Política exterior
García-Margallo: «Estaba dispuesto a continuar como ministro»
Interpreta el nombramiento de Alfonso Dastis como un reconocimiento a sus políticas
Hace poco más de diez días que dio el relevo al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación a Alfonso Dastis, pero su teléfono continúa con una actividad frenétic
Hace poco más de diez días que dio el relevo al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación a Alfonso Dastis, pero su teléfono continúa con una actividad frenética. Tras cinco años como jefe de la diplomacia española, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), asegura que es «un muerto que goza de mucha salud» y prueba de ellos es su nuevo libro, «Europa y el porvenir» (Península), que firma a dúo con Fernando Eguidazu y en el que analiza los desafíos a los que se enfrenta el viejo continente y presenta su receta particular para preservar el modelo europeo de bienestar.
–¿Está en riesgo el proyecto europeo? ¿El desafío del auge populista puede cambiar el destino de la Unión?
–Estamos en uno de esos momentos en el que la moneda puede caer de un lado o de otro. La ciudadanía piensa que la globalización pone en riesgo su trabajo, su nivel de vida y que erosiona su identidad cultural. Consideran que esto viene propiciado por las políticas de inserción de la inmigración y por los acuerdos de libre comercio que, en su opinión, han propiciado la deslocalización de las empresas y, por tanto, la pérdida de sus empleos. Esta indignación ha sido canalizada por movimientos de extrema derecha y de extrema izquierda.
–¿No han sido previsoras las autoridades europeas?
–En Europa, el problema es que cuando el proyecto europeo empieza, entiende muy bien para qué sirve este proyecto: un proceso que pondrá fin a las guerras y que permitirá la prosperidad en una Europa que estaba arruinada. Además impulsaba a la UE hacia un cierto protagonismo internacional. Todo esto ya no es operativo. Hemos sido incapaces a nivel europeo de hacer frente a los grandes desafíos. Seguimos a coletazos con el euro, las políticas de crecimiento y creación de empleo son muy débiles en la UE y la política de solidaridad europea practica mente no existe. No hemos sido capaces de crear una política europea de asilo e inmigración y hasta este momento habíamos delegado nuestra defensa en EE UU a través de la OTAN.
–¿Este contexto de desencanto ha llevado a los estadounidenses a apoyar a Donald Trump como presidente de Estados Unidos?
–Los partidos tradicionales debemos saber en qué mundo nos movemos y desde ahí hacer un proyecto definido y explicarlo con claridad. Y eso es lo que ha hecho Trump. Aristóteles decía que en un discurso hay tres aspectos: el logos (el relato), el ethos (la credibilidad) y el pathos ( la pasión). Los partidos tradicionales nos hemos quedado sin relato en un momento en el que los miedos están aflorando.
–¿Se verán afectadas las relaciones bilaterales entre la UE y EE UU con la victoria del magnate?
–El otro día comiendo con el embajador de Argentina me dijo: “Éste es como Menen, no va cumplir con nada de lo que ha prometido”. Yo creo que gran parte de su programa se va a quedar en la mesilla de noche. En aspectos internos ha modulado la ley de inmigración y ya no pretende derogar el “ObamaCare”. En materia internacional, parece claro que el TTIP (Tratado de libre comercio) caerá, y era algo capital para crecer y crear empleo. En materia de seguridad, Trump practica una suerte de aislacionismo de “America First”.En la frontera este es más que probable que llegue a entendimiento con Vladimir Putin y que la gran perdedora sea Ucrania. En cuento a seguridad, en Europa tendremos que hacernos cargo de encauzar estos problemas y poner en marcha un programa exterior y de seguridad común inmediatamente. La salida de Reino Unido de la UE nos permitirá avanzar porque siempre se ha opuesto a esto. Por lo tanto, en resumen, en materia de comercio y seguridad puede haber alteraciones importantes.
–¿Está en el aire el futuro de la OTAN tal como la conocemos tras las declaraciones de Trump?
–Su postura sobre la Alianza va a exigir que el esfuerzo de defensa occidental sea más compartido y nos va a obligar a destinar más recursos para asegurar nuestra defensa.
–¿La buena sintonía entre el presidente de EE UU y su homólogo ruso,Vladimir Putin, supone una amenaza para Occidente o puede traer inesperados avances en cuestiones como la guerra siria?
–Donald Trump es un hombre de negocios y entiende bien aquello de “lo que es mio, es mío, y lo tuyo, tuyo”. Comprende las pretensiones de Rusia de mantener un área de influencia en su terreno, que es la Unión Euroasiática. Pero sí puede haber un aspecto positivo y es que Moscú y Washington se entiendan para acabar con el Estado Islámico, algo que no ha ocurrido hasta ahora. También pueden impulsar el diálogo de ginebra. El actual presidente sirio, Bachar al Asad, desde mi punto de vista, es necesario que esté en la mesa de negociación. Y es que un negociación es solo posible si en ella está tu enemigo. Otra cosa es que él pueda formar parte del futuro de Siria dado su historial.
–¿Qué oportunidades se abren para España con la salida de Reino Unido de la UE?
– Reino Unido mantenía una relación especial con EE UU porque era miembro de la UE. Desde el momento que salga de la Unión, alguien tiene que ocuparlo y España se encuentra ahora en el mejor momento de relaciones bilaterales con EE UU y deberíamos aprovecharlo para convertirnos en ese nuevo socio especial.
–¿Le avergüenza la gestión que ha hecho la UE en relación a la crisis de los refugiados? España sólo ha acogido a poco más de 300 exiliados de los casi 18.000 que se comprometió con el sistema de cuotas...
–Para que los estados de la UE cumplan sus compromisos es necesario que los centros de acogida en Grecia e Italia hagan sus deberes de identificación, registro y calificación. Eso no está funcionando bien porque algunos refugiados no cooperan. En lo que se refiere a España, somos el cuarto país en grado de acogida. En relación a la UE en su conjunto, es claro que no se tiene una política de asilo común por lo que dificulta llegar a una solución. El acuerdo con Turquía está funcionando, hay menos desgracias humanas en el mar y las mafias que manejaban unos 3.000 milllones de dolares han dejado de tener el poder. Sin embaro, creo que no estamos haciendo el esfuerzo que podemos.
–Venezuela ha sido clave en sus años como ministro. ¿Considera que ha sido un error que Voluntad Popular no se haya sumado al diálogo que la MUD (coalición opositora) ha iniciado con el régimen chavista?
–Lo que yo deseo para Venezuela es lo que siempre deseé para España, una democracia donde se respeten los derechos humanos. Es más, tenemos en la cartera una serie de iniciativas ya en marcha que están en secreto de sumario y que iban ayudar en este sentido. En relación a la mesa de diálogo, la oposición en Venezuela no es una. Son varias, está la de Henrique Capriles (Primero Justicia), la de Leopoldo López (Voluntad Popular) y la de Henry Ramos (Acción Democrática). Cada una tiene su agenda y sus estrategias, pero yo creo que ahora deben permanecer unidos como ocurrió en España durante la Transición.
–En sus cinco años al frente del Ministerio de Exteriores, ¿considera que ha dejado algo en el tintero? ¿Qué cambiaría?
–Llevar a cabo la reorganización del servicio exterior español que está pensada para hace 50 años, antes de entrar en la UE y no para ahora, y haber llevado comercio exterior al ministerio de Exteriores. No cambiaría nada de mi gestión.
–¿Le hubiera gustado continuar en el Gabinete de la segunda legislatura de Mariano Rajoy?
–Estaba dispuesto a continuar en el Ministerio. Había fuentes que desde hace tiempo predicaban mi estado terminal y todos los días buscaban mi esquela en los medios. Ahora ya ha salido mi esquela y soy un muerto que goza de buena salud
–¿Considera que el nombramiento de Dastis, por su trayectoria en la UE, es un guiño a Europa?
–Él era embajador en la UE nombrado por mí y la política que ha hecho en Europa es la que yo he decidido. Su nombramiento lo interpreto como una continuidad de mis políticas. Eso sí, le pido que no abandone la marca España, la reivindicaciones sobre Gibraltar y la labor de pedagogía sobre lo que significaría una secesión de Cataluña para la UE y el mundo.
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