Alianzas

Finlandia, otro país de Europa con la ultraderecha en el poder junto a los conservadores

En dos de los grandes países de la UE (Francia y Alemania) existe todavía un llamado "cordón sanitario" para evitar que la ultraderecha llegue a gobernar

-FOTODELDÍA- HELSINKI (FINLANDIA), 04/04/2023.- Dos banderas finlandesas ondean junto a la bandera de la OTAN frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, este martes en Helsinki. El ingreso de Finlandia en la OTAN, consumado hoy en tiempo récord, pone fin a casi ocho décadas de una neutralidad militar -inicialmente impuesta por Moscú y luego voluntaria- que casi con seguridad hubiera continuado de no producirse la invasión rusa de Ucrania. EFE/ Mauri Ratilainen
Dos banderas finlandesas ondean junto a la bandera de la OTAN frente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores de FinlandiaMAURI RATILAINENAgencia EFE

El último ejemplo es Finlandia: los partidos de la ultraderecha se van instalando en los gobiernos europeos, tanto nacionales como locales, sobre todo gracias a sus acuerdos de coalición con los conservadores. En dos de los grandes países de la UE (Francia y Alemania) existe todavía un llamado "cordón sanitario" para evitar que la ultraderecha llegue a gobernar, pero en otros -Italia es el más emblemático- ya está instalada en el Ejecutivo desde hace años.

El acuerdo en Finlandia se produce a pocas horas de que se constituyan este sábado los nuevos ayuntamientos en España, con compromisos entre los conservadores y la extrema derecha para gobernar en varias ciudades importantes.

En Italia, la ultraderecha está en el poder desde 2022, cuando el partido de la primera ministra, Giorgia Meloni, Hermanos de Italia (FDI), nacido de las cenizas del posfascismo, se convirtió en el primero del país. Actualmente gobierna con sus socios Forza Italia (FI) y la Liga.

Entre las medidas más controvertidas aprobadas por el Gobierno de Meloni figura la que limita la labor de las ONG de rescate en el Mediterráneo, obligando a sus barcos a desembarcar a los migrantes en puertos alejados e imponiendo multas y bloqueos.

Además, se ha opuesto al reconocimiento de la directiva europea sobre los hijos de familias monoparentales y ha prohibido a los ayuntamientos que registren a esos niños con ambos padres del mismo sexo.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es otro ejemplo de gobierno con políticas de ultraderecha. Ha hecho de la protección de la "cultura cristiana" y la defensa de su país contra la "inmigración en masa" dos puntos centrales de su Gobierno, ha incentivado con exenciones fiscales y subsidios a que las familias tengan más hijos, ha restringido la educación en diversidad sexual y ha prohibido la exposición de la homosexualidad a los menores.

En Polonia, el partido gobernante y ultraconservador Ley y Justicia (PiS), en pleno enfrentamiento con las instituciones europeas por una ley que se considera interfiere en el proceso democrático, ha restringido su política sobre el aborto, cuestiona abiertamente cualquier pacto migratorio europeo y, junto a Hungría, se desmarcó recientemente de una declaración de la UE para condenar la violencia anti LGTBI.

Aceptadas en los países nórdicos

Los partidos de ultraderecha hace años que son aceptados en la mayoría de los países escandinavos, sin que se les aplique esa etiqueta, y han sostenido o formado parte de gobiernos.

En Finlandia, la ultraderecha ya había estado anteriormente en el poder, entre 2015 y 2017, cuando integró un gobierno de coalición. Ahora, el partido conservador finlandés Kokoomus ha alcanzado un acuerdo para una coalición de gobierno con la formación ultraderechista Verdaderos Finlandeses, el Partido Popular Sueco (SFP) y los cristianodemócratas.

Durante las negociaciones hubo acaloradas discusiones entre los populistas de derechas y el SFP sobre cuestiones relativas a la política de desarrollo, la inmigración y la protección del clima.

El referente para la derecha xenófoba nórdica ha sido el Partido Popular Danés (DF), que entre 2001-2011 y 2015-2019 fue el apoyo externo de varios gobiernos de derechas. El DF llegó a ser en 2015 la segunda formación más votada en Dinamarca y la primera del bloque de derecha y ganó incluso unas elecciones europeas (en 2014), aunque luego empezó a perder fuelle.

El Partido del Progreso (FrP) noruego fue el que mayor respaldo logró en Escandinavia en unas elecciones generales (22,9 % en 2009) y el primero en formar parte de un Ejecutivo, el de la conservadora Erna Solberg, entre 2013 y 2020. Suecia, el país más grande y poblado de la región, se mantuvo como una anomalía escandinava durante una década, con el establecimiento de un cordón sanitario a Demócratas de Suecia (SD) desde su entrada en el Parlamento en 2010.

Pero la decisión del resto de fuerzas del bloque de derecha de abrirse a pactar con el SD permitió a finales del año pasado un cambio de gobierno tras los comicios de septiembre de 2022, en los que la ultraderecha fue la segunda fuerza con el 19 %. El SD actúa ahora por primera vez como apoyo externo a un ejecutivo encabezado por el conservador Ulf Kristersson.

En Bélgica, un país política y lingüísticamente muy dividido, la ultraderecha apenas tiene presencia en la región del sur (Valonia), y del centro (Bruselas), pero tiene éxito en la región del norte (Flandes), donde gobierna el partido nacionalista NV-A, que en el Parlamento Europeo comparte grupo con VOX de España, Justicia y Libertad de Polonia o Hermanos de Italia.

En Países Bajos, la presencia de la ultraderecha es notable en las dos Cámaras, donde tres partidos de ideología ultraderechista suman 28 escaños de un parlamento de 150 diputados, y 11 de los 75 miembros del Senado. Además, el partido de los campesinos, BBB, al que se vincula en algunas ideas con la derecha extrema, tiene otro diputado y 16 senadores.

BBB ganó las elecciones provinciales el pasado marzo, pero con un resultado tan dividido que ha obligado a negociar acuerdos de coalición en las 12 provincias, y tanto BBB como el Partido por la Libertad (PVV), del ultraderechista Geert Wilders, son parte relevante de ese diálogo.

En Austria, los acuerdos de los conservadores con la ultraderecha se han normalizado. El ultraderechista FPO, que ya estuvo en coalición nacional con el Partido Popular (ÖVP) entre 2017 y 2019, capitalizó el descontento por la inflación y con las medidas contra la covid durante la pandemia, definiendo las medidas anticovid como "un triunfo de la libertad", y ahora lidera la intención de voto.

En Francia y Alemania

En Alemania, gracias al llamado "cordón sanitario" se excluye como socio en todos los niveles al único partido de ultraderecha con escaños parlamentarios, Alternativa para Alemania (AfD). La conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU) aprobó aún bajo el liderazgo de Angela Merkel sucesivas resoluciones descartando toda cooperación con la AfD, una línea que mantiene el jefe el partido, Friedrich Merz, quien pertenece a su sector más derechista.

En Francia, existe la práctica informal del llamado "frente republicano", por la que cuando hay un candidato de la extrema derecha en una segunda vuelta electoral, los demás partidos apoyan al candidato rival, aunque no hay acuerdos formales.

Este concepto se aplica desde los años 50 en elecciones municipales, regionales, legislativas y presidenciales. Sus momento álgidos han llegado cuando un ultraderechista ha llegado a la segunda vuelta de las presidenciales (Jean-Marie Le Pen en 2002 y su hija Marine en 2017 y 2022).