Madrid

La guerra según Zaid

Desde Madrid / Zaid y Abdul Moshen. «A mis amigos les digo que es muy fácil morir en el mar». Su padre se hizo mundialmente famoso al ser zancadilleado por una periodista en Hungria. Hoy viven felizmente en Madrid a la espera de reunirse con la madre

Abdul Mohsen (que fue zancadilleado por una periodista) y su hijo Zaid con un dibujo para su madre, ayer
Abdul Mohsen (que fue zancadilleado por una periodista) y su hijo Zaid con un dibujo para su madre, ayerlarazon

Llegó a España hace seis meses después de que una periodista zancadillease a su padre. Su madre sigue en Turquía. Otros casi cinco millones de refugiados esperan entrar a Europa

Editorial: Ni demagogia ni desamparo. Opiniones de: José María Marco, Julio Valdeón y Stefano Bonino

Zaid ha conseguido el sueño de la mayoría de los niños españoles –conocer a Cristiano Ronaldo- pero también el de la mayoría de los sirios: llegar a la Unión Europea y vivir sin violencia. Tras cinco años de guerra, según datos de Unicef, siete millones de niños sirios están sumidos en la pobreza; 2,8 han dejado de ir a la escuela, muchos han empezado a trabajar con tres años y con siete algunos han sido reclutados para la guerra. Gracias a la valentía de los padres de Zaid, él ya no vivirá nada de eso.

El caso de Zaid y su padre, Osama Abdul Mohsen, es especialmente conocido, tras ser zancadilleado en Hungría hace seis meses por una periodista, Petra Laszlo, que tiró a ambos al suelo. A Mohsen, de 50 años, no le gusta recordar el momento. “No sé por qué lo hizo, no me entra en la cabeza”. Al ver aquellas imágenes, Zaid, de 8 años, se sorprende de verse totalmente en el suelo: “Mira papá, te caíste encima de mí”.

Mohsen es entrenador profesional y gracias a un homólogo español, Miguel Ángel Galán, él, su hijo Zaid y Mohammad, de 17 años, viven ahora en Getafe. Ambos menores están escolarizados y Mohsen tiene trabajo como entrenador de fútbol del Villaverde. Lo cierto es que la pasión por el fútbol la han heredado sus hijos. Zaid lleva un mes entrenando, es el más pequeño del equipo, pero le echa muchas ganas: “¡Pasa, pasa!”, les grita en perfecto español. Zaid se atreve con los de su edad y con los que le doblan en tamaño.

A medida que pasa la tarde, Zaid cambia de sueño profesional. Al salir del colegio, quiere ser profesor de Matemáticas, su asignatura preferida. Después de comer quiere ser futbolista, y tras entrenar por la tarde, prefiere ser entrenador, como su padre. “Es increíble todo lo que ha aprendido y lo bien que se ha integrado”, reconoce. Zaid es “famoso” en Getafe porque su imagen de la mano de Ronaldo dio la vuelta al mundo. “No tengo palabras para agradecer lo que hizo Galán por mi familia. Los españoles son muy buenos con nosotros”.

Con todo, las noches en casa de los Mohsen se tornan agridulces. La madre de Zaid y sus otros dos hermanos permanecen en Turquía, de donde partieron ellos. “Cada noche me pregunta cuándo volveremos a ver a su mamá”, asevera Mohsen, quien está haciendo lo imposible para que la reunificación se produzca cuanto antes. Asimismo, está ahorrando para poder ir a visitarlos en verano. Se palpa que a Zaid le falta su madre. Al ponerse a dibujar sólo quiere hacer un corazón, para su madre, pues sólo quiere pintar por ella.

Al preguntarle a Mohsen por su peligroso trayecto, desde Turquía hasta Grecia, ese que ya han hecho en lo que va de año más de 100.00 sirios, el entrenador reconoce que se la jugó. “No me imaginé lo peligroso que era ir al mar hasta que no vi la embarcación. Era muy pequeña, una balsa prácticamente, íbamos unas 49 personas y la mayoría no sabía nadar. Yo no tenía ni chaleco salvavidas”. Al mencionarle el caso Alan, él reconoce que podría haberle ocurrido lo mismo. “Cuando empiezan las olas te das cuenta de que todos estamos en riesgo de morir. Desde entonces, he llamado a todos mis conocidos y amigos y les he advertido: venid solos, sin hijos, no os la juguéis... Es tan fácil morir ahogados, sobre todo los más pequeños”.

Los Mohsen salieron de Deir el Zor en 2012, cuando la guerra en Siria llevaba tan sólo un año. “Primero subimos hasta Raqa y de ahí entramos en Turquía”. Al no encontrar trabajo “decidimos separarnos e ir hasta la UE”. Pese a la maravillosa vida que lleva en España, espera volver a Siria. Allí está su hogar y su patria.