Represión en Venezuela

La MUD pacta una presidencia rotatoria de la Asamblea

Nicolás Maduro habla ante sus seguidores a las puertas del palacio presidencial, en Caracas
Nicolás Maduro habla ante sus seguidores a las puertas del palacio presidencial, en Caracaslarazon

La oposición venezolana busca fórmulas para limitar sus diferencias tras la victoria.

Una «hoja de ruta» con 17 proyectos de ley. Ésa es la base que usará la plataforma opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) para elaborar una lista de propuestas legislativas que debatirán hoy en una reunión los 112 diputados elegidos el pasado domingo. Una cita que debe servir también para escenificar la unidad de la alianza antes de tomar el poder de la Asamblea Nacional (AN) el 5 de enero. Según pudo saber LA RAZÓN, los dirigentes de la MUD han decidido ya que los órganos de la Asamblea Nacional, entre ellos la presidencia de la Cámara, rotarán cada año entre las fuerzas políticas con más peso dentro de la coalición opositora. Los cuatro partidos que se alternarán en la presidencia de la Asamblea son Primero Justicia (que logró 33 diputados), Acción Democrática (25 escaños), Un Nuevo Tiempo (18) y Voluntad Popular (14).

Algunas filtraciones indican que esa junta directiva del Parlamento estará formada por un presidente y dos vicepresidentes, así como por un secretario y subsecretario. Esta fragmentación de la directiva se debe, según fuentes de la MUD, al temor de que el presidente de la AN se niegue a refrendar algunas de las medidas. «Tenemos que blindarnos ante esa posibilidad, no podemos dejar espacio al riesgo, la MUD debe reservarse toda la junta», indicó la fuente.

Las diferencias internas en la plataforma opositora se volvieron a poner de manifiesto el miércoles. El secretario general de Acción Democrática (AD), el conservador Henry Ramos Allup, acusó al líder opositor de centro izquierda, Henrique Capriles Radonski, de estar «en su propia campaña».

«Nosotros vamos a resolver nuestras cosas de manera muy pacífica, y no sólo sobre la mesa directiva, sino con el paquete de leyes que aprobaremos», añadió. El diseño de las leyes tendrá como punto de partida la Oferta Legislativa para el Cambio que la MUD publicó en octubre. La prioridad será la lucha contra la acuciante crisis económica del país. En este sentido, plantean leyes para facilitar la distribución de productos esenciales, revertir los procedimientos de expropiación y establecer garantías para reactivar las empresas que fueron intervenidas, así como atraer la inversión reforzando la seguridad jurídica.

Otro de los objetivos es dar un impulso al sector privado para reactivar la economía. Para abordar la inflación, la MUD plantea adecuar el salario al valor de los bienes y servicios, y así impedir el empobrecimiento y proteger a los trabajadores. Lo que se propone es la creación de asociaciones mixtas o de carácter privado para mejorar las infraestructuras abriendo un proceso de privatización.

El documento prevé la lucha contra la corrupción a través de iniciativas de investigación y control parlamentario para interpelar a ministros, al procurador general de la República, al Defensor del Pueblo, y a los presidentes de varias empresas estatales como Petróleos de Venezuela (PDVSA) o el Banco Central de Venezuela. También proponen una ley con impacto en el área anticorrupción y el área económica para evitar delitos por parte de funcionarios públicos o particulares. En materia de seguridad ciudadana, se estipula la descentralización de la seguridad para dar fuerza a las policías municipales y estatales en coordinación con la Policía Nacional.

Esa agenda se dividirá en cuatro comisiones que comenzarán a trabajar desde ahora para llegar a la toma de la Asamblea el 5 de enero con un camino trazado. Como dijo la líder opositora María Corina Machado a «El Nacional», «es momento de fortalecer la unidad del país y la magnitud del desafío de liderazgo» que tiene la oposición, en lugar de reclamarse por los errores cometidos. A pesar de todo, Corina admitió que quiere ser la primera presidenta de Venezuela, reivindicándose como la «única figura nacional» de la disidencia, pero sin romper con la «amplia unidad» que, en su opinión, necesita el país.