Política

Unión Europea

La fractura Norte y Sur lastra la zona Euro

Iniciativas como un Tesoro Único o los eurobonos están paralizadas por el disenso, la pregunta es si la arquitectura actual soportará otra recesión

Miles de alemanes marcharon ayer por las calles de Berlín a favor de la integración europea / Efe
Miles de alemanes marcharon ayer por las calles de Berlín a favor de la integración europea / Efelarazon

Iniciativas como un Tesoro Único o los eurobonos están paralizadas por el disenso, la pregunta es si la arquitectura actual soportará otra recesión.

«Cuando nosotros lo decimos, Merkel no nos hace mucho caso, pero parece que ahora todo ha cambiado con Emmanuel Macron», aseguraba un alto cargo europeo poco después de la elección del líder francés. Tras haber conseguido sortear a los populistas durante la primavera de 2017 en las elecciones de Holanda y Francia, en la capital comunitaria cundía la euforia. Sólo faltaba que, durante el otoño, la canciller renovara su mandato para que el club europeo diera viviera un nuevo impulso, a la luz de la renovación de los votos del eje del franco-alemán.

Pero si bien la relación entre Macron y Merkel no es mala en comparación con el precedente de Francois Hollande, dista mucho de la luna de miel vaticinada por algunos. Y esto ha perjudicado uno de los capítulos más importantes para el futuro de la UE y al que se refería esta alto cargo comunitario: la reforma de la zona euro con el propósito de poder hacer frente a otra crisis económica. «Se necesitan hacer muchas cosas para que la arquitectura se la zona euro sea más resiliente», asegura Gregory Claeys, investigador del «think tank» Bruegel. Para este experto, a pesar de las iniciativas puestas en marcha durante los años de crisis y la política expansiva del Banco Central Europeo, «durante los últimos cinco años, la Comisión Europea no ha añadido nada más». Los deberes se acumulan, pero avanzar parece casi imposible. En el cajón de los justos duermen iniciativas como un Tesoro Único Europeo o eurobonos, que se antojan prácticamente una quimera. Pero otras iniciativas algo menos ambiciosas tampoco llegan a despegar debido a las dudas alemanas y el veto contumaz de los halcones del Norte, con Holanda a la cabeza, y que cuenta entre sus filas con Finlandia, Suecia, Dinamarca, Estonia, Lituania, Irlanda, República Checa y Eslovaquia. Se oponen a mecanismos de solidaridad que supongan compartir riesgos mientras los países del Sur no reduzcan su alto endeudamiento. Entre estas iniciativas que parecen imposibles llevar a algún puerto, un sistema de garantía de depósitos común para la eurozona con el propósito de recurrir a una caja única europea ante la quiebra de una entidad como modo de garantizar el dinero de los ahorradores. Hasta el momento, esto es sufragado de manera individual por cada Estado a través de sus fondos nacionales, lo que puede contribuir a agravar el problema ante un colapso bancario.

Como segunda gran iniciativa en perenne atasco, la creación de un presupuesto específico para los países de la divisa común. Los Estado del Norte quieren que esta partida presupuestaria se dedique tan sólo a fomentar medidas estructurales y de convergencia entre los modelos económicos mientras que los países del Sur, con España como uno de los más implicados, pretenden que este fondo pueda mantener los niveles de inversión cuando un país atraviesa una crisis. El propósito reside en evitar efectos cíclicos y que la caída de las inversiones no agrave la crisis ya existente. Pero los halcones del Norte dicen «Nein» (no, en alemán). «Se presenta muy complicado, pero tampoco se puede aprobar cualquier cosa», reconocen fuentes diplomáticas ante la posibilidad de que en el mes de junio, fecha marcada como límite para llegar a un acuerdo, se dé luz verde a una iniciativa de mínimos que no satisfaga a los países más ambiciosos.

Dentro de los obstáculos, el desafío del gobierno populista italiano, cuyos planes expansivos de gasto han disparado el déficit y le deuda pública y han dado alas a los países del Norte. «Es completamente contraproducente lo que está haciendo Italia, para crear un presupuesto da la zona euro necesitas la confianza entre Estados y esto es imposible si la percepción es que estás abusando de las reglas. Además, para Italia es mucho más importante este presupuesto a largo plazo que estímulos fiscales ahora», asegura Claeys. No es el único país fuera del redil. El giro social de Macron tras la crisis de los chalecos amarillos ha vuelto también a situar el déficit público francés por encima del 3%, lo que tampoco supone el mejor credencial a la hora de pedir cesiones.

Dentro de este tortuoso camino hacia la integración económica, no hay que olvidar los tambores de recesión propiciados por las dudas sobre el Brexit y la contienda comercial entre China y EE UU. Aunque la UE parece haberse salvado de esta última embestida, la incertidumbre es la nota principal. El BCE se ha convertido estos años en el factor determinante a la hora de permitir bajos tipos de interés en el mercado de deuda que den oxígeno a los países del Sur, pero esta política puede finalizar con la salida de Draghi.