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El sector duro de Irán evidencia su inmovilismo frente al acuerdo
Los gritos contra EE UU dominan en el «Día de Jerusalén» pese al diálogo
Bajo el sol inclemente que arreciaba ayer sobre Teherán, centenares de miles de personas desfilaron por las calles de la capital iraní para expresar su apoyo a la independencia de Palestina. El Día de Jerusalén o día de Al-Quds fue conmemorado con marchas también en otras ciudades del país, donde los manifestantes quemaron banderas de Israel, Estados Unidos y Reino Unido, a quienes culpabilizan de todos los males sufridos por los palestinos en las últimas décadas. Azuzadas por las consignas contra quienes son considerados enemigos de Irán, las llamas devoraron carteles con los rostros del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y de su homólogo estadounidense, Barak Obama.
El presidente persa, Hassan Rohaní, estuvo presente en el acto principal, donde los asistentes arremetieron no sólo contra las potencias occidentales sino también contra Arabia Saudí. El reino suní al que Irán disputa la hegemonía regional fue criticado en multitudinarias concentraciones donde se condenó la operación militar encabezada por los saudíes en Yemen en oposición a los hutíes, la milicia que orquestó una rebelión contra el Gobierno de Mansur Hadi en 2014 y que cuenta supuestamente con el apoyo de la República islámica.
Secundado por Irak y Líbano entre otros, el día de Al-Quds se celebra el último viernes de Ramadán desde que en 1979 el Ayatolá Ruhollah Jomeini proclamara como un deber religioso de todos los musulmanes el marchar por la «liberación de Jerusalén». El patrocinio de la causa palestina centralizó, como es tradición, las congregaciones de ayer, aunque junto a las mencionadas consignas políticas de diversa índole abundaron también las referencias a los terroristas del Estado Islámico (EI). Yahia Rahim Safavi, general de las Fuerzas Armadas y consejero del actual líder supremo, Alí Jamenei, declaró que «grupos terroristas como Daesh (acrónimo en árabe del EI) y Al Nusra, con el apoyo de la guerra cruel de los sionistas y de los saudíes contra el oprimido pueblo de Yemen, han generado un nuevo problema en la región y en el mundo entero».
Los encendidos discursos contra el mayor país del golfo pérsico e indiscutible aliado de Estados Unidos en la región se sucedieron en un contexto que, como recordaba el propio Safavi, Oriente Medio está cambiando vertiginosamente. Los recientes acontecimientos auguran una posible modificación de fuerzas en la región, en detrimento de Arabia Saudí y a favor de Irán. Considerada por Washington como parte esencial del llamado «eje del mal», la República Islámica comparte ahora bando con los americanos en la lucha contra el EI en Irak y Siria y se encuentra negociando en Viena con el G5+1, el grupo constituido por Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido y Alemania, un ambicionado acuerdo completo sobre su programa nuclear. Las desavenencias sobre las inspecciones a enclaves militares y el levantamiento del embargo de armas están dificultando el pacto.
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