Okupación
Elon Musk también tuvo okupas: cómo ha recuperado el hombre más rico del mundo una famosa mansión de Los Ángeles
La famosa casa de Willy Wonka cierra un círculo y vuelve a ser propiedad de Elon Musk
La casa que una vez fue el refugio del legendario actor Gene Wilder, quien dio vida al personaje de Willy Wonka en el filme original de 1971, ha completado un viaje de regreso a las manos de Elon Musk en una historia que entrelaza la nostalgia de Hollywood con las frías realidades de las finanzas. En este proceso, el magnate tecnológico ha recuperado la icónica propiedad de Bel-Air tras un giro inesperado en el destino de su último ocupante.
La okupación de la vivienda no comenzó como una simple venta, sino como un pacto de caballeros en 2020, cuando Elon Musk, quien era entonces dueño de la propiedad, la vendió al sobrino del actor quien fuera el director Jordan Walker-Pearlman, a través de un préstamo de 6,7 millones de dólares con una única condición: preservar el alma de la casa, lugar en el que Walker-Pearlman había crecido y donde el espíritu de su tío y su esposa, Gilda Radner, aún parecían habitar.
El giro inesperado: de firmar hipoteca a ser considerado un intruso en el que sería su hogar
Al principio, el sobrino cumplió restaurando la propiedad con inmenso cuidado, de manera que honraba su legado. Sin embargo, el guión de la vida real dio un giro dramático e inesperado debido a que, en 2023, las huelgas de guionistas y actores que paralizaban Hollywood en ese momento también golpearon las finanzas del director, haciendo insostenibles los pagos del préstamo lo que dio lugar a lo que Walker-Pearlman describió como un proceso de ejecución hipotecaria "ordenado y convivial", un desenlace agridulce para un sueño familiar.
De esta manera, la conversión de Jordan Walker-Pearlman de heredero a okupa no fue en realidad un acto de okupación premeditado, sino la consecuencia de una crisis financiera que truncó su adquisición de la vivienda, puesto que en el momento en que se produjo el impago y se activó el proceso de ejecución hipotecaria, la titularidad de la propiedad revirtió legalmente a su acreedor, Elon Musk. Por esto, en el momento en que el director permaneció en la vivienda tras el inicio del proceso hipotecario, su estatus de okupante se afianzó.
Así, en enero del 2025, la propiedad que Wilder compró por apenas 300.000 dólares en 1976, tras el éxito de El jovencito Frankenstein, y que Musk adquirió en 2013 por 6,7 millones, regresó a su cartera por 7,5 millones. Ahora, la casa que incluso sirvió como plató para la película autobiográfica de Walker-Pearlman, The Requiem Boogie, se convierte de nuevo en un activo del hombre detrás de Tesla y SpaceX.