Argentina

Fernández, la presidenta ausente

La mala salud de la dirigente argentina y el desgaste político de su Gobierno desatan la guerra por la sucesión en el peronismo a un año de las elecciones

Fernández, la presidenta ausente
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La presidenta argentina, Cristina Fernández, recibió «el alta de internación» tras una semana de ingreso por un cuadro de sigmoiditis y abandonó el sanatorio de Buenos Aires en el que fue tratada, aunque deberá guardar reposo durante otros diez días.

Hace poco, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner contó que era fanática de la serie «Juego de Tronos» y que elegía entre todos sus personajes a Daenerys Targaryen como su preferida. La dirigente vio los primeros capítulos durante su anterior hospitalización, mientras gobernaba postrada en cama. Tras abandonar la clínica el domingo, sigue recuperándose de una infección en la residencia presidencial. Ahora, la baronesa peronista reposa, y acostada en su lecho se reengancha a la serie, en cuya trama no falta una reina déspota y cruel, que evoca las luchas de poder en la política argentina.

Dentro y fuera de los muros de la Casa Rosada, el palacio presidencial, la «reina madre», cansada, agotada por ese desgaste que genera el poder y la edad, no consigue controlar a los dragones que ella misma engendró. Condenados a devorarse entre ellos mismos, la batalla por el poder ha comenzado. El final de este capítulo está programado para octubre 2015, fecha de las elecciones.

Fernández, de 61 años, sigue gobernando, pese a que debería estar 10 días en reposo absoluto después de haber estado ingresada una semana por una sigmoiditis, que consiste en una infección del colon. Pero los problemas comienzan cuando una jefa de Estado se encuentra convaleciente sin saber delegar. El vicepresidente Amado Boudou, procesado en varias causas por tráfico de influencia, nunca fue un político capaz de asumir las responsabilidades propias de su cargo. Tampoco le dejaron. Los soldados de Cristina, su guarda pretoriana, los jóvenes cachorros de La Cámpora, siempre lo consideraron un bastardo. Sin embargo, la agrupación juvenil sigue sin encontrar un digno sucesor. Su esperanza, el ministro de Economía Axel Kicillof, se ha encargado de cavar su propia fosa. Con los Fondos Buitres sobrevolando Argentina, una inflación galopante y el país en recesión, parece difícil que el funcionario de patillas prominentes aspire a la contienda. Es el capitán del naufragio y eso los argentinos, pese a estar acostumbrados a sortear tormentas, no lo olvidan.

El que aparece como favorito en las encuestas es el diputado Sergio Massa. Ex jefe de Gabinete con el ex presidente Néstor Kirchner, formó su propio partido desde la otra orilla. Sin embargo, el opositor no cuenta con una maquinaria a nivel nacional capaz de enfrentar al oficialismo. De las filas kirchneristas surge el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, que aunque alejado de la presidenta es el que más papeletas tiene para agitar la bandera del Gobierno. De todas formas, se ha ido desinflando en los sondeos. Completa el podio el alcalde de la Buenos Aires, Mauricio Macri, quien ha sabido concentrar el descontento de los indignados, con ciertas opciones en una hipotética segunda vuelta.

Y por último «el emperador Máximo», el heredero Kirchner. Aunque sin aspiraciones presidenciales, el hijo podría seguir los pasos de su difunto padre y asumir el Gobierno de la provincia de Santa Cruz, cerrando así el círculo de sangre, cuidando a su madre durante los cuatro años de retiro previos a una posible vuelta. Si la salud se lo permite y la patria lo requiere, podríamos tener a Cristina de vuelta para el 2019. Todo indica que los aficionados a la saga tendrán entretenimiento para rato.

Quirófano y reposo

La presidenta Cristina Fernández se encuentra estable y continúa bajo tratamiento por un cuadro de sigmoiditis. Aunque los doctores aseguran que no necesita dejar el cargo, las dudas sobre su estado de salud y su capacidad de mando se suceden. Fernández ha sufrido repetidos episodios de hipotensión y dos intervenciones quirúrgicas.