Fiesta del Orgullo Gay
La loable tarea de defender a los homosexuales en Túnez
“En Túnez se ha avanzado mucho en las libertades colectivas después de la revolución. Lo cierto es que en la Constitución de 2014, hay dos artículos en los que se habla de la integridad de la libertad de todas las personas. Pero no tanto en las individuales. En la versión árabe del Código Penal tunecino -no en la francesa- sigue existiendo el artículo 230 en el que se penaliza la sodomía con penas de cárcel de hasta 3 años”, explica en Casa Árabe Hafedh Trifi, miembro del comité ejecutivo de Damj, la Asociación Tunecina por la Justicia y la Igualdad. Según datos de su organización, en la actualidad hay unas 30-34 personas detenidas en las cárceles tunecinas por este injusto motivo. Además, como ya denunció este periódico en 2015, son sometidos a un degradante “test anal médico. Es una auténtica tortura, se hace sin la voluntad de las personas”. Tifri, de 35 años, también denuncia los ataques y linchamientos a homosexuales, unos atropellos e insultos que quedan impunes. “Los jóvenes tunecinos sufren todo tipo de discriminación y rechazo. Primero el de su familia, que muchas veces los echan de casa. Después, el de las instituciones educativas, pues tenemos casos de chicos a los que no se les ha dejado acceder a la universidad o estudiar el último año de instituto. Asimismo, les es imposible acceder al mercado laboral. E incluso los arrendadores les vetan si lo sospechan o se enteran. A muchos no les queda más remedio que malvivir en la calle”. De ahí que salir del armario no sea lo más fácil de hacer en Túnez. Los más afortunados tienen que aceptar como sus padres les dicen que están enfermos y les obligan a iniciar “terapias de conversión”. Los que más suerte tienen son aquellos a los que los progenitores lo sospechan y optan por no hacerles preguntas, por mirar hacia otro lado, pero nunca tener esa confirmación.
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