Relación Colombia-Venezuela
La oportunidad de Duque
El presidente de Colombia, Iván Duque, atraviesa uno de sus peores momentos como primer mandatario. En la actualidad registra los números más bajos en popularidad desde que asumió la Presidencia. Gallup publicó una encuesta que refleja una desaprobación del 64%. En febrero de este año, esta misma variable registró un 48%, en mayo alcanzó un 60% y en junio llegó al 62%.
Mostrar resultados tangibles en el corto plazo para mejorar su imagen podría resultar un objetivo inalcanzable. Sin embargo, la construcción de un discurso cargado de épica nacional y sentido unitario podría ser la oportunidad inmediata para Duque. ¿Dónde conseguirlo? La respuesta la tiene en el vecindario: en su homólogo Nicolás Maduro y en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Dicha organización anuncio días atrás –por lo menos un grupo de ellos– el regreso a la lucha armada. Un detalle no menor: Venezuela sirvió de teatro. El anuncio se realizó en el sur del país, cercano a la frontera con Colombia. Amparados por el régimen usurpador de Caracas, la guerrilla terrorista de las FARC ha encontrado un santuario. La indignación y el discurso contestatario de Duque no se hizo esperar. Por su parte, el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, aprobó el uso de tecnología satelital para ubicar los campamentos guerrilleros. La medida es un guiño a Duque y a las Fuerzas Armadas colombianas. La decisión de Guaidó ha puesto en jaque la postura irracional de Maduro. El dictador venezolano necesita incomodar, espantar y recular al Ejecutivo colombiano: «Todas las unidades militares de la frontera declaren una alerta naranja frente a la amenaza de agresión de Colombia contra Venezuela e iniciar el 10 de septiembre hasta el 28 de septiembre los ejercicios militares», aseguró el sucesor de Chávez. De esta manera, Maduro le brinda una oportunidad en política interna y opinión pública a Duque. Lo coloca en una situación en la que se puede ver obligado a elevar el tono, a apelar a la unidad nacional y a dibujar un escenario dicotómico que fuerce a los colombianos a elegir entre él y su Gobierno o las FARC, Maduro y el terrorismo. La respuesta parece sencilla.
Priorizando la seguridad nacional, la agenda política de Duque podría relegar asuntos más cotidianos como el empleo, la economía y los servicios públicos. Asuntos que son los causantes de su debacle en los sondeos.
Ante la amenaza de un enemigo interno que probadamente ha causado un daño inconmensurable en la sociedad colombiana a lo largo de décadas y de un enemigo externo que insulta y amenaza a su Gobierno, Duque tendrá que decidir en las próximas horas si la ofensiva militar que viene empleando en contra de los insurgentes la acompaña de un verbo más frontal. De lo contrario, el éxito de cualquier acción para acabar con los terroristas será insuficiente y las encuestas seguirán marcando números negativos.
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