Roma
El populismo italiano se estrella en Roma
Reportaje / Caos en la alcaldía. Virginia Raggi, candidata del Movimiento 5 Estrellas, arrasó en las elecciones municipales de la capital. Ocho meses después, es acusada de corrupción y criticada por su pésima gestión
Virginia Raggi, candidata del Movimiento 5 Estrellas, arrasó en las elecciones municipales de la capital. Ocho meses después, es acusada de corrupción y criticada por su pésima gestión
Llevemos la capital a Turín!», pronunció con ironía el pasado martes Maurizio Crozza, uno de los cómicos más mordaces de Italia. Lanzó sus palabras en el Festival de Sanremo mencionando con burla, ante once millones de espectadores, la absurda posibilidad de que los transalpinos tuvieran la misma capital que en 1861 tras la unificación del país: «No supondría ningún problema ni siquiera para Beppe Grillo, ¡porque su alcaldesa ya es del Movimiento 5 Estrellas!», dijo refiriéndose a la piamontesa Chiara Appendino. La broma de Crozza en «prime time» se enmarca en el contexto de desesperación política que se vive en Roma, día tras día, en tiempos donde la regidora, Virginia Raggi, es acusada de corrupción.
La desolación de los romanos es total: «A mí lo único que me interesa es trabajar, como todo el mundo, y que todo vaya lo mejor posible en esta ciudad», explica Riccardo, conductor de autobuses, frente a la estación de Termini. Rodeado de algunos compañeros, explica: «Al final, las malas gestiones las pagamos las personas normales. En mi caso, es una ‘‘víctima’’ quien espera 30 minutos un autobús, como el profesional que tiene que aguantar la crispación de los viajeros por los retrasos». Y concluye: «Pero en las altas esferas se mueven otras cosas, un mundo que poco tiene que ver con la calle». «Nosotros seguimos adelante con nuestro trabajo, la vida sigue y “ellos” [los políticos] son todos iguales», comenta otro romano. La compañía para la que trabaja Riccardo, ATAC, es la empresa municipal que gestiona los transportes de la ciudad. Es habitual oír cómo sus habitantes se ríen –y se indignan a la vez– de cómo empresas como ésta tienen un número tan desproporcionado de dirigentes respecto al de empleados. El motivo es que muchos puestos directivos son fruto del intercambio de favores.
Los casos de corrupción de Virginia Raggi que están desquiciando al Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo están repartidos en dos investigaciones. Por un lado, y a dos meses de la detención por corrupción de su jefe de personal, Raffaele Marra, la alcaldesa está siendo investigada por abusar de su autoridad pública a favor del hermano de Raffaele, Renato Marra, a quien promocionó de subdirector de la Policía local a jefe del departamento de Turismo de la ciudad. Por otro lado, Raggi es acusada de abuso de poder también en relación a Salvatore Romeo, ex jefe de su secretaría y, según algunos medios, presunto amante, quien dimitió al día siguiente de la detención de Raffaele Marra –Grillo avisó a la romana una y otra vez de que no le parecía trigo limpio–. Esta semana Raggi y Romeo han sido interrogados por la Justicia para que explicaran cómo este último, con un sueldo de 39.000 euros anuales, pudo pedir una excedencia para luego ser contratado nuevamente por el Consistorio romano por 110.000. Además, Virginia Raggi, sin el más mínimo consenso en el seno de su junta, asignó en agosto a Salvatore Romeo competencias vinculadas a las empresas municipales, el sector más afectado por la corrupción y el origen de todas las carencias estructurales de la capital italiana. Sería una especie de «agradecimiento» hacia Romeo después de que éste destinase seis meses antes 130.000 euros del presupuesto a financiar seguros de vida a amigos y conocidos. De esa cantidad, 33.000 euros los dedicó concretamente a Virginia Raggi: «Nunca supe nada», se defiende ella. Por si no fuera suficiente, el pasado miércoles presentó su dimisióm su asesor de Urbanismo, Paolo Berdini. Raggi, por el momento la ha rechazado con reservas mientras busca un sustituto.
¿Por qué nadie confía ya en la Alcaldía de Roma? El transporte público, las basuras y el asfaltado de las calles: son los tres asuntos urgentes que ningún alcalde de la Ciudad Eterna ha conseguido solventar debido a la altísima corrupción municipal. Tras los gobiernos de Gianni Alemanno (centroderecha, 2008-2013), de Ignazio Marino (centroizquierda, 2013-2015) y de Francesco Paolo Tronca (interventor, 2015-2016), hace un año todo seguía prácticamente igual. Es más, la imagen de Roma empeoraba día tras día tras conocerse la existencia de «Mafia Capital», la trama dirigida por el ex terrorista Massimo Carminati cuyos delitos se vinculan con la extorsión, la asociación mafiosa, la corrupción y el blanqueo de capitales.
Su objetivo era obtener, de forma directa o indirecta, la gestión y el control de las actividades económicas, de los concursos y los servicios públicos del ayuntamiento. Era de esperar, por lo tanto, que tras una serie de alcaldes impotentes, los romanos apostaran por una joven promesa «grillina», Virginia Raggi, de 38 años, quien terminaría arrasando en las elecciones municipales del pasado junio para convertirse en la primera regidora de Roma. Pero ocho meses después, Raggi –en proceso de separación desde antes de llegar a la alcaldía– se muestra incapaz de domar una ciudad ingobernable y su impotencia se traslada a la imagen del Movimiento 5 Estrellas (M5E).
Los de Grillo exigen a la política italiana, a día de hoy, unas elecciones anticipadas para demostrar que pueden conquistar «el 40% del electorado». Para muchos analistas políticos italianos, sin embargo, no es más que una suerte de farol, destinado a demostrar que la turbia situación de la Alcaldía de Roma no les afecta en absoluto a escala nacional. Massimo Franco, respetado periodista del «Corriere della Sera», considera que si las elecciones generales no tuvieran lugar enseguida y sí en 2018, «el desgaste de Raggi» en la que él denomina como una «alcaldía-escaparate» podría ser tan grande que podría dificultar seriamente el acceso de los «grillinos» a la jefatura del Gobierno italiano. Para la formación política de Grillo, Roma tenía que ser la corona del M5E y la demostración visible de la receta anticorrupción al margen de los partidos tradicionales. Ocho meses después, sin embargo, la Ciudad Eterna sigue siendo sinónimo de corrupción. Pero esta vez, con el Movimiento 5 Estrellas en el ojo del huracán.
Andrea Severini
El marido. Tramitan su divorcio desde antes de que Raggi ganase las elecciones
Salvatore Romeo
El presunto amante. La alcaldesa le subió el sueldo y le dio nuevos cargos
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