América

Deuda Pública

Irresponsabilidad y antipatriotismo

La Razón
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Antes de Obama, América nunca había incurrido en déficits anuales por encima del billón de dólares. Llevamos cuatro años consecutivos superando esa cota. Algunos estadounidenses consideran «antipatriótica» una subida de la deuda tan irresponsable. Uno de ellos solía ser el propio Obama, que en 2008 decía que» elevar nuestra deuda nacional de los cinco a los nueve billones es irresponsable. Es antipatriótico». Llevamos acumulados más de 16 billones, y subiendo. Dan Mitchell, del Cato Institute, revela lo que la mayoría de los estadounidenses, a juzgar por los resultados electorales, no quiere escuchar. «Si usted sigue un camino en el que el gasto público crece más que el sector privado de la economía, que es la base imponible, entonces la teoría dice que no hay ningún tipo impositivo que vaya a bastar para estabilizar la situación», afirma. En otras palabras, el gasto público es el problema. Pero también en esto hay una paradoja. Al crecer tanto el Gobierno federal, un recorte del gasto público tan sustancial y fulminante crea una tormenta económica temporal. Así que tendría que haber algo para contrarrestar esa tormenta; para empezar, bajar los impuestos. Lo que se ha intentado en Europa es recortar el gasto público y subir los impuestos, debido a la terca fe en que la Unión Europea se encuentra en medio de una crisis de la deuda, no de una crisis del gasto público. Pero subir los impuestos provoca un mayor estancamiento, porque desalienta al elemento imprescindible para revitalizar cualquier economía, el crecimiento. Al otro lado del charco, los demócratas no están tan dispuestos como los socialistas europeos a reconciliarse con la necesidad de recortar el gasto público. Obama quiere subir los impuestos a los que ganan más de 400.000 al año, y el conservador Boehner insiste en la cota del millón. El presidente ha insistido en estar abierto a realizar recortes del gasto público, pero como se ha visto obligado a admitir hasta el «New York Times», es el elemento que brilla por su ausencia del debate. Si no se alcanza ningún acuerdo, los estadounidenses verán una subida tributaria el año que viene de una media de 2.000 dólares al año. Una subida así no elimina por completo la mentalidad de «lo público es gratis» que, al parecer, contagia a la mayoría del electorado, pero es un principio. Un principio que equivale en el mejor de los casos a una victoria pírrica. El Gobierno federal tiene un monumental problema de gasto público. Es tan considerable que la Oficina Presupuestaria del Congreso revela que si los legisladores no hacen nada, la deuda pública alcanzará el 109% del PIB antes de 2026, y casi el 200% antes de 2037. Si los estadounidenses quieren salir del barranco, tienen que aceptar la realidad económica, por desagradable que sea. Ya lo dijo el difunto Herbert Stein: «Si algo no puede durar para siempre, en algún momento desaparece».