Política

Guerra en Ucrania

El revés de Kiev en el este

Tropas ucranianas se retiran del aeropuerto de Lugansk tras el asedio de tanques rusos. Los separatistas ganan terreno en Donbass y elevan sus demandas políticas en Minsk

Un miliciano prorruso se prepara para atacar las posiciones del Ejército ucranio en las cercanías del aeropuerto de Donetsk
Un miliciano prorruso se prepara para atacar las posiciones del Ejército ucranio en las cercanías del aeropuerto de Donetsklarazon

Varios militares ucranianos abren los compartimentos del vagón de tren y empiezan a sacar armas. Detrás, una batería de misiles espera para ponerse en marcha. A tan sólo 100 kilómetros de Mariupol, las tropas de Kiev avanzan lentamente. En la ciudad, voluntarios con excavadoras cavan trincheras, todo esfuerzo es poco. Aunque el nuevo frente prorruso sigue sin consolidarse, los controles ucranianos en las calles son continuos, pasaporte, nombre y acreditación. El SBU, servicio secreto ucraniano, no quiere dejar pasar ningún tipo de información que le pueda ayudar a saber dónde golpeará esta vez la contraofensiva rebelde.

Nadie sabe cuáles serán los siguientes pasos de los rebeldes separatistas, pero si algo es seguro es que Mariupol está en la lista de futuras conquistas, un punto estratégico en el mar de Azov, su puerto está en el punto de mira y siguen desaparecidos dos de los marineros víctimas del hundimiento de un barco guardacostas por fuego de artillería. Otros ocho tripulantes están ingresados por quemaduras en el hospital de la ciudad. Las autoridades ucranianas aseguran que el misil que derribó la embarcación que patrullaba en el mar fue lanzado desde Bezimenne, territorio prorruso. Ucrania ve cómo en las últimas semanas su Ejército se debilita y crece el número de bajas entre sus filas. Una condición que podría utilizar el bando prorruso para negociar a su favor. Las próximas consultas se centrarán en el canje de prisioneros y el alto el fuego, y se celebrarán el viernes en la misma ciudad del grupo de contacto para Ucrania.

En la capital de Bielorrusia, Minsk, el sonido de la guerra sigue sin poner de acuerdo a las partes. En la cumbre que reunió a representantes de Rusia, Ucrania, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y una delegación de la autoproclamada República de Donetsk y Lugansk, nadie se pone de acuerdo en el precio que están dispuestos a pagar para poner fin a la guerra. Los separatistas, que hace una semana únicamente daban por buena la secesión, pusieron sobre la mesa «unas ocho o nueve propuestas» y no descartaron dar por buena la opción de seguir formando parte de Ucrania, pero siempre que se ponga fin a la ofensiva militar de Kiev.

Además, las repúblicas populares del este ucraniano piden un estatus especial para los territorios controlados por las milicias y garantizar el uso oficial del ruso, así como una amnistía para los presos políticos, miembros de las milicias, diputados, activistas y miembros de los autoproclamados gobiernos. A cambio, se comprometen a conservar la unidad económica, cultural y política de Ucrania mediante la aprobación de correspondientes leyes. Su posición va en la línea apuntada por Moscú. El domingo, el presidente ruso, Vladimir Putin, exhortó a entablar negociaciones inclusivas en Ucrania, determinar las relaciones de Kiev con las regiones del este y el estatus político de las mismas.

Con Kiev perdiendo posiciones y acumulando bajas en sus filas, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, aseguró que Rusia no intervendría militarmente en Ucrania. El Kremlin sigue defendiendo que las violaciones en la frontera fueron accidentales, a pesar de los informes de la OTAN que aseguran que más de mil soldados rusos están en territorio ucraniano. A las denuncias de Kiev y la Alianza Atlántica se suma también la Asociación de Madres de Soldados, que asegura que 15.000 rusos han ido a luchar a Ucrania. Estos cálculos se basan en los testimonios proporcionados por las familias cuyos allegados fueron enviados a realizar maniobras y luego dejaron de contactar con sus familias y amigos. Valentina Melnikova, presidenta del Comité de Madres de Soldados, la principal organización que representa a las familias de los militares, cree que actualmente hay entre 7.000 y 8.000 soldados rusos en el país vecino. El dato supera las estimaciones occidentales: la OTAN dijo la semana pasada que «más de mil soldados rusos» están en Ucrania luchando. La cifra total es difícil de calcular. Las ONG dicen que las autoridades de Moscú han impuesto un apagón virtual sobre cualquier información relativa al despliegue de soldados, mientras niega haber desplegado tropas en Ucrania para ayudar a los separatistas en los combates contra las fuerzas ucranianas. «Los comandantes militares están dirigiendo una operación especial secreta», aseguró Melnikova, miembro del consejo público del Ministerio de Defensa.

El último revés del Ejercito ucraniano se ha llevado por delante el aeropuerto de Lugansk. Los militares ucranianos retrocedieron posiciones ante la amenaza de tanques rusos que rodeaban el aeródromo, según el portavoz ucraniano, Andriy Lysenko. Kiev aseguró haber destruido siete tanques rusos. Y no sólo eso, Lysenko denunció la acumulación de fuerzas rusas en el norte y en el sur. «De acuerdo con nuestros datos actuales, hay por lo menos cuatro grupos tácticos de batallón [ruso] en Ucrania», aseguró.

Mientras, la OTAN está dispuesta a discutir las perspectivas de acercamiento con Ucrania si el país revisa su estatus de no alineado. Una idea que irrita a Moscú y Kiev lo sabe. A día de hoy, la Constitución de Ucrania prohíbe a Kiev unirse a cualquier alianza de defensa, pero el primer ministro, Arseni Yatseniuk, ya dijo que le pedirá al Parlamento tramitar el ingreso en la Alianza Atlántica.

Putin exige a Kiev que se abra al diálogo

El presidente Putin acusó al Gobierno de Petro Poroshenko de no querer entablar un diálogo político con el este de Ucrania. «Considero que la causa principal radica en que las actuales autoridades de Kiev no quieren establecer un diálogo político real con el este de su país», dijo el jefe del Kremlin. Sobre la actual situación, Putin indicó que el objetivo de los milicianos es «que las tropas ucranianas retrocedan de las urbes».