Israel

La protesta palestina incendia Israel

El «viernes de la ira» se salda con cinco muertos y un centenar de heridos en un nuevo desafío que se extiende por todo el país.

La frontera fue escenario de choques por la tarde
La frontera fue escenario de choques por la tardelarazon

El «viernes de la ira» se salda con cinco muertos y un centenar de heridos en un nuevo desafío que se extiende por todo el país.

El llamamiento explícito a los palestinos a enfrentarse con soldados y policías israelíes dondequiera que pudieran, formulado tanto por los islamistas de Hamas como por el grupo Al Fatah, exacerbó ayer los ánimos y derivó en continuos ataques a efectivos armados, los cuales reaccionaron en algunos casos con balas de fuego y, en otros, con elementos antidisturbios para dispersar a los grupos violentos. El primer acto de violencia de la «jornada de ira» se registró en la ciudad de Nablús, al norte de Cisjordania. A primera hora, un grupo de palestinos prendió fuego a la Tumba de José, un sitio considerado sagrado para los judíos pero bajo jurisdicción de la Autoridad Palestina. Curiosamente, el lugar ya había sido atacado de la misma forma en los primeros días de la segunda intifada. Fue de madrugada cuando los policías palestinos notaron lo que estaba ocurriendo y fueron los que apagaron el fuego. Después, el presidente palestino Mahmud Abas condenó el incidente y ordenó su rehabilitación.

Otro de los escenarios principales de choque fue la frontera entre la Franja de Gaza y el vecino territorio de Israel, donde cientos de palestinos nuevamente lanzaron botellas incendiarias y piedras hacia las patrullas israelíes del cerco y trataron de romperlo. Dos palestinos murieron en dicha zona. Probablemente ése sea uno de los puntos más complejos de los últimos días. El hecho de que tanto ayer como días atrás murieran allí varios palestinos en los choques da la sensación de una agresión israelí o de un uso indebido de la fuerza. Pero en la práctica, cabe recordar que lo atacado allí no son solamente las patrullas que están del lado israelí de la frontera, sino la frontera misma entre el territorio israelí y el de Gaza. Israel se retiró de la Franja de Gaza en septiembre de 2005 y desde entonces no tiene en ese territorio presencia militar.

Cada uno de los escenarios violentos de estos días tiene su problemática especial. Por ejemplo, Hebrón, donde fue acuchillado un soldado israelí por un palestino –abatido inmediatamente– que se hizo pasar por periodista gráfico, vistiendo un chaleco con la palabra PRESS y llevando una cámara de fotos. La Asociación de Prensa Extranjera publicó un comunicado «deplorando» el ataque y exhortando a todas las partes a respetar el deber de la Prensa de hacer su trabajo. Esto puede conducir a nuevas medidas por parte de las Fuerzas de Seguridad, que en estos días están especialmente alerta, y que, por lo ocurrido, puedan imponer controles estrictos o limitaciones a coberturas en sitios de enfrentamiento. El precio por el atentado de ayer podría pagarlo la propia Prensa. Otro joven murió al norte de Cisjordania en choques con el Ejército, concretamente en la aldea de Beit Furiq. A estas muertes se suma la de un quinto palestino que había resultado herido días atrás, con lo que el balance del día alcanca las cinco víctimas mortales.

Por otro lado, dos de los hechos del día recalcan las singulares problemáticas de la situación. A la salida del barrio Isawíe de Jerusalén Este fue hallada una carga explosiva, que la Policía desconoce si estaba destinada a ser usada contra las tropas o en un atentado en el centro de Jerusalén. Eso obligará a extremar los controles de los accesos a los barrios árabes, pese a las quejas de los vecinos, ya que el temor a un gran atentado cobra fuerza. A su vez, está el problema de los jóvenes árabes. Uno de 13 años que caminaba por una calle al norte de Jerusalén despertó las sospechas de un guardia, que le pidió identificarse. Entre sus ropas encontraron un cuchillo. El fenómeno de la gran cantidad de menores que participan en atentados complica mucho la vigilancia.

Pero no sólo sobre el terreno se respira la tensión, sino también sobre la arena internacional, donde se desarrolla otra guerra. La última batalla de ésta la plantearon ayer las autoridades palestinas al presentar una propuesta a Unicef exhortando a que se reconozca el Muro de las Lamentaciones, conocido también como Muro Occidental, como parte de la mezquita de Al Aksa. El Muro, el santuario más sagrado del pueblo judío, es el único remanente de una de las murallas que rodeaba el templo judío destruido por los romanos en el año 70, que se hallaba hasta entonces en el monte en el que seis siglos después fue erigida la mezquita de Al Aksa.