Bruselas

Hollande se opone a la UE «a la carta» de Cameron

Considera que la reforma que exige Londres puede esperar

CONVERSACIÓN DE BARRA. Cameron y Hollande, ayer, en plan relajado en un pub
CONVERSACIÓN DE BARRA. Cameron y Hollande, ayer, en plan relajado en un publarazon

Buenas caras ante las cámaras e incluso comida informal en el pub local. François Hollande y David Cameron se esforzaron ayer por aparentar una relación cordial. Pero a la hora de la verdad se demostró, una vez más, que las relaciones entre Londres y París atraviesan un momento delicado. Sus posturas con respecto a la Unión Europea no pueden estar más enfrentadas. El presidente francés recalcó ayer que no era «prioritaria» la modificación de tratados y el mensaje fue una bofetada con guante en toda regla para el primer ministro conservador. No es que la postura gala sorprendiera, pero la falta de apoyo evidenció ante el público británico las dificultades que Cameron afrontará en Bruselas para promover su prometida negociación de las competencias comunitarias, paso previo al referéndum que quiere celebrar en 2017. Si gana las elecciones generales del año que viene, el líder «tory» convocará un plebiscito sobre la permanencia de Reino Unido en la comunidad de los Veintiocho. La presión de los euroescépticos de sus propias filas es lo que le ha obligado a dar el paso. Los rebeldes están más nerviosos que nunca ante la escalada en las encuestas del euroescéptico UKIP ante los comicios europeos de mayo. El «premier» sabe que, con la repatriación de determinados poderes, el pueblo votará por mantener su silla en Bruselas. Pero para ello necesita la complicidad de Francia y Alemania y tras el episodio de ayer, al menos de momento, se antoja complicado.

Hollande se mostró partidario para reformar la UE a fin de hacerla «más eficiente» y conseguir que la eurozona funcione «de forma más coordinada e integrada». Pero descartó una revisión más profunda que implicara convocar un referéndum en su país en vísperas de elecciones presidenciales. En ese sentido, insistió que «Francia quiere a Reino Unido dentro», pero en lo que no puede haber es una UE a la carta.

La reunión entre ambos mandatarios en la primera cumbre bilateral desde que el galo ganara las elecciones de 2012 tuvo lugar en una base militar de Brize Norton, en el condado de Oxfordshire (sureste de Inglaterra). El escenario reflejaba así el entendimiento que existe, al menos, en materia de defensa. Prueba de ello fue el anuncio de la compra de misiles antibuque por 500 millones de libras (600 millones de euros) y un estudio conjunto valorado en 120 millones de libras (146 millones de euros) para calibrar la viabilidad de construir el sistema de combate aéreo futuro, un vehículo de combate no tripulado. Con respecto a Siria acordaron colaborar para prevenir la radicalización de jóvenes de los respectivos países en la zona de combate. Se estima que entre 600 y 700 británicos y franceses pueden haber viajado a Damasco para unirse a los diversos grupos armados.

«¿Sigue con Juliet Gayet?» «Declino contestar»

Por deferencia de Downing Street no hubo agenda para las primeras damas. El morbo de ver al presidente francés tras el escándalo amoroso era obvio. Uno de los periodistas se atrevió incluso a preguntarle directamente si su vida privada había convertido a Francia en «una broma internacional» y si su relación con la actriz Gayet continuaba. Hollande declinó contestar.