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La venganza de Rubio sobre Trump

Los republicanos moderados liman el texto final de la reforma fiscal del presidente, preocupados por las elecciones al Congreso de 2018

Donald Trump
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Los republicanos moderados liman el texto final de la reforma fiscal del presidente, preocupados por las elecciones al Congreso de 2018.

El presidente Trump está cada vez más cerca de acariciar la que será su primera victoria legislativa. En la madrugada de ayer, los republicanos alcanzaron un acuerdo sobre el texto definitivo de la reforma fiscal, la mayor transformación del sistema de tasas desde la que llevó a cabo Ronald Reagan en 1986. Tras su paso previo por la Cámara de Representantes y por el Senado, donde se salvó por los pelos ya que dos senadores republicanos votaron en contra, la versión final ha conseguido el visto bueno de los 52 conservadores de la Cámara Alta y está previsto que la votación definitiva se lleve a cabo esta semana, posiblemente el martes. El tiempo jugaba en contra de los republicanos ya que, tras su derrota en las elecciones de Alabama para ocupar el puesto vacante que dejó el senador Jeff Sessions y que les fue arrebatado por los demócratas, la votación y el consenso debía llegar antes de fin de año. El 1 de enero toma posesión de su cargo el nuevo senador demócrata y el balance de fuerzas de la Cámara Alta será 51-49 y sin perder de vista el estado de salud de John McCain, senador por Arizona que sigue hospitalizado.

Uno de los más reacios a dar su visto bueno al texto final de la reforma fiscal fue Marco Rubio. Finalmente consiguieron su apoyo tras aceptar las exigencias del ex candidato presidencial. Así, la reforma incluye una deducción impositiva por hijo, que pasa de 1.000 a 2.000 dólares por niño o niña. La medida beneficia a las familias con menores ingresos porque amplía de 1.100 a 1.400 dólares las posibles devoluciones derivadas de esta deducción.

Este plan de impuesto ha levantado muchas ampollas entre los conservadores, todos ellos pendientes de las elecciones de mitad de mandato que se celebrarán el año que viene y en las que se renueva la totalidad de la Cámara Baja y un tercio del Senado. Todos ellos miran con cautela cualquier iniciativa legal y movimiento del presidente para que no afecte a su reelección. Tras el batacazo de Alabama han saltado las alarmas entre los conservadores que podrían enfrentarse a la pérdida de la mayoría que ahora ostentan en ambas cámaras.

El acuerdo final recoge una bajada del 35 al 21 % en el actual impuesto de sociedades que pagan las empresas, piedra angular del plan fiscal que prometió Trump en la campaña electoral. El mandatario quería que la bajada fuera al 20 %, pero finalmente accedió al 21 % porque no salían los números. La medida entrará en vigor el 1 de enero de 2018 y provocará que el fisco estadounidense deje de recaudar un billón de dólares en la próxima década. La reforma impositiva de Trump también incluye una bajada del 39,6 al 37 % al tramo más alto de la renta individual, que pagan hogares con unos ingresos de medio millón de dólares al año.

«Todos los expertos economistas coinciden en que los estadounidenses más ricos están encantados con esta reforma», apunta el profesor Jacob Neiheisel de la Universidad de Búfalo. Una opinión que contradice a Trump, que siempre ha argumentado que las clases medias serán las ganadoras de su nuevo plan. «A partir de enero, el Partido Republicano va a necesitar cada a cada uno de sus miembros para conseguir sacar adelante su agenda legislativa. Esta situación otorga a los senadores fundamentales (tradicionalmente republicanos moderados) más oportunidades para dar forma al contenido de cualquier legislación que salga del Congreso, lo cual es una buena noticia», apunta Neiheisel. Esta coyuntura obligará a Trump a dejar de lado su unilateralidad en busca del consenso dentro del partido.