Estados Unidos

Juan Verde: «El voto masivo de los hispanos a Clinton puede decantar su victoria en las urnas»

Juan Verde / Asesor de la campaña demócrata.. Confiesa que Trump desbarata lo aprendido como experto electoral. Canario emigrado allí de adolescente, trabajó en cinco campañas presidenciales con Clinton, Gore y Obama, pero en ninguna se enfrentó a algo tan «increíble» como el candidato «outsider». Fue subsecretario adjunto para Europa y Eurasia y el español de más rango en la Administración estadounidense

Juan Verde. Asesor de la campaña demócrata
Juan Verde. Asesor de la campaña demócratalarazon

Confiesa que Trump desbarata lo aprendido como experto electoral. Canario emigrado allí de adolescente, trabajó en cinco campañas presidenciales con Clinton, Gore y Obama, pero en ninguna se enfrentó a algo tan «increíble» como el candidato «outsider». Fue subsecretario adjunto para Europa y Eurasia y el español de más rango en la Administración estadounidense

-¿Pudo imaginar en algún momento un candidato tan disparatado como Trump para enfrentarse a Hillary Clinton?

-He trabajado en catorce campañas electorales y en cinco presidenciales en Estados Unidos, pero jamás había vivido algo como esto. Ha sido absolutamente atípica en muchos aspectos. Ha estado llena de altibajos, ha sido impredecible, un día estás arriba y al día siguiente abajo. También ha sido atípica por el tono negativo de ambos candidatos. Hay un ambiente muy enrarecido. Ambos son candidatos odiados de forma visceral por sus oponentes. En otras campaña había diferencias entre los contendientes, pero aquí no hay reglas, todo vale en el caso de Trump.

-Supongo que estarán muy preocupados por las encuestas, con Trump pisándole los talones a Clinton.

-Estamos preocupados en la medida en que tenemos que estarlo. Al final va a ganar Hillary, pero no ganará con el margen que se esperaba. Esta es una señal de los tiempos que vivimos, con un país muy dividido. Pero tenemos confianza porque llevamos un año preparando el campo de batalla para esta recta final. Vamos a llevar a cabo la mayor movilización electoral en la historia de Estados Unidos. En las últimas 72 horas se van a movilizar más de un millón y medio de voluntarios en los principales estados clave. Si ejecutamos ese plan a conciencia ganaremos las elecciones. No hay campaña buena o mala, sino campaña bien preparada o mal preparada. Y nosotros hemos hecho los deberes.

-¿Donald Trump tiene tanto voto oculto como se dice?

-Sí que hay un porcentaje al que le avergüenza reconocer en público que votará por Trump, pero creo que probablemente existe el mismo porcentaje de republicanos y, sobre todo, republicanas que van a votar por Hillary porque no quieren a Trump. En esta campaña muchos republicanos han tomado la decisión de no apoyar al candidato republicano. Hay tanto voto oculto de un lado como del otro, así que no creo que sea un factor decisivo.

-El voto anticipado se lo lleva Trump. ¿Eso es preocupante?

-La diferencia no es mucha, pero no es sorprendente, es normal. En España puede pasar lo mismo, las bases son más fieles. Y en este caso, las bases del Partido Republicano son leales y también se movilizan. Al final es un factor predecible. La clave está en el voto indeciso.

-¿Cuántos millones de indecisos hay y cómo pueden responder?

-Calculamos que debe de ser entre un 8 y un 12% de la población, pero al final lo que importa no es el número total de indecisos en todo el país sino en los ocho estados clave, donde están en juego los votos electorales que dan la presidencia. En EE UU no hay voto directo sino que se elige a compromisarios.

-¿Puede ganar Clinton las elecciones sin vencer en Florida?

-Nosotros sí, pero Trump no. Florida va a jugar un papel importantísimo porque tiene 29 votos del colegio electoral. Nosotros podemos permitirnos el lujo de perder Florida, pero él tiene que ganar sí o sí. Nosotros tenemos muchas más probabilidades, tres a una, porque estamos más cerca de lograr los 270 votos del colegio electoral necesarios para la victoria. Trump tendría que ganar seis o siete de los ocho estados clave y quitarnos a nosotros uno de los que confiamos en que vamos a ganar. Es posible, sí. Pero poco probable. Si nosotros ganamos Florida se acabaron las elecciones. Si ganamos Virginia, Pensilvania y uno de esos estados pequeños, también se acabaron las elecciones. Tenemos muchas más combinaciones que él para llegar a ese número mágico de 270.

-Florida es también importante por los votantes hispanos. ¿Será de nuevo un segmento clave? ¿Se puede ganar sin tener el 40% del voto latino?

-Sí, el voto hispano será el que termine de decantar la balanza en los estados de Florida, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania, Virginia y Colorado. Matemáticamente, si Trump no obtiene entre un 40% y un 44% del voto hispano no ganará las elecciones. Donald Trump nos ha servido para inyectar entusiasmo a este segmento de votantes, que tradicionalmente votan demócrata. Ahora están votando en números récord, se sienten atacados por Trump y eso nos ayuda.

-¿Cuáles son los segmentos menos motivados de estas elecciones: los afroamericanos, los jóvenes...?

-Más los jóvenes que los afroamericanos. Tenemos menos participación de los afroamericanos si se compara con el apoyo que dieron a Obama, pero tampoco han dejado de votar. Alrededor del 80% de los afroamericanos van a votar por Hillary. Donde estamos más flojos es en los llamados «millennials», en la gente más joven, que tradicionalmente han sido nuestros y que en estas elecciones no hemos logrado que se sientan motivados. Muchos de los portavoces de la campaña, como Sanders y otras figuras, están intentando captar ese voto convocando a músicos y actores, que son muy influyentes en ese segmento de la población.

-¿Por qué los escándalos parecen no afectar tanto a Trump como a Clinton?

-Ha sido una de las sorpresas de esta campaña. Parece que a este señor le disparas con cualquier cosa y sigue caminando. Atacó a las mujeres, a los veteranos de guerra, a los musulmanes, a los inmigrantes, demostrando que es un candidato absolutamente atípico. Esa vara distinta con la que se le mide a uno y a otro tiene que ver con el hecho de que las expectativas de este señor son tan bajas que con muy poco, la gente le da crédito. Lo vimos en los debates, de él se esperaba tan poco que con hacerlo medianamente bien ya lo reconocen como un éxito. También creo que Hillary es la figura política más atacada durante más tiempo. Lleva 40 años en el ojo del huracán y en el punto de mira de los republicanos, y eso pasa factura.

-¿La crisis ha dejado muchas cicatrices en EE UU?

-Ha dejado muchas cicatrices, pero este fenómeno sucede en otros países, como en Francia, con Le Pen o en España con Podemos. Estamos siendo testigos de un cambio de paradigma a nivel mundial en la política. La gente quiere volver a creer en un modelo distinto, más participativo y cercano, y no siempre se sienten representados por los partidos y políticos tradicionales.

-¿Hillary Clinton sería mejor presidenta que candidata?

-No me cabe la más mínima duda. No es Obama, no es Bill Clinton, pero es el candidato mejor preparado de la historia de Estados Unidos. Va a llegar a la Casa Blanca con una experiencia única, habiendo sido ministra de Exteriores, una senadora muy activa y una primera dama que jugó un papel importantísimo. Ha sido una activista política desde muy temprana edad. Conoce muy bien Washington, pero también a los actores de la comunidad internacional de tú a tú.

-Si Clinton gana la presidencia pero los demócratas quedan en minoría en la Cámara de Representantes, ¿augura un bloqueo similar al que ha sido sometido Obama por los republicanos?

-Según las encuestas, no tenemos probabilidades de ganar el Congreso, pero sí de ganar el Senado. Si ganamos el Senado cambiará todo de forma radical con respecto a la situación actual, en la que la parálisis de los republicanos ha dificultado la labor final del presidente Obama, que ha gobernado prácticamente los dos últimos años con decretos presidenciales por esa falta de colaboración de los republicanos en las dos cámaras. Gane quien gane, una de las prioridades es volver a tender puentes y superar el estado de antagonismo y crispación que existe entre los dos partidos.

-Pero Trump ha dicho que si no gana, podría no reconocer el resultado. Mal empezamos.

-Eso no tiene sentido. Siempre ha habido en EE UU una transmisión de poderes pacífica. En EE UU no hay una autoridad central electoral que pudiera justificar que Trump diga que el sistema está amañado contra él. Son 50 estados y cada uno tiene elecciones autónomas e independientes entre sí. No tiene ni pies ni cabeza decir que puede haber un complot. Por tanto, creo que sí habrá una transición de poder más fácil de lo que se espera.

-¿Habrá un país muy distinto con Trump en la presidencia?

-Puede parecer exagerado lo que voy a decir, pero si Trump gana será un día muy oscuro para Estados Unidos y el comienzo de un largo y peligroso camino no sólo para Estados Unidos sino para el mundo entero. Jamás habíamos visto dos candidatos tan opuestos y tan distintos en tantas cosas. Desde el papel de la OTAN hasta el cambio climático, que para Trump es un mito. Hay tanto en juego que nos debería preocupar a todos. La victoria del republicano podría ser el final de una estructura mundial que ha garantizado la paz durante más de cincuenta años.