OTAN

Golpe a los talibanes en Pakistán

EE UU mata a un alto mando de los insurgentes en un ataque selectivo con aviones no tripulados

Varias personas queman una bandera de EE UU en protesta por el ataque de ayer.
Varias personas queman una bandera de EE UU en protesta por el ataque de ayer.larazon

El Gobierno de Estados Unidos se ha marcado un nuevo tanto en la lucha contra la insurgencia talibán con la muerte de Maulavi Nazir, un alto mando insurgente paquistaní de 30 años, en la región de Waziristan del sur, fronteriza con Afganistán. Un ataque con «drones» la pasada madrugada acabó con la vida de Nazir y de otros cinco talibanes, entre ellos su lugarteniente, cuando viajaban en automóvil en dirección a Wana, capital de Waziristan del Sur. «La información sobre el ataque está confirmada al cien por cien; esta mañana recibí una llamada de un familiar de Wana y me dijo que el coche de Nazir había sido alcanzado por dos drones», dijo a LA RAZÓN un funcionario paquistaní originario de las conflictivas áreas tribales.

El comandante Nazir era el cabecilla de la tribu Ahmadzai Wazir, uno de los principales grupos insurgentes de Waziristan del Sur, que rivaliza con el Movimiento Talibán Paquistaní (TTP), enemigo número uno del Gobierno de Islamabad. El mulá Nazir entrenaba y enviaba a combatientes a Afganistán para luchar contra las tropas de la OTAN, y era uno de los hombres más buscados por la CIA en Pakistán. Se trata de uno de los más altos mandos insurgentes abatido por un ataque con aviones no tripulados de EE UU. En una entrevista concedida en mayo de 2011, tras la muerte de Osama Bin Laden, el mulá Nazir se declaró abiertamente seguidor del mulá Omar y del fallecido líder de Al Qaeda.

La noticia, que fue recibida con entusiasmo en Washington, no tuvo el mismo recibimiento entre los mandos del Ejército paquistaní, ya que el fallecido líder insurgente era considerado como un «talibán bueno», porque su grupo «nunca ha atacado ningún objetivo del Gobierno o militar dentro de Pakistán», explicó una fuente de los servicios secretos paquistaníes, el ISI.

Su rivalidad con la tribu de los Mehsud, del TTP, era conocida en las áreas tribales. Por ese motivo, para el Ejército paquistaní su muerte es una triste noticia, ya que ha perdido a uno de sus aliados en esta conflictiva región que mantiene a raya al TTP, y controla a sus combatientes para que no cometan atentados contra objetivos militares en la región. «Seguramente, la muerte de Nazir será vengada por los hombres de Hafiz Gul Bahadur, un señor de la guerra de Waziristan del Norte, y sus seguidores», advirtió la fuente del ISI, que prevé fuertes choques entre sus aliados y su rival TTP en los próximos días.

El mulá Nazir sobrevivió a otros dos ataques con «drones» y, el pasado noviembre, a un atentado suicida perpetrado por el TTP. Tras el ataque, sus hombres combatieron con los leales del TTP hasta conseguir que se retiraran por completo de Wana. Nazir también era contrario a la llegada de combatientes islamistas extranjeros y, colaboró con el Ejército paquistaní para expulsar a yihadistas uzbekos que se habían asentado en las zonas tribales, ganándose así la enemistad del Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU).

Aunque el Gobierno de Islamabad desaprueba en público los ataques con «drones», no ha desautorizado o impedido a EE UU seguir llevando a cabo este tipo de operaciones en las zonas tribales. Sólo el año pasado, más de 250 personas murieron por bombardeos de aviones no tripulados estadounidenses en zonas del oeste del país, que sirven de refugio a grupos armados que operan a ambos lados de la frontera con el vecino Afganistán.

Un difícil proceso de paz

Pakistán ha liberado recientemente a ocho responsables talibanes, entre ellos al ex ministro de Justicia, el mulá Nuredin Turabi, con el objetivo de impulsar un proceso de paz en el vecino Afganistán, antes de que termine la misión de la OTAN en el país. Este gesto se ha visto como un paso importante en los esfuerzos para poner fin a 11 años de guerra. Islamabad ya liberó en noviembre a otros talibanes. Pakistán está considerado como un actor clave en la reconciliación afgana por sus relaciones históricas con los jefes talibanes, y comparte con el Gobierno de Kabul el objetivo de convertir la insurgencia talibán en un movimiento político.