Estado Islámico
Jordania exige al Estado Islámico una prueba de vida del piloto
Amán se niega a liberar a la suicida iraquí sin verificar el estado de los secuestrados
La vida del periodista japonés Kenji Goto y la del piloto jordano Muaz Al Kasasbah penden de un hilo, después de que el Estado Islámico (EI) haya fijado un nuevo ultimátum para matar a los dos rehenes, si Jordania no le entrega la terrorista iraquí Sayida al Rishawi. El plazo de 24 horas establecido por los yihadistas en un nuevo vídeo caducó ayer por la tarde, al caer el sol en Irak, tal y como especificó el grupo en la cinta, pero al cierre de esta edición aún no se conocían noticias sobre la situación de los dos rehenes, secuestrados en Siria el año pasado, en incidentes separados, y cuyos destinos están ahora trágicamente unido. En el último mensaje de audio del Estado Islámico se puede escuchar a Goto diciendo que él mismo sería ejecutado si Al Rishawi no fuera entregada en la frontera de Turquía con Siria, donde tendría que tener lugar el intercambio de presos.
Jordania ha reiterado su disposición a liberar a la terrorista a cambio de su piloto, pero el Gobierno exige al EI pruebas de que el lugarteniente Al Kasasbah está vivo y en buenas condiciones. Al joven no se le ha vuelto a ver con vida desde que su avión fuera abatido en la provincia de Raqa, bastión del Estado Islámico en el norte de Siria, mientras realizaba un bombardeo sobre posiciones yihadistas en diciembre de 2014. En aquel momento, el grupo publicó imágenes del piloto mientras era apresado por combatientes radicales, pero desde entonces no ha vuelto a aparecer con vida en los vídeos emitidos por el EI. En el último mensaje, sólo aparece una foto de Al Kasasbah, con barba, pero ésta podría ser vieja y llevar a engaño.
Jordania quiere tener la seguridad de que el piloto está vivo antes de excarcelar a la mujer acusada de haber participado en una serie de atentados que acabaron con la vida de 60 personas en 2005. Al Rishawi participó en uno de los ataques en cadena contra hoteles de la capital jordana en noviembre de ese año, aunque la terrorista sobrevivió porque no consiguió detonar el cinturón de explosivos que llevaba adosado al cuerpo. Su marido sí se hizo explotar en medio de una multitudinaria boda, mientras que Al Rishawi escapó y fue arrestada posteriormente por las autoridades y condenada a muerte.
Tanto la familia del piloto como la opinión pública jordana parecen favorables a la puesta en libertad de la presa radical para salvar al joven lugarteniente, cuya vida tiene también mucho valor político para el Gobierno de Amán. El propio rey de Jordania, Abdalá estaría intercediendo con la familia para tranquilizarla y estaría supervisando las negociaciones, que no están teniendo lugar de forma directa con el Estado Islámico, sino a través de líderes tribales y religiosos jordanos.
Mientras, Tokio quiere asegurarse de que su rehén no quedaría fuera de un hipotético intercambio de prisioneros que, con el paso de las horas, parece cada vez menos probable. La mujer de Goto, apodada «Rinko», lanzó ayer un mensaje desesperado, suplicando a los Gobiernos de Japón y Jordania que hagan lo posible para salvar a su esposo y padre de sus dos hijas.
«Me temo que ésta es la última oportunidad para mi marido y sabemos que tenemos sólo unas horas para conseguir su liberación y la del teniente Al Kasasbah», afirmó la mujer de Goto. «Suplico a los gobiernos jordano y japonés para que comprendan que el destino de estos dos hombres está en sus manos», afirmó Rinko en su primera comparecencia pública.
Todo indicaría que el propio Estado Islámico no ha decidido aún qué hacer con los dos rehenes y cómo sacar el máximo partido de esta negociación. Según la cadena de televisión Al Yazira, que cita a fuentes internas del Estado Islámico en Siria, existe un desacuerdo entre los dirigentes del grupo que consideran que el intercambio vale la pena y los que se decantan por ejecutar a los rehenes. Los yihadistas habían pedido anteriormente 200 millones de dólares por la vida de dos cautivos japoneses, uno de los cuales fue asesinado después de la negativa de Tokio a pagar ese rescate. No queda claro por qué los yihadistas modificaron sus demandas y querrían intercambiar a Al Rishawi, una combatiente sin mucho valor ahora mismo, por el primer prisionero de guerra perteneciente a la coalición internacional que actúa contra el Estado Islámico en Siria y en Irak.
Perfil Sayida al Rishawi / Terrorista iraquí
Yihadista de Al Qaeda en Irak, detenida en Jordania en 2005
Espera en el corredor de la muerte para que se le aplique la pena máxima. Ella, junto a su marido, formaba parte de un comando suicida de la rama de Al Qaeda en Irak, que tenía como objetivo tres hoteles internacionales en la capital jordana en noviembre de 2005. Sayida entró junto a su esposo, Husein Ali Al Shamari, en el salón principal del complejo, donde precisamente se celebraba una boda. Ella apretó primero su cinturón explosivo y no se activó. Según testigos relataron entonces, Al Shamari se percató, la empujó fuera y detonó sus explosivos. En total murieron 60 personas. Al Rishawi fue detenida a los pocos días. En 2006, la condenaron a la pena capital, pero no fue hasta diciembre de 2014 que Jordania volvió a incluir en el código penal las ejecuciones.
✕
Accede a tu cuenta para comentar