Guerra en Ucrania

La UE extiende el castigo a Rusia pese a la lucha contra el EI

Putin critica la renovación de las sanciones por Ucrania y asegura cumplir el acuerdo de paz

El presidente ruso, Vladimir Putin, ayer durante una reunión celebrada en el Kremlin
El presidente ruso, Vladimir Putin, ayer durante una reunión celebrada en el Kremlinlarazon

Putin critica la renovación de las sanciones por Ucrania y asegura cumplir el acuerdo de paz

Rusia seguirá sufriendo las sanciones europeas. El Consejo Europeo decidió ayer ratificar la extensión de las mismas hasta el próximo 31 de julio, después de que los embajadores ya hicieran el trabajo previo en su reunión anterior al fin de semana. El último paquete de sanciones económicas caducaba el próximo 31 de enero y, a pesar de que Rusia es un socio clave en la lucha contra el yihadismo y la guerra en Siria, la decisión europea ha sido la de mantenerse por la senda de las sanciones. «Existe un interés europeo por trabajar con Rusia en asuntos que son de prioridad para nosotros, pero eso nunca será un elemento de negociación contra las sanciones por Ucrania», ha reconocido la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, en alguna ocasión.

Los Veintiocho adoptaron estas sanciones por la injerencia de Moscú en el este de Ucrania y condicionaron su eliminación a que las autoridades rusas cumpliesen con su parte en la puesta en práctica de los Acuerdos de Minsk, incluida la retirada de armamento pesado y de las fuerzas rusas de la región y que devuelva el control de las frontera a Ucrania. Los ministros de Exteriores de los Veintiocho decidieron extender hasta el año que viene las sanciones que se habían impuesto a Rusia, por sus incumplimientos de los Acuerdos de Minsk. Después de que Moscú hiciera pública una lista negra de líderes europeos a los que había prohibido su entrada en el país, Europa tenía pocas alternativas: ampliar en el tiempo las ya existentes o imponer nuevas sanciones que presionaran aún más a Vladimir Putin. Después de que Rusia haya apostado por extender a Ucrania el embargo de alimentos que mantiene a los países occidentales a partir del 1 de enero, la UE no tenía otra opción que mantenerse firme en su respuesta. Moscú tomaba esta decisión contra Ucrania porque entra en vigor el acuerdo de libre comercio entre Kiev y la UE. El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, admitió la semana pasada que la suspensión de los aranceles preferejciales perjudicaría a la economía de su país, pero se mostró dispuesto a «pagar el precio de la libertad y de haber elegido a Europa».

Entre los europeos no hay consenso claro para seguir incrementando las sanciones por evitar entrar en una escalada de medidas que perjudican no sólo a la economía rusa sino también la europea y además puede ir en contra de futuras alianzas en la lucha contra el yihadismo. Grecia, Chipre, Eslovaquia y Hungría no son partidarios de imponer más sanciones económicas a Moscú, mientras para los antiguos países satélites de la Unión Soviética no hay duda de que Europa está siendo demasiado permisiva con Moscú. Hasta el momento las reacciones europeas han ido ligadas a la acción rusa. Europa responde en base a las actuaciones de Putin, exprimiendo al máximo sus dotes de diplomacia. La UE reconoce que Rusia puede ser un aliado en otras cuestiones globales, como la lucha contra el terrorismo, y concretamente en Siria, por lo que no conviene ser muy duro con quien se pueda necesitar en un futuro.

Europa impuso las medidas restrictivas contra Rusia en julio de 2014 y se reforzaron en septiembre del mismo año, después de la anexión ilegal de la península de Crimea y de la escalada de violencia en el este de Ucrania. Las sanciones afectan al sector financiero y energético, además de a la importación y exportación de armas y equipos relacionados.

Desde Moscú, el presidente ruso calificó de «hipócrita» la prórroga de las sanciones y negó el incumplimiento de los acuerdos de paz. Mientras, el Ministerio de Exteriores ruso argumentó que no fue Rusia quien «creó el conflicto» sino «las actuales autoridades ucranianas», a las que ha recriminado que intentasen «aplastar» a quienes, en el este del país, se oponían a un «golpe de Estado». «Bruselas está intentando castigar a Rusia por algo que implica directamente a la propia UE», aseguró. Para Moscú, «no hace falta decir lo que han supuesto los dos años del conflicto ucraniano para la asociación entre Ucrania y la Unión Europea».