víctima número 130 de los atentados del 13-N.