Represión en Venezuela

En las redes de la Justicia chavista

López ha sufrido una caza de brujas que concluyó con un juicio sin garantías y una condena por provocar violentas manifestaciones en 2014. Los fiscales que instruyeron su caso huyeron del país y los testigos se esfumaron. La fiscal general, Luisa Ortega, otrora aliada de Maduro, ha sido clave en su salida de prisión.

Leopoldo López, en una de las pocas imágenes del opositor en la prisión de Ramo Verde
Leopoldo López, en una de las pocas imágenes del opositor en la prisión de Ramo Verdelarazon

El vía crucis de Leopoldo López está lleno de cicatrices. De esas que no se borran en el tiempo y forjan la leyenda. En febrero de 2014, López encabezó una marcha hacia el centro de Caracas que se saldó con la muerte de tres personas. Posteriormente, las protestas se extendieron a todo el país dejando 43 muertos. La Fiscalía solicitó la detención de López por considerarlo responsable por estos hechos, por lo que el opositor decidió entregarse tras encabezar un acto multitudinario. Además se le acuso de originar un incendio en el ministerio publico que encabeza la fiscal general Luisa Ortega Díaz, cuyo equipo está compuesto en la mayoría de mujeres.

Por aquel entonces la fiscal todavía seguía los mandatos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y fiel a los rumores que apuntaban hacia Leopoldo, como autor del incendio, decidió emprender «una caza de brujas» que acabó con un juicio sin garantías. Testigos que luego se arrepintieron, fiscales que después huyeron a Miami. Y cámaras que no funcionaban. Finalmente, decidieron acotar las penas, se olvidaron del fuego, pero lo procesaron, bajo el cargo de terrorismo. López fue condenado a 13 años y nueve meses de prisión.

Hace unos meses Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, se presentó en el despacho de Ortega. La fiscal ya era otra, a sabiendas de que el rumbo que había tomado el presidente Maduro revolvería incluso, las entrañas del mismísimo Hugo Chávez. Le pidió clemencia, piedad. Ortega designó a uno de sus mejores fiscales para que abriera puertas. Le llamaban el intocable. Consiguió mejoras en el régimen de visitas y el trato que recibía López. Tremenda ofensa despertó las iras del número dos del chavismo, Diosdado Cabello.

El «halcón chavista» teme a Leopoldo sobre todas las cosas. Sabe que es unos de los líderes más fuertes que tiene la oposición en dos frentes: la calle y las urnas. Por eso lo inhabilitó en 2008, acusándolo de desviar fondos de PDVSA para su partido. Pero no era suficiente, la lucha continuaba. El chavismo no puede silenciar la democracia pese a sus reiterados intentos.

Mientras batallaba contra esa inhabilitación, López creó su propio partido (Voluntad Popular, VP) para lanzar su candidatura presidencial en 2012 bajo el lema «La mejor Venezuela». No pudo hacerlo y se sumo a la causa de Henrique Capriles, apoyando su campaña. Y es que Leopoldo López representa lo que más odia el Imperio Rojo. Esa clase burguesa que durante tantos años dominó el país. Nacido en el seno de una familia pudiente en Caracas en 1971, López, que tiene 46 años, es un abogado y economista con estudios en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.

Está casado desde 2007 con Lilian Tintori, quien ha liderado una infatigable campaña para liberar a López. Ella también se ha convertido en uno de los rostros más conocidos de la oposición en Venezuela. La pareja tiene dos hijos: Leopoldo Santiago y Manuela. Tintori ha retransmitido con frecuencia la tortura psicológica a la que su esposo ha sido sometido en prisión y denunció en varias ocasiones la privación de su derecho a visitarle en la cárcel militar de Ramo Verde. Cuando la dejaban entrar, al igual que a Antonieta, la madre de Leopoldo, las humillaban, las ordenaban desnudarse, mostrando el grado de perversión del oficialismo. Tintori se ha involucrado en una campaña internacional en la que se ha reunido con varios líderes europeos e, incluso, ha visitado el Vaticano para recibir el apoyo del Papa Francisco. Una lucha que, sin duda, ha servido para que el mundo conociera quiénes son realmente los que ahora dirigen Venezuela, otrora un país rico y próspero, ahora sumido en un caos y una crisis total sin ningún tipo de garantías.

Mientras estaba encarcelado, encuestas como la de la firma Datanálisis indicaron que López tenía una aceptación que rondaba el 50 por ciento, en comparación con el 20 por ciento de Maduro. «Hay que tener en cuenta varias cosas. Por un lado López sigue preso, inhabilitado para poder presentarse a las elecciones al igual que Capriles. Es decir, el Gobierno muestra piedad pero al mismo tiempo ha descabezado a sus principales oponentes. Además, López no cuenta con las simpatías de muchos miembros de la oposición y de los propios estudiantes», afirma Roseuro González, politólogo de la Universidad Andrés Bello. Y sentencia: « Su liberación es una victoria pírrica, un dardo envenenado de un gobierno que utiliza a los presos como moneda de cambio y que no piensa dar marcha atrás en su proyecto para modificar la Constitución. Este gesto no significa que aflojen, simplemente es una estrategia de cara al asalto final y desgraciadamente, los presos se han convertido en fichas que el chavismo mueve a su antojo».