Londres

La falta de mantenimiento amenaza el edificio del Parlamento británico

La falta de mantenimiento amenaza el edificio del Parlamento británico
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El edificio del Parlamento británico en Londres necesita una capa de chapa y pintura que costará cerca de 3.000 millones de libras (4.100 millones de euros) si sus señorías quieren continuar en su escaño a orillas del río Támesis. Informa Andrián Blanco Ramos/Efe.

Diversas voces, incluida la del presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, han alertado en los últimos días de que la falta de mantenimiento en el histórico edificio pone en peligro la continuidad de las sesiones parlamentarias si no se toman medidas.

El diputado liberaldemócrata John Thurso detalló a Efe como las "goteras, fallos en la calefacción y refrigeración, grietas y sistemas eléctricos que amenazan con provocar un incendio"son el pan de cada día para los legisladores británicos.

Un informe parlamentario ya puso de manifiesto en 2012 esos problemas estructurales, si bien el asunto no se había retomado hasta ahora, cuando está a punto de publicarse un estudio independiente que determinará el coste final de las reformas necesarias.

Esta no es la primera vez que el Parlamento británico está ante la amenaza de tener que mover su sede.

La continuidad de las sesiones de la Cámara de los Comunes ya fue amenazada tras el fuego que se originó el 16 de octubre de 1834 en el palacio de Westminster por el sobrecalentamiento de una estufa y que destruyó la mayor parte del edificio.

Tras el fuego, los legisladores de la época rechazaron trasladarse al palacio de Buckingham, ofrecido por el rey Guillermo IV.

La tradición fue el argumento esgrimido para evitar una recolocación, a pesar de las deficiencias del lugar.

En 1840 comenzó la reconstrucción y en 1852 se inauguró la nueva Cámara de los Comunes.

Más de un siglo y medio después de su reapertura, la misma tormenta vuelve a cernirse sobre los muros neogóticos de piedra caliza del palacio de Westminster, solo que en esta ocasión el deterioro y el paso del tiempo han sustituido al fuego.

El presidente de la Cámara de los Comunes retomó esta semana el debate sobre la reforma del palacio de Westminster, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1987, cuando dijo que tendrán que abandonarlo si "no se planifica una restauración".

Esta opinión es compartida por Thurso, miembro de la comisión de la Cámara de los Comunes que se ocupa de estas reformas, quien declaró a Efe que el palacio "ha carecido de las reparaciones necesarias durante décadas".

"Estoy seguro de que cualquiera entiende que el edificio, un patrimonio cultural mundial y uno de los lugares más reconocidos del mundo, necesita una reparación sustancial", aclaró Thurso.

Tras el estudio realizado en 2012 se encargó un informe independiente para evaluar los costes y posibilidades, entre ellas la de situar el Parlamento en una localización provisional, que saldrá a la luz en "unos dos meses", según palabras de Thurso.

De esta forma, y una vez decididos los trabajos a implementar, se conformaría un organismo de coordinación y las obras comenzarían en 2020 o 2021.

El director del estudio publicado en 2012, Richard Ware, explicó a Efe que "el nuevo Gobierno que saldrá elegido en mayo, apoyado por las dos Cámaras -Comunes y Lores- y con el nuevo estudio independiente en la mano tendrá la última palabra para iniciar las obras".

Respecto a la posibilidad de trasladar el Parlamento a otra localización durante la reforma, Ware recordó que la postura de los diputados es continuar en Westminster.

Además, matizó que por la conexión que existe entre Parlamento y Gobierno, el traslado podría ocasionar "un problema constitucional".

Ware destacó que para tomar una decisión hay que discernir "si sólo se trata de un problema de ingeniería o es cuestión de adaptar el palacio al siglo XXI", además de valorar las "perturbaciones e inconvenientes"que se quieren soportar.

"Es un gran debate", concluyó.

Ware coincidió en que el edificio necesita una "reforma completa"ya que "todos sus sistemas están seriamente desfasados"y puntualizó que la magnitud del edificio -con más de dos mil espacios- hace que la restauración sea "difícil y cara".

Parece que en este asunto, los gritos, los aplausos y los abucheos se apagan y reina el consenso en la Cámara de los Comunes británica ya que todos coinciden en que, en pleno siglo XXI, la labor legislativa en el Reino Unido es una profesión de alto riesgo ante el deteriorado estado del edificio.