Revueltas en Turquía
Erdogan estrena su sultanato con la enésima purga
El Gobierno turco arresta a miles de militares, policías y profesores la víspera de su toma de posesión.
El Gobierno turco arresta a miles de militares, policías y profesores la víspera de su toma de posesión.
Un día antes de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, tome posesión del poder absoluto, su Gobierno en funciones ordenó la detención de 18.000 funcionarios más que se suman a la lista de los cientos de miles de detenidos por su presunta colaboración con la organización clandestina de Fetula Gulen, tras la asonada militar de julio de 2016. Estas arrestos se llevaron a cabo mediante un decreto de ley, al amparo la legislación de emergencia vigente desde el fallido golpe de Estado y que deberá ser levantado hoy.
En la lista de detenidos, publicada ayer por el Boletín Oficial, figuran cerca de 9.000 policías, unos 6.000 militares, y también unos 1.000 empleados del Ministerio de Justicia, así como 650 profesores. Además, doce asociaciones, tres diarios y un canal de televisión han sido clausuradas también por el decreto, que incluye, por otro lado, la readmisión de 148 empleados públicos.
La medida afecta a más de 150.000 funcionarios de todos los sectores laborales que se pudren en las cárceles turcas o en sus casa, cesados de por vida, pues ninguno de los afectados volverá a poder conseguir un puesto de trabajo en la Administración pública y difícilmente en el sector privado, ya que su nombre está en la lista negra.
Nuevo sistema presidencialista
La última purga contra funcionarios públicos es la antesala a un nuevo mandato de Erdogan como jefe de Estado y de Gobierno, tras ganar las elecciones presidenciales del 24 de junio con el 54% de los votos convirtiéndose en el hombre más poderoso de Turquía desde que fue vencido el Imperio Otomano. No en vano, los detractores del presidente islamista le llaman sultán Erdogan. El nuevo sistema hiperpresidencialista se establece tras la reforma constitucional aprobada en 2017 mediante un referéndum. Con este cambio de sistema político, desaparece la figura de primer ministro y el presidente asume el Poder Ejecutivo y Legislativo, así como el control del Poder Judicial.
Con miras a sanar la economía, Erdogan ha prometido que sus prioridades serán las reformas en la economía para frenar la inflación y el amplio déficit por cuenta corriente del país. La lira turca se ha devaluado en lo que va de año alrededor de un 20%, lo que ha encarecido las importaciones y reducido la capacidad adquisitiva de los turcos.
Con este nuevo modelo presidencialista, Turquía se aleja de las democracias occidentales y del legado laico de Kamal Atatürk, fundador de la República en 1923 tras la caída del Imperio Otomano.
«El poder absoluto de Erdogan no sólo será malo para la cuestión de los kurdos, sino para todos los lados de la democracia y la libertad, ya que seguirá llevando a Turquía hacia atrás», denunció a LA RAZÓN el líder opositor encarcelado Selahattin Demirtas, del prokurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP).
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