Política

Amenaza nuclear

La bomba atómica

La Razón
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Tanto la Administración norteamericana como sus aliados europeos consideran que la arquitectura de sanciones, ardua y lentamente construida para forzar a Irán a cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, no puede deshacerse de la noche a la mañana. EE UU insiste en que las limitadas concesiones a Irán son fácilmente reversibles y, además, son financieramente insustanciales. La Administración de Obama calcula que el valor total del alivio en las sanciones es de 7.000 millones de dólares.

Esta cifra no tiene en cuenta el impacto psicológico del acuerdo en los mercados, las empresas y los inversores. Teniendo en cuenta que antes del pacto los mercados eran reacios a asumir riesgos con Irán debido al miedo a las sanciones legales, a partir de ahora van a ser propensos a arriesgarse más. Donde antes veían un peligro, ahora ven una oportunidad. Las delegaciones comerciales están llegando a Irán con el fin de explorar acuerdos empresariales. Y las compañías tienen prisa por solicitar licencias de exportación que permitirán vender al exterior componentes de la aeronáutica civil fabricados en Irán. Antes del 24 de noviembre, fecha de la firma del acuerdo marco de Ginebra, incluso aquellos que podían hacer negocios legítimamente con Irán dudaban. Ahora, la tendencia ha cambiado y hay optimismo. Y más ante la expectativa de que haya más concesiones en el capítulo de sanciones. El acuerdo transitorio le ha quitado presión a Irán sin obtener concesiones irreversibles, mientras que ha forzando al país a cumplir con las resoluciones de la ONU y con el Tratado de No Proliferación Nuclear.

Es dudoso que el acuerdo interino facilite el que pueda aflorar un pacto definitivo que aborde las preocupaciones de la comunidad internacional ante las pretensiones iraníes de tener un arma nuclear.

*Investigador de la Fundación de Defensa de las Democracias