Guerra en Siria

La liberación de Raqa agrava la agonía del califato

La ex capital del EI es ahora una ciudad fantasma, plagada de minas y casas derruidas donde se esconde medio centenar de yihadistas.

Un miliciano que participó en la derrota del EI en Raqa muestra una bandera yihadista
Un miliciano que participó en la derrota del EI en Raqa muestra una bandera yihadistalarazon

La ex capital del EI es ahora una ciudad fantasma, plagada de minas y casas derruidas donde se esconde medio centenar de yihadistas.

Raqa amaneció ayer libre tras tres años de pesadilla yihadista del Estado Islámico. Tras los festejos la liberación con disparos al aire y gritos de «¡Raqa está libre de Daesh [acrónimo en árabe del EI]!», los civiles y las nuevas autoridades reconocen que queda mucho por hacer en esta urbe devastada por la cruenta campaña de cuatro meses y los bombardeos aéreos de la coalición internacional contra el EI. Bajo un sol abrasador y sin poder cobijarse, ya que las calles se han transformado en solares de edificios destruidos, los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), respaldadas por Estados Unidos, comenzaron a retirar las minas y artefactos explosivos improvisados que dejaron plantado los islamistas antes de ser derrotados en Raqa.

«Hay barrios donde hay destrozos enormes, sobre todo en aquellos en los que la batalla fue más larga y violenta, mientras que hay otros con menos porque hubo menos combates», aseguró el portavoz del Consejo Militar de Manbech, Shervan Darwish. «Pese a que ayer anunciamos el fin de la operación militar contra el Daesh, seguimos con la operación de limpieza de explosivos y en busca de terroristas que puedan estar escondidos», afirmó Darwish, que aseguró que se trata de una tarea «rutinaria».

Según fuentes de las FDS consultadas por LA RAZÓN, «quedan entre 50 y 100 combatientes del EI escondidos en la ciudad». Tras la salida de los últimos 3.000 civiles de Raqa el pasado fin de semana, fruto de un acuerdo entre las FDS y los yihadistas del EI, la ciudad ha quedado desierta. La campaña militar hizo huir a más de 250.000 civiles que se han refugiado en campamentos cercanos en la provincia homónima. «Unas 270.000 personas que han huido de Raqa aún necesitan ayuda urgente. Con altos niveles de destrucción reportados dentro y en los alrededor de la ciudad. La mayoría de las familias han perdido todo y no podrán regresar a su hogar, por lo que es probable que se queden en los campamentos durante meses o años», alertó Sonia Khush, directora de Save the Children en Siria, en un comunicado al que tuvo acceso LA RAZÓN. Los más vulnerables en los campamentos son los menores, que han presenciado ejecuciones y decapitaciones y vieron a amigos y familiares heridos por minas terrestres y casas reducidas a escombros por los bombardeos aéreos. «El daño psicológico es tan grande que pueden demorar años en sana», alertó Khush.

La caída de Raqa supone una gran derrota para el grupo extremista, pero la lucha contra los yihadistas del EI no ha terminado. El grupo aún mantiene territorios al sur de la ciudad, a lo largo de la frontera con Irak en la rica provincia de Deir al Zur, y al oeste en la provincia central de Homs. En ofensivas separadas, las FDS y el Gobierno sirio respaldado por Rusia están luchando contra el grupo yihadista en Deir al Zur. Ayer se registraron feroces enfrentamientos entre combatientes kurdos y militantes del EI en la última franja de tierra que aún tiene el grupo extremista en la provincia de Hasaka, al este de la ciudad de Raqa. Cerca de medio millón de civiles están atrapados por los combates en la rica comarca petrolera de Deir al Zur, mientras cientos de miles intentan huir a través de carreteras minadas o arriesgándose a quedarse en medio del fuego cruzado.