Política

Nicolás Maduro

La entrega de Cabello estaría dificultando el plan para que Maduro se exilie a Cuba

El presidente interino de Venezuela llama a la movilización permanente y convoca una huelga general para derrocar al régimen. Maduro ordena una brutal represión y culpa a EE UU de la asonada cívico-militar

Maduro, junto a Vladimir Padrino el martes, al que mantiene como titular de Defensa desde 2014
Maduro, junto a Vladimir Padrino el martes, al que mantiene como titular de Defensa desde 2014larazon

El presidente interino de Venezuela llama a la movilización permanente y convoca una huelga general para derrocar al régimen. Maduro ordena una brutal represión y culpa a EE UU de la asonada cívico-militar.

Represión y propaganda gubernamental, y llamados a la confianza por los opositores. La jornada del 1 de mayo en Venezuela dio para todo. Aunque la fecha conmemora el Día del Trabajador, en el país latinoamericano se tradujo en una pugna política para mostrar quién tiene más respaldo popular organizado en las calles. Por un lado, se desarrollaron las concentraciones convocadas por el líder opositor Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional y asumido como «encargado» de la República, que fueron respondidas con gases lacrimógenas y disparos de perdigones de la Guardia Nacional. El balance provisional fue de 78 heridos y 89 detenidos. Por el otro, un chavismo que copó las calles del centro de la capital para respaldar una vez más a Nicolás Maduro, afirmando que la calidad de vida del trabajador es resguardada por la revolución bolivariana, a pesar de que el salario mínino apenas supera los 5 dólares mensuales y cuya capacidad de compra es mínima por culpa de una hiperinflación superior a 1,5 millones por ciento.

La convocatoria opositora fue descentralizada y masiva. Solo en Caracas se dispusieron al menos 15 puntos de concentración. En al menos cinco de ellos, la fuerza pública dispersó a los cientos de manifestantes que se organizaban, dejando a mediodía una persona herida y varios asfixiados. La acción fue muy violenta, e incluyó ataques directos a la Prensa. En Altamira, punto focal de la manifestación antichavista, aún quedaban vestigios de los disturbios del día anterior, protagonizados por militares. Asfalto manchado, motocicletas quemadas, piedras por doquier recordaban lo ocurrido cuando Guaidó encabezó un levantamiento que desde el Gobierno de Maduro redujeron a «escaramuza».

Su espíritu, sin embargo, era reivindicado por quienes continúan aspirando a un cambio de régimen. «No se pudo ayer, pero hay que seguir insistiendo. Cada vez se nota más que los militares están entendiendo lo que quiere el pueblo», dijo Adelis Torres, de 53 años. Pero muchos uniformados lo que hicieron fue reeditar los enfrentamientos al atacar con virulencia a los miles de civiles que se acercaron a la base aérea La Carlota.

Guaidó se movilizó por al menos tres de los puntos de concentración, y en ninguno de ellos llamó a caminar hacia el palacio presidencial de Miraflores, la eterna aspiración de muchos. Dijo, sí, que lo ocurrido el martes fue una rebelión cívica y pacífica. «La única forma de que aquí haya un golpe de Estado es que me detengan», refirió asumiéndose como presidente legítimo del país. «Hay que seguir hablándole a las Fuerzas Armadas. Queda claro que nos están escuchando. Ayer no fueron suficientes. Insistimos en que queremos un pronunciamiento conjunto. No queremos un enfrentamiento». El presidente interino afirmó que la presión a Maduro continuará aumentando. Por eso anunció la siguiente etapa: paros escalonados para luego concretar una huelga general de escala nacional. «Todos los días a partir de ahora vamos a tener acciones de protestas hasta lograr la libertad. Hoy inicia el paro escalonado en la administración pública. El régimen se va a sorprender». Durante sus palabras, las plataformas de «streaming», incluyendo Yutube, fueron bloqueadas, y su discurso no fue emitido por ningún medio de comunicación.

Nada dijo Guaidó sobre los señalamientos de Estados Unidos de que se había frustrado un posible acuerdo para forzar una transición en Venezuela a partir de un pacto entre el presidente del Supremo, altos mandos militares, incluyendo al ministro de Defensa Vladimir Padrino, y los organismos de inteligencia.

Elliott Abrams, enviado especial de Donald Trump a Venezuela, reveló que quizá Maduro detectó las comunicaciones y al quedar revelado el plan, fue abortado por el régimen chavista. «¿Por qué? ¿Cuál fue el papel de los rusos? ¿cuál fue el papel de los cubanos? Estamos tratando de averiguar ahora respuestas a esas preguntas, pero sabemos que ha habido un par de arrestos de líderes de la inteligencia y del cuerpo militar», aseveró el estadounidense. El Gobierno venezolano no ha confirmado la detención de ningún líder militar o de inteligencia, aunque informaciones extraoficiales indican que quien encabezó la policía política hasta el martes, Manuel Cristopher Ferreira, sí está arrestado por haber dejado escapar a Leopoldo López. Sobre ello se pronunció Diosdado Cabello, el «número dos» del chavismo, desde la movilización oficialista. «Quienes les dijeron que tienen listos a Padrino, Maikel Moreno o Diosdado les están mintiendo. En el chavismo no van a conseguir lo que quieren».

Maduro acusó a EE UU de orquestar el levantamiento. «Esta escaramuza golpista la dirigió personalmente desde la Casa Blanca John Bolton [consejero de Seguridad Nacional], así lo denuncio y pido que se investiguen las acciones ilegales y golpistas de John Bolton contra la democracia venezolana».