Alemania
Adiós al canciller Helmut Schmidt
Gobernó Alemania entre 1974 y 1982 y fue clave en la recuperación del eje franco-germano
Alemania despidió ayer a uno de los grandes estadistas de su historia política. El socialdemócrata Helmut Schmidt, canciller del país entre 1974 y 1982, falleció ayer en su domicilio de Hamburgo a los 96 años a causa de una infección sobre la que se desconocen los detalles. Europeísta convencido y firme impulsor de la moneda única, supo afrontar durante sus ocho años al frente de la cancillería los grandes problemas que sacudían al país en los setenta: la crisis del petróleo y el movimiento terrorista la Fracción del Ejército Rojo (RAF), que causaba terror en Alemania.
El país recordará durante mucho tiempo cómo el pragmático político no cedió ante las exigencias de los terroristas, salvando la vida de los rehenes, en una operación altamente arriesgada.Fue, además, un emblema en el contexto de la Guerra Fría al convertirse en el primero en denunciar la instalación de misiles soviéticos SS-20 en 1977 e insistir sobre la necesidad de euromisiles de la OTAN para mantener el equilibrio Este-Oeste, algo que contradecía las bases del potente movimiento pacifista de la década. Aunque, quizá, el a menudo apodado «canciller de hierro» será recordado por ser el actor clave en la recuperación de la amistad franco-alemana, deteriorada tras la Segunda Gran Guerra, junto a su amigo, el presidente galo Valéry Giscard d’Estaing. Ambos líderes relanzaron la integración europea e impulsaron la ECU (Unidad Monetaria Europea), considerada el antecedente del euro.
Nació en Hamburgo en 1918, al poco de firmarse la paz de la I Guerra Mundial. Sin embargo, la guerra marcó su vida: sólo tenía veinte años cuando estalló el segundo gran conflicto bélico mundial en el que tuvo que luchar, aunque se opuso al régimen nazi y estuvo encarcelado en un campo de prisioneros de Gran Bretaña. Años después, confesaría que tenía sangre judía. Este episodio histórico que le tocó vivir cambió el rumbo de su vocación: abandonó la voluntad de retomar sus estudios de arquitectura para pasar a instruirse sobre Economía y Ciencias Políticas, pasando a formar parte poco después de las filas del Partido Socialdemócrata (SPD). Su primer cargo importante se daría como Senador de Hamburgo, donde su popularidad aumentó notablemente al salvar numerosas vidas en las inundaciones del Elba de 1962.
Después de su responsabilidad como miembro del Senado, fue ministro de Defensa y más tarde de Economía y Finanzas, hasta convertirse en el quinto canciller de la República Federal en 1974. Sucedió a Willy Brandt, la otra gran figura de la socialdemocracia germana. Cuando abandonó la cancillería en 1982, quienes pensaron que se retiraría de la política se equivocaban: el mandatario siguió generando debate y abogando por una Europa unida y próspera a través de sus libros y del semanario «Die Zeit», que aumentó notablemente las ventas al comenzar a contar con su colaboración. Fumador empedernido sin pausa durante 80 años, había tenido siempre una salud de hierro hasta los últimos meses.
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