Turquía
Erdogan: «el sultán sordo» se enfrenta a la UE
Mantiene su pulso y admite estar abierto a «peticiones democráticas»
ESTAMBUL- Después de una semana de protestas y con miles de personas acampadas en el corazón de Estambul, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan se mostró más confiado y desafiante que nunca. Ayer, desde un lujoso hotel a poca distancia de la plaza Taksim, Erdogan rechazó las críticas europeas por la represión violenta y aseguró que Europa ha sido testigo de protestas similares y de actuaciones policiales igual de brutales, citando a Grecia, Francia y Reino Unido. El islamista aprovechó su intervención en una conferencia sobre las relaciones entre la UE y Turquía para defenderse a sí mismo, sus políticas y sus planes urbanísticos que fueron la gota que colmó el vaso de la paciencia de muchos ciudadanos que ven cómo el jefe del Ejecutivo se está convirtiendo en un gobernante despótico y arrogante. Erdogan reiteró que seguirá adelante con el proyecto que prevé la demolición del parque Gezi y la reconstrucción de unas barracas militares de estilo otomano. El primer ministro dijo que podría cambiar el centro comercial y optar por un ópera, que sería la primera en la historia de Turquía. Los aires de grandeza y las políticas de Erdogan hacen que muchos le comparen precisamente con un «emperador» otomano: un diario local titulaba ayer en su portada «el sultán sordo». Erdogan, que lleva en el poder desde 2002 y ha sido elegido democráticamente en tres ocasiones, dijo que no va a renunciar a un proyecto que la mayoría respaldó en las urnas. Aunque admitió estar ·abierto de corazón a cualquiera con peticiones democráticas» también insistió en que «si la mayoría de los ciudadanos de Estambul me votaron es porque aprobaban este y otros proyectos, anunciados antes de las elecciones», afirmó Erdogan, que sigue legitimándose en ese 50% que votó por él y desoye las demandas del resto. Esta actitud amenaza con prolongar y enquistar la crisis y, sobre todo, con polarizar a la sociedad entre seguidores y detractores sin que por el momento haya puntos comunes para el diálogo. La noche del jueves al viernes, Erdogan fue recibido, de regreso de su gira por el Magreb, por miles de fieles que quisieron mostrar que las calles no sólo son de los jóvenes liberales. Mientras, estos son cada vez más numerosos y se sienten victoriosos tras haber conseguido ocupar el parque durante una semana. Gezi es un festival de reivindicaciones y celebraciones. Ayer, la organización de la acampada se preparaba para acoger a más personas todavía de cara al fin de semana, tal y como explicaba a LA RAZÓN Emre Gurcanli, ingeniero civil experto en seguridad. Se espera que las manifestaciones sean masivas, y pondrán a prueba tanto al movimiento de protesta como al Gobierno.
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