Pekín
En el corazón de Occupy Centralen Pekín
LA RAZÓN conversa con los jóvenes que desde junio retan a pie de calle a las autoridades de Pekín en favor de más democracia y explican cómo es su día a día viviendo en la calle.
LA RAZÓN conversa con los jóvenes que desde junio retan a pie de calle a las autoridades de Pekín en favor de más democracia y explican cómo es su día a día viviendo en la calle: se turnan para dormir, se alimentan de las donaciones de los traseúntes y hasta han construido una biblioteca Por Ángel Nieto y Taylin Aroche
Joshua Wong / Líder de las protestas / 17 años
David contra Goliat
A pesar de su corta edad ha sabido levantar a toda una región en contra del todopoderoso Partido Comunista de China. Sobre él circulan inmumerables rumores, incluso que mantiene conexiones secretas con Estados Unidos. Pero lo que sí es cierto es que ha sido el responsable de poner en apuros a Pekín. Sus discursos se han convertido en dogma de fe de los miles de hongkoneses que llevan semanas acampados en el centro de Hong Kong. En 2012 ya consiguió que el Gobierno local diera marcha atrás a un programa educativo que consideraba aberrante y ahora su lucha es en pro de un sistema más democrático en la ex colonia británica. «Tienen que vivir cada batalla como si fuera la última, sólo así tendrán la determinación necesaria para pelear», suele argumentar el joven al que desde Pekín tachan de «bufón» y «extremista». Durante tres días fue detenido por la Policía y ahora continúa su lucha a pie de calle y micrófono en mano. «El pueblo no debe temer a su Gobierno», insiste. A golpe de casi un tuit por hora ha conseguido llegar a los jóvenes que siempre han mantenido distancia con la política y que ahora protagonizan la revolución.
Sin Wai Tse / 17 años
«Pekín ha infiltrado a violentos para reventar la protesta»
«En Occupy Central estamos bien organizados. Hay quienes llevan viviendo en la calle desde que comenzaron las protestas. Otros van a sus trabajos y después vienen aquí a pasar la noche. La clave es no dejar este espacio vacío en ningún momento. La gran mayoría de los que nos manifestamos no superamos los 35 años. Los jóvenes estamos cansados de nuestros políticos. Para nosotros es muy difícil comprar un piso por muy pequeño que sea. Es algo inalcanzable. Incluso, nos resulta prohibitivo casarnos o pensar en tener hijos, no podemos permitírnoslo. Somos estudiantes, sin ningún tipo de arma, así que creo que las cargas policiales no son necesarias; utilizar aerosoles de pimienta o el gas lacrimógeno tampoco lo son. Además, pienso que Pekín está infiltrando a gente violenta para que nuestra protesta pacífica derive en enfrentamientos. Nosotros sólo queremos más democracia, manifestarnos pacíficamente y que nuestra voz sea escuchada».
SOLOAN TANG / 34 años
«Nos rociaron con gas. Nos afectó a la vista y a la respiración»
«Hemos soportado altas temperaturas, lluvia y muchas horas sin dormir porque los agentes de la Policía siempre están ahí, acechando, y no podemos acostarnos, ya que aprovecharían para asaltar el campamento... Sin embargo, lo que podría parecer una experiencia dura se ha convertido en algo excepcional y ha demostrado el lado más solidario de los hongkoneses. Nos han traído bebida, comida, mantas... y así, nuestra lucha ha cobrado especial sentido. Por primera vez, he sentido formar parte de algo importante. Aún así, todavía recuerdo el día que los agentes nos gasearon. Yo no estaba en primera línea, pero fui testigo de cómo rociaban a mis compañeros con gas. Aunque no me impactó de pleno, sí me afectó a los ojos. No dejaban de llorarme y no paraba de toser. Nuestra protesta es pacífica, aunque sí hay gente que intenta alterar la calma, pero pueden dar por seguro que nosotros nunca responderemos con violencia a su violencia».
PAMELA TESUI / 28 años
«No cambiaremos a China, pero tampoco seremos sumisos»
«Siempre se ha tenido la impresión, incluso nosotros mismos, de que los hongkoneses somos ciudadanos apolíticos, apáticos y sumisos. Sin embargo, estos días se ha podido comprobar que somos gente con valor, determinación y con fuertes cualidades civiles. Es un movimiento del pueblo unido. Todo el mundo participa de manera voluntaria y asume funciones y responsabilidades de forma espontánea. Nos ayudamos, tenemos paciencia y nos escuchamos con calma. Sinceramente, nadie sabe cómo terminará este movimiento, aunque, siendo realista, tiendo a pensar que el Gobierno de China no va a cambiar su mentalidad. Hay mucha gente que podrá criticarnos y pensar que nuestra lucha es demasiado ingenua, pero yo estoy impresionada con la fuerza con que hemos salido los hongkonses a la calle y el amor que hemos demostrado a nuestra ciudad».
Joe Chan / 30 años
«Dejamos un legado para las próximas generaciones»
«Quiero una democracia real, algo que nos fue prometido por el Gobierno central de China. Pero las autoridades de Pekín son demasiado poderosas y nosotros, sólo una pequeña ciudad dentro de un inmenso país. Nuestro movimiento está alimentando a una nueva sociedad civil que dejará un legado interesante en las próximas generaciones. Es increíble ver cómo las principales carreteras del distrito central de negocios se han convertido no sólo en un espacio político, sino también en un espacio de encuentro cultural e intercambio de ideas. No queremos presentarnos como destructores de la ciudad, por eso cuidamos y limpiamos la calle. Somos gente disciplinada. En Occupy Central también se ha montado una pequeña biblioteca para los amantes de los libros. No sé si este tipo de movimientos son muy frecuentes en España, pero para mí supone una auténtica utopía hecha realidad. Éste es, sin duda, el momento más importante en la historia de Hong Kong y ahora sí me siento orgulloso de ser hongkonés».
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