Siria
La batalla definitiva de Asad
El régimen sirio consagra su avance sobre Alepo con la conquista de Tamoura, que permite bloquear la ruta de suministro de Turquía. También toma posiciones en Raqa, capital del EI
El régimen sirio consagra su avance sobre Alepo con la conquista de Tamoura, que permite bloquear la ruta de suministro de Turquía. También toma posiciones en Raqa, capital del EI
La ofensiva gubernamental sobre el norte de Alepo ha sido el último golpe que ha colocado al presidente sirio, Bachar al Asad, en el centro del poder. Desde una posición fortalecida, gracias a las actuales victorias militares, el mandatario sirio ha recuperado su poder. La reconquista de Alepo se ha convertido en la batalla más feroz y decisiva desde el inicio de la guerra siria, que se acerca a su quinto año. Los ataques del régimen en el norte de Siria, que cuentan con el respaldo de sus aliados chiíes regionales y de los bombardeos rusos, han puesto a prueba la capacidad militar de los grupos rebeldes presentes en la zona. Las tropas sirias recuperaron ayer la estratégica ciudad de Tamoura, estrechando el cerco sobre las zonas controladas por los rebeldes en Alepo. Con la toma de Tamoura, las fuerzas gubernamentales han bloqueado su última ruta de suministro de la capital hacia la vecina Turquía.
El canal de televisión libanés Al-Manar, controlado por Hizbulá, aseguró que las tropas sirias tienen ahora control sobre la localidad de Hayan y partes de Anadan. Fuentes militares también informaron ayer de una posible ofensiva del régimen sobre el feudo del Estado Islámico. Fuerzas leales a Asad habrían tomado posiciones situadas en la frontera de la provincia de Raqa con Hama en los dos últimos días. «Es un indicio de la dirección de las operaciones hacia Raqa. En general, el frente de Raqa está abierto (...) comenzando por la dirección de la zona de Tabqa», explicó la fuente. Tabqa alberga una base de la Fuerza Aérea siria que fue tomada en 2014 por el Estado Islámico.
El estado de sitio impuesto en estas poblaciones rebeldes ha obligado a los habitantes de los pueblos vecinos a abandonar sus hogares y dirigirse hacia la frontera. Decenas de familias huyen cada día de los bombardeos con la esperanza de llegar a Turquía. Pero las autoridades turcas siguen sin abrir el paso de Bab Al Salam.
La Fundación de Ayuda Humanitaria (IHH) es la única ONG turca que opera dentro de la frontera con Siria. Esta asociación caritativa islámica ha puesto en marcha 18 campamentos improvisados a escasos kilómetros del borde turco. «Debido a la ofensiva en Alepo, miles de personas han tenido que abandonar sus casas, lo han dejado todo atrás. No tienen nada», explica a LA RAZÓN Abul Salam, coordinador de la distribución de ayuda de IHH.
Decenas de miles de desplazados se refugian en la localidad fronteriza de Azaz. «La situación es miserable. La gente duerme en las calles. El lunes pasado, un hombre de unos cuarenta años murió congelado. La situación exige una intervención internacional urgente», señala a este diario Abu Mohamed, un activista de Azaz. «Los sirios han abierto sus hogares a los refugiados iraquíes y libaneses en el pasado, pero todo el mundo nos está abandonado ahora. Nunca nos imaginamos que el gobierno turco nos cerraría sus puertas en la cara», critica Abu Mohamed.
Los únicos sirios a los que se les ha permitido cruzar la frontera son los heridos, pero también la atraviesan aquellos pocos que tienen el dinero para pagar a las mafias. «Crucé la frontera turca con mi esposa tras pagar 300 dólares a un traficante. Pero he dejado atrás a mis hermanas y sus hijos, porque no pueden cruzar, ni siquiera con la ayuda de contrabandistas», explica a este diario un periodista de Alepo.
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