Política

Crisis en Mali

La yihad en el Sahel

La Razón
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El martes 11 de diciembre, dos estadounidenses eran detenidos bajo cargos de terrorismo. El sumario del FBI les acusa de planear «viajar a Mauritania desde Estados Unidos para emprender la yihad violenta». Mauritania, el destino de su viaje, no era el destino final. Randy (Rashid) Wilson y Mohammed Abdul Rahman Abujdair planeaban cruzar el desierto con destino al norte de Mali, controlado hoy casi por completo por grupos islamistas. Wilson y Abujdair se habían conocido por internet entre febrero y noviembre de 2010. Los dos estaban ya explorando las oportunidades de emprender la yihad en el extranjero. Wilson había sido compañero de habitación de Omar Hammami, un militante que se había ido a Somalia en el año 2006 y que actualmente es miembro destacado de Al Shabaab, la rama de Al Qaeda presente allí. Había hablado de la posibilidad de ir con Hammami hasta Somalia con otro amigo, pero nunca lo hicieron. Abujdair se marchó a El Cairo y luego a Alejandría. Las autoridades egipcias le detuvieron en noviembre de 2010, bajo sospecha de ser miembro activo de un grupo terrorista, y fue deportado a Estados Unidos en enero de 2011. Hacia finales de octubre de 2011, Abujdair se había mudado con Wilson a Mobile, Alabama, y los dos habían empezado ya a hablar de a dónde ir para emprender la yihad.

La decisión de ir a Mauritania, tomada a principios de septiembre de 2012, plasma el cambio que está teniendo lugar en los destinos populares entre los que buscan participar en la yihad. Tras el golpe militar del año pasado que se llevó por delante a la frágil democracia de Bamako, capital de Mali, y la posterior declaración de independencia de Azawad, la región que abarca el norte de Mali, a manos del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), dominado por los tuareg, ha empezado a surgir un amplio abanico de grupos islamistas que combaten por el control territorial del norte de Mali. Además de ser el paraíso del tráfico de estupefacientes, del de cigarrillos, el de armas y el de la trata de blancas, la región está cada vez más marcada por la violencia yihadista. Los preparativos de una intervención militar por parte de la comunidad internacional, diseñada para devolver al norte de Mali al control de Bamako, han suscitado la reacción de los líderes de los grupos islamistas regionales, que han empezado a movilizar a los partidarios. Las revelaciones contenidas en el auto del FBI van más allá de la crónica de un intento frustrado de dos estadounidenses por emprender la yihad: sacan a la luz que los reclutas están cambiando sus destinos para la yihad de lugares como Yemen o Somalia en favor de nuevas regiones. Las revelaciones del auto también subrayan lo presente que está Al Qaeda en África. Al Qaeda en el Magreb Islámico, una filial de Al Qaeda muy activa en el secuestro de occidentales y el contrabando, ha aumentado su presencia en la región y se ha beneficiado de la situación en Libia. La red de la organización, que atraviesa el desierto del Sáhara, tiene cada vez más relaciones con grupos islamistas locales. La rebelión tuareg de Mali y los efectos desestabilizadores del golpe de estado han abierto la puerta a que grupos islamistas como Ansar al Dine o el Movimiento por la Unidad y la Yihad en África Occidental (Muyao) se hagan con el territorio del norte de Mali. Estados Unidos declaró a Ansar al Dine, encabezada por antiguos miembros del Muyao, organización terrorista extranjera el día 7 de diciembre, a causa de sus relaciones con Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Militantes nigerianos y miembros del grupo salafista Boko Haram, Musulmanes Comprometidos con la Propagación de las Enseñanzas del Profeta y la Guerra Santa, se entrenan en Mali junto a estos grupos y existe una creciente presencia que apunta a que hay relaciones entre AQMI y Boko Haram. Los acontecimientos que se desarrollan en Mali y por África occidental merecen una atención detenida, sobre todo por la importancia que está cobrando la región como nuevo frente de la yihad.