Crisis humanitaria
Una ola de inmigrantes desborda a Nueva York
El alcalde destina el emblemático Hotel Roosevelt para acoger a 1.000 familias de solicitantes de asilo, a la espera de una ayuda federal que nunca llega
Nueva York ha probado de todo. Primero fueron los hoteles, luego tiendas de campaña a las afueras de la ciudad, cruceros, incluso una antigua academia de policía. La última idea de su alcalde, 20 gimnasios escolares y un hotel histórico que abrió sus puertas por primera vez en 1924. La ciudad está tratando de acoger a los inmigrantes llegados de Texas en autobús donde puede, pero al alcalde Eric Adams se le acaban las opciones tan rápido como termina la paciencia de los neoyorquinos que son conscientes de la falta de planes.
Desde la pasada primavera más de 67,000 solicitantes de asilo han llegado a la Gran Manzana y de ellos 41.500 se han quedado en la ciudad bajo el amparo del ayuntamiento que les provee de techo, comida y diferentes ayudas (asistencia médica y colegios para los niños, entre otros. La ciudad está gastando una media de diez millones de dólares diarios en ellos y enfrenta la sobrepoblación de inmigrantes como puede. La última decisión ha sido convertir el histórico hotel Roosevelt en uno de los 140 puntos de emergencia para acoger a 1.000 familias inmigrantes con niños en sus 19 pisos. El icónico espacio recibe su nombre en honor al presidente Theodore Roosevelt y llevaba cerrado desde hace 3 años por la pandemia. Se encuentra en el corazón de Manhattan. Este hotel de lujo se convertirá también en el noveno centro de ayuda humanitaria para ofrecer servicios y asistencia médica a los recién llegados.
Adams ha tenido que responder a críticas de los ciudadanos que ven como la ciudad se llena de centros de atención improvisados y los hoteles se saturan con la temporada alta del turismo a la vuelta de la esquina. El mismo alcalde ha querido llamar la atención de las autoridades estatales y federales sobre este aspecto, pero no ha servido de mucho. ¨Es más que una cama para dormir¨, ha dicho en varias ocasiones el alcalde Adams, ¨es la comida, la ropa, la educación, la atención médica, todas estas cosas que están agotando los recursos de los neoyorquinos comunes¨. Pero la ayuda del Gobierno central no acaba de llegar. ¨El Gobierno federal le ha dado la espalda a Nueva York¨, decía hace poco el alcalde en una rueda de prensa.
Nueva York se siente sola ante una de las peores crisis humanitarias que ha enfrentado la ciudad, y las decisiones son cada vez más extremas y críticas. En los planes del alcalde está convertir en refugios 20 gimnasios de escuelas públicas que son independientes a pocas semanas de que termine el curso escolar. La decisión ha puesto en pie de guerra a los padres de los alumnos que han salido a protestar a las calles y amenazan con no llevar a sus hijos a la escuela si finalmente el plan se lleva a cabo. ¨No estamos en contra de que Nueva York ayude a los inmigrantes¨, explicaba Aramis Rosa, una madre afectada, a la cadena CBS en una manifestación esta semana, ¨pero no nos han dado información de cómo se va a llevar a cabo el proceso, cuánto tiempo se van a quedar o quiénes son estas personas¨. Los padres aseguran que sus hijos les han dicho que las extraescolares a partir de ahora se harán en otro espacio, y no están pudiendo salir al patio debido a los preparativos y habilitación de los espacios.
Adams ya ha reiterado en varias ocasiones que en la gran urbe los servicios están saturados (con más de 73.000 personas durmiendo en los refugios), pero sus palabras no tienen mucho peso en esta ocasión. Por ley, Nueva York es la única gran ciudad de Estados Unidos que está obligada a ofrecer ¨derecho al refugio¨ y si una familia sin hogar llega a la oficina de refugios antes de la 10:00 de la noche, la ciudad debe proveer un techo bajo el que dormir inmediatamente. Es el llamado ¨derecho al refugio¨ que data de 1979 y que tiene detrás una demanda de la Sociedad de Ayuda Legal contra la ciudad en defensa de 6 hombres que estaban desamparados. Ahora Adams quiere cambiar eso y de momento ya ha lanzado una orden ejecutiva que suspende temporalmente algunas normas relacionadas con el “derecho al refugio” como que las familias sean alojadas en habitaciones privadas con baño y cocina y no en grupo en albergues. “Estamos alimentando a miles de personas, más de 60.000 que pasaron por nuestro sistema. Hay servicio de lavandería. Se está educando a los niños. Hay servicio médico, apoyo a la salud mental, asesoramiento jurídico. Lo que estamos haciendo no tiene precedentes en ningún otro municipio”, dijo Adams defendiendo su decisión. “Si tenemos que reexaminar la ley para que se ajuste a la crisis humanitaria que tenemos en la vida real, entonces tenemos que hacerlo”. Hay organizaciones que apuntan a que el objetivo último del alcalde es acabar con el estatus de ciudad santuario que tiene Nueva York, lo que cambiaría completamente el futuro de los miles de inmigrantes que continúan llegando a la ciudad cada día y que se espera que sigan haciendo.
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