Elecciones en Alemania

¿La reina de Europa?

La canciller inicia su cuarto mandato desde una posición más débil que en 2013. La urgencia de responder a las demandas sociales para frenar al populismo no debería traducirse en una reducción del compromiso europeo

La Razón
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La canciller inicia su cuarto mandato desde una posición más débil que en 2013. La urgencia de responder a las demandas sociales para frenar al populismo no debería traducirse en una reducción del compromiso europeo.

Max Weber subrayó la necesidad de un liderazgo político fuerte con la autoridad de influir en la Historia para obtener un cambio razonable. Angela Merkel es probablemente una de las políticas más respetadas en el mundo y tiene una reputación global que nunca ha tenido un dirigente alemán después de la Segunda Guerra Mundial. Ayer confirmó su cuarta victoria electoral consecutiva y ahora se enfrenta al reto de formar un gobierno de coalición para ser canciller del Gobierno Federal de la República de Alemania. No ha alcanzado todavía a Helmut Kohl, quien se mantuvo en el cargo durante 16 años, pero sigue un camino similar.

Sin embargo, la de ayer es una amarga victoria para Angela Merkel. Un período de baja estabilidad podría ser el resultado no deseado. Por primera vez después de 1945, un partido de extrema derecha y xenófobo, Alternativa para Alemania, ha entrado en el Bundestag, convirtiéndose en la tercera fuerza política con un 13% de los votos. Su éxito político se corresponde con el resultado electoral más bajo de la CDU e incluso peor para el SPD. Se puede considerar que es el precio que Angela Merkel está pagando por su política humanitaria y la masiva acogida de refugiados.

Después de una pausa y algunas derrotas, el viento del populismo o mejor dicho, el extremismo bajo la apariencia de movimiento soberanista en este caso, está golpeando a las democracias occidentales. Es necesario que Merkel responda a la exigencia ciudadana de seguridad y sanar las heridas que también emergen en la sociedad alemana. Esto podría requerir tiempos y políticas eficaces. La tentación de la reducción del compromiso europeo de Alemania es el riesgo que Merkel no debe correr.

Por un lado, la victoria de la CDU sigue siendo un reconocimiento a la buena gestión internacional y la resistencia política demostrada por la canciller en los últimos años. Por otra parte, las críticas han aumentado por haber dejado demasiado espacios vacíos en temas como la inmigración o la seguridad, que han rellenado otros partidos radiacales.

La composición del gobierno de coalición determinará la calidad y la amplitud de su éxito y la oportunidad de dejar huella en los libros de Historia. Una coalición con los liberales del FDP habría supuesto un impulso más fuerte para la agenda política de la canciller que un tercer gobierno de coalición con el Partido Social Demócrata (SPD) o una coalición «Jamaica» incluyendo el FDP y el Partido Verde, que parece la única y más probable.

Pese a la incertidubmre que ahora se abre, Merkel tendrá éxito a la hora de negociar y determinar la agenda política del gobierno siendo coherente con sus ambiciones y la postura internacional de Alemania como el campeón de la democracia y el libre mercado. La conexión entre la política internacional y la política europea y alemana forma parte de una estrategia que Angela Merkel seguirá con determinación y constancia, independientemente del gobierno de la coalición que forme.

La dimensión internacional de Merkel ha crecido en los últimos años con la capacidad de hacer frente a una serie de choques existenciales que amenazan la estabilidad europea e internacional. Ha demostrado buena capacidad de resolución y rapidez de respuesta si nos fijamos en la crisis financiera y de la deuda de la UE (aunque a menudo más preocupada por el interés alemán que el bien común europeo), así como al enfrentarse a Vladimir Putin con sanciones ecómicas por la agresión rusa a Ucrania. Además, ha mostrando la cara más humanitaria de las democracias con la crisis de los refugiados sirios. Por otra parte, la demostración de resiliencia Merkel ante la potencial inestabilidad traída por el Brexit y alguna intemperancia de la presidencia de Trump son algunas de las mejores expresiones de su capacidad para anticipar la tendencia política e incluso copiar si es necesario los movimientos adversarios, añadiendo una nueva dimensión para resolver la potencial agitación política.

Mientras que el apoyo a la «Wilkommennskultur» ha disminuido y la formación de la AfD ha supuesto una creciente presión dentro de la CDU para que la canciller abandonasen la posición más liberal en favor de un conservadurismo más tradicional, Merkel decidió apoyar las reformas de Macron e invocó una mayor participación internacional independiente de la UE tras la elección de Trump. Su papel global ha sido consagrado en los últimos años con la fuerte relación construida con Obama durante su presidencia, pero también convirtiéndose en buena «conocida» del líder chino Xi Jinping, contribuyendo a la creación de la imagen de Merkel como el paladín de un orden liberal internacional abierto y ferozmente unido al sistema del libre mercado, contra el proteccionismo y guiado por reglas comunes internacionales. Para consagrar este papel de líder mundial, Merkel debe centrarse, junto a Macron en una tarea muy compleja: revitalizar una UE agonizante.