Estados Unidos
Carolina del Sur entierra su pasado más oscuro
La retirada de la bandera confederada supone un primer paso para avanzar en la resolución del conflicto racial
Ayer, la bandera confederada fue retirada del Capitolio de Columbia, capital de Carolina del Sur, tras más de medio siglo de ondear como símbolo del pasado, aún no completamente digerido, de segregación y esclavitud en el sur de Estados Unidos. Se hizo en una ceremonia ante miles de personas que aplaudían mientras se bajaba este símbolo de la Guerra Civil de Estados Unidos. «Take it down!» (!Retírenla!) y «USA», eran algunos de los gritos que pudieron escucharse durante la ceremonia. Carolina del Sur fue el primero en abandonar la Unión y pocos pensaban que realmente este paso fuera a darse en algún momento.
Un símbolo de resistencia, pero también de racismo. Así lo puso de manifiesto el asesinato de nueve afroamericanos mientras rezaban en la iglesia afroamericana de Charleston el pasado mes de junio. El asesino, Dylann Roof, un joven de 21 años, exhibía en fotografías en las redes sociales esta bandera, símbolo de movimientos supremacistas blancos. Además, había escrito un manifiesto racista contra los negros.Este hecho parece haber cambiado el sentimiento general del Estado. Al menos, lo que ha conseguido es que se retiren las banderas confederadas y los símbolos de la época del esclavismo que hay en todo el país.
La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, presidió la ceremonia de bajada de la bandera de manera definitiva después de haber firmado la ley el día anterior, la cual desautoriza el uso de este símbolo en el Capitolio. Firmó con nueve plumas en recuerdo de las víctimas que murieron asesinadas en la iglesia afroamericana. Después, le regaló una a cada una de las familias.
Haley prefirió no hablar durante la ceremonia. Había apoyado la bandera antes del tiroteo, pero, la política republicana cambió de opinión después de lo sucedido en la iglesia afroamericana. Fue ella la que presionó a los legisladores para que aprobasen la ley que ordenase la bajada de la bandera. La quería antes del verano. Y así fue. «Somos todos grises», indicó el patrullero Rupert Pope, que participó en la ceremonia de la retirada del controvertido símbolo. Fueron dos soldados del estado de Carolina del Sur blancos los que doblaron la bandera y la ataron con un lazo blanco. Después se la dieron a un soldado afroamericano, que la depositó en las escaleras del Capitolio, donde había estado durante más de 50 años. Ahora, el ejemplar quedará expuesto en un museo dando muestra de uno de los aspectos más tristes de la historia de Estados Unidos.
Minutos después de que finalizara la ceremonia, el presidente Barack Obama escribió un mensaje en Twitter donde aseguraba que «es una señal de buena voluntad y curación. Un paso significativo hacia un futuro mejor».
Fueron los líderes de Carolina del Sur los que decidieron izar este símbolo sobre la cúpula del Capitolio en 1961 en recuerdo del centenario de la Guerra Civil en Estados Unidos. Entonces, se mantuvo a pesar de la oposición de los líderes de los movimientos de los derechos civiles. Los enfrentamientos entre los blancos supremacistas y los afroamericanos hicieron que en el año 2000 los legisladores se vieran obligados a intervenir para terminar con los duros enfrentamientos. Entonces, decidieron que la bandera debería debía quedarse en el Capitolio del Estado, ya que era un símbolo del patrimonio del Sur y los derechos del Estado. Así llegaron a un acuerdo, al menos, de trasladar la bandera de la cúpula a un mástil de más de nueve metros en el jardín exterior.
Con la ceremonia de ayer pareció cerrarse un capítulo en la historia del racismo de Estados Unidos a pesar de que todavía se necesitan generaciones para que se las heridas de la guerra civil del país puedan cicatrizar. Muchos creyeron que esos prejuicios serían superados con la llegada a la Casa Blanca en 2008 del entonces senador de Illinois Barack Obama. En cambio, los incidentes sucedidos a lo largo de su legislatura y su cautela a la hora de abordar la cuestión del racismo en Estados Unidos no han hecho más que poner de manifiesto que todavía quedan muchas cuestiones sin resolver. Además de la matanza de Charleston hay que sumar el elevado número de incidentes y asesinatos de ciudadanos africanos a manos de agentes de policía blancos. La segregación racial en Estados Unidos no ha llegado a su fin, pero el camino emprendido para erradicarla va en la buena dirección.
El autor del tiroteo, el joven de 21 años Dylann Roof, veneraba la bandera confederada y símbolos de movimientos supremacistas blancos, y había escrito un manifiesto racista contra los negros.
El reverendo y defensor de los derechos civiles de los negros Jesse Jackson indicó hoy que la retirada de la bandera "demuestra que hay poder en la sangre de los mártires de Charleston".
La bandera confederada, que desde el siglo XIX ha ondeado en casas y edificios de toda Carolina del Sur como símbolo de rebeldía y orgullo sureño, fue izada en lo alto del Capitolio de Columbia en 1961, en la conmemoración del centenario de la Guerra Civil.
Aquella izada, por la cual la bandera confederada compartía mástil con la de "barras y estrellas"de Estados Unidos y la bandera del estado, se realizó en pleno movimiento por los derechos civiles de los negros como contestación simbólica a esa lucha contra la segregación.
Tras décadas de protestas, en 2000 la bandera rebelde pasó de lo alto de la cúpula del Capitolio a un mástil en los jardines del Legislativo, pero defensores de los derechos de los negros han pedido durante años su eliminación total de un recinto que representa a todos los ciudadanos del estado.
La enseña confederada se enviará ahora a un museo militar en Columbia, donde se habilitará una sala especial para mostrarla a los visitantes.
El jueves, la gobernadora republicana de Carolina del Sur, Nikki Haley, firmó inmediatamente la ley acordada por el Congreso del estado para retirar la bandera confederada.
Haley dijo hoy en una entrevista con el canal NBC que ninguno de los ciudadanos del estado debería "sentirse dolido"y no sentirse representado al pasar por la sede del Legislativo y ver esa bandera.
Muchos de los que asistieron hoy la arriada de la bandera lloraron al ver como desaparecía ese símbolo racista, mientras que algunas asociaciones de descendientes de soldados confederados han lamentado la retirada de una insignia enraizada en las tradiciones del sur.
El debate originado por lo que representa la bandera y otros símbolos confederados se ha extendido a otros estados del sur estadounidense, e incluso a Washington, donde los republicanos protagonizaron este jueves un embarazoso rifirrafe sobre la enseña confederada.
Un grupo de congresistas republicanos presentó una inesperada enmienda a un proyecto de ley para financiar al Departamento de Interior que permitiría ofrendas de bandera confederadas en cementerios federales, algo que inmediatamente llevó a líderes republicanos a suspender el debate de esa legislación.
Ese incidente es otro ejemplo de lo difícil que resulta para los estadounidenses digerir aún su pasado de segregación y discriminación y las divisiones entre los estados esclavistas y antiesclavistas de la Guerra Civil.
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