Bruselas
La Comisión Europea da la última oportunidad a Italia
El Ejecutivo de Conte se reúne hoy de urgencia en medio de una aguda crisis interna. Bruselas no está dispuesta a ceder y tumbará sus cuentas si no recorta los 36.000 millones de gasto extra
El Ejecutivo de Conte se reúne hoy de urgencia en medio de una aguda crisis interna. Bruselas no está dispuesta a ceder y tumbará sus cuentas si no recorta los 36.000 millones de gasto extra
Es difícil tender una mano cuando en la otra llevas una declaración de guerra. Ayer el Comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo en Roma que «dialogar es fundamental». «Sabemos todos que la cuestión es complicada, pero no tenemos ningún interés en crear nuevas tensiones», agregó. Sostuvo además que la Comisión «no ha tomado ninguna decisión» sobre los presupuestos presentados por Italia y que la pelota está ahora en el tejado de su Gobierno. Sin embargo, la carta que le entregó el día anterior al ministro de Economía, Giovanni Tria, habla de una desviación «grave y manifiesta», sin «precedentes en la historia de la eurozona», dando por hecho que habrá sanciones si Italia no corrige su déficit estructural y su elevada deuda pública.
Como es habitual los inversores anticiparon la sangre, elevando ayer la prima de riesgo por encima de los 340 puntos, el máximo de los últimos cinco años. Aunque la última llamada a la calma de Moscovici sirvió al menos para rebajar la tensión en el mercado de deuda, dejando el diferencial con el bono alemán en 302 enteros. El comisario reiteró que «no habrá efecto contagio a otros países» y que «será muy importante la respuesta del Ministerio de Economía para rebajar la deuda». Es decir, que Italia debería corregir sus presupuestos, que prevén un aumento extra de 36.000 millones de euros.
Hoy se celebra un Consejo de Ministros extraordinario que será fundamental para consensuar una respuesta que deberá llegar a Bruselas el lunes como fecha límite. Un día más tarde, la Comisión la evaluará acelerando los tiempos de esta crisis. El problema es que la voz de Tria apenas cuenta en el Gobierno italiano. Tampoco la del primer ministro, Giuseppe Conte.
Pero la crisis interna no acaba ahí. En una guerra cada vez más abierta, Salvini, de la Liga, le dijo al otro vicepresidente, Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), que no le haga «pasar por tonto». Mientras, Di Maio le replicó que tampoco él es ningún «mentiroso». Para entender la batalla hay que retroceder un día y medio, cuando el líder del M5E afirmó en televisión que alguien de dentro había manipulado el documento de presupuestos para incluir los bienes en el extranjero de una generosa amnistía fiscal que quedó plasmada en las cuentas para el año próximo. Se trata de una iniciativa de la Liga, que el M5E no compartía, pero que no tuvo más remedio que aceptar. Y ahora Salvini se sorprende de las palabras de su colega, cuando dice que estaba presente en el momento en que se firmó.
No es la primera crisis en el Ejecutivo, aunque sí la primera en la que se enfrentan directamente –Facebook «live» mediante– los líderes de los socios de Gobierno. Según la prensa italiana, la noche del jueves Conte ya amenazó con presentar su dimisión como primer ministro, aunque después desde la Presidencia lo desmintieron. La Liga y el M5E no han mostrado por ahora ninguna intención de doblegarse ante las peticiones de la UE, por mucho que Moscovici utilice un tono suave para amansar a las fieras. Pero la presión en los mercados, así como las consecuencias a nivel económico y de credibilidad que tendría una sanción comunitaria amenazan además la continuidad del Gobierno italiano, con imprevisibles efectos en su relación con la UE.
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