Ataque yihadista en Francia
Jóvenes y libres, lo que más odia el yihadismo
La inseguridad de los islamistas radicales lleva a. convertir a gente inocente, preparada y educada en el liberalismo occidental en una amenaza para su. forma de entender el islam
El centenar de muertos, todos jóvenes, preparados y liberales en el corazón de la capital francesa no son más que el símbolo de lo que un yihadista odia. «El islamismo en general y el yihadismo en particular son una reacción ante el avance de una cultura global que se fundamenta en el liberalismo occidental. Los islamistas temen que su forma de entender el islam no sea capaz de superar el proceso de globalizacion y reaccionan con violencia y de forma indiscriminada para generar miedo y tratar de frenar ese proceso de formación de una cultura global», explica Florentino Portero, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria.
«Su inseguridad les lleva a convertir a gente inocente, educada, preparada, en amenazas para su forma de entender el Islam. Las víctimas que ha habido en París son un ejemplo de todo esto. «No son locos y aguerridos. Piensan que el islam se viene abajo, es una reacción desde el miedo», explica Portero.
Su forma de actuar sigue unos patrones fijos que se repite en cada atentado. Una sala con capacidad para 1.500 personas repleta de gente con pocas salidas de emergencia, no fue elegida al azar por los terroristas del Estado Islámico en un viernes 13 como escenario del más cruento ataque en las historia de Francia. Cuando los radicales reivindicaron la autoría de los hechos hablaron de «un lugar donde se concentraron cientos de apóstatas en un concierto amoral y de desenfreno» refieriéndose a la sala. Ya había recibido amenazas en 2011 del Ejército del Islam y en otras ocasiones coindiendo con actos organizados por organizaciones judías, según «Le Point». Tampoco era casual que para perpetrar el atentado se escogiera el día en que actuaba la banda estadounidense de rock duro Eagles of Death Metal, con un gran número de seguidores y que fuera calificado por los terroristas como «una banda carnal y oscura», que finalmente salió con vida de la barbarie terrorista.
Tampoco era casual que se escogiera como otro de los objetivos terroristas el entorno del estadio de fútbol francés mientras se celebraba un partido de gran expectación. El objetivo terrorista es siempre buscar sitios concurridos para producir el mayor daño posible. De hecho, la seguridad del Estadio de Francia, situado en Saint-Denis y donde se disputaba el patido entre Francia y Alemania, impidió que la tragedia terrorista del viernes fuera mayor. Se evitó una estampida despues de que un guardia de seguridad negara la entrada a uno de los terroristas en un estadio en el que se encontraban viendo el partido más de 80.000 personas, incluido el presidente francés, François Hollande.
Entre el más de centenar de muertos y 350 heridos, muchos de ellos en estado grave, se encontraban abogados, ingenieros, músicos periodistas, estudiantes... Algunos llevaban apenas dos meses en París cuando se encontraron con el final más cruel, como Mathías Dymarski y su novia Marie Lausch, otros casi dos años, como el ingeniero español de 29 años Juan Alberto González Garrido, que se habían casado este verano y vivían en París hace dos años. Otros estaban de paso, como la estudiante californiana de 23 años Nohemi González... Cada víctima, un drama incomprensible.
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