Rusia
Las pretensiones expansionistas del «zar»
A lo largo de este año, con el establecimiento de una zona de libre comercio y un régimen sin visados con la Unión Europea, Ucrania será capaz de dar un paso decisivo hacia la perspectiva europea. Sin embargo, la falta de voluntad de Rusia en cuanto a reconocer la libertad de Ucrania para decidir su futuro sigue generando una fuente de inquietud en Occidente. Admiro la dirección europea que está tomando Kiev después de la fuerte crisis vivida hace dos años, y Rusia debería «dejar ir a su gente». Sin embargo, el profundo apoyo de los ciudadanos rusos a su presidente le sirve a éste de arma para continuar con sus políticas expansionistas y de confrontación con Europa.
El discurso oficial del Kremlin ha tratado de explicar la polémica anexión de Crimea en 2014 y la incursión rusa en el este de Ucrania a través de razones geopolíticas, como reacción desesperada a la ampliación de la OTAN o como un golpe preventivo que permitía a Moscú evitar la presencia de bases americanas demasiado cerca de sus fronteras. En cambio, el férreo apoyo doméstico a Putin se debe en realidad a un sentimiento de amenaza que perciben los rusos ante la desconexión de Ucrania, un hecho que podría cambiar la conciencia política rusa de forma dramática y para la que nadie en Rusia está preparado.
Desde el siglo XVI, Moscú ha tratado de recuperar su acceso a Europa. Hacia el final del siglo XX, estando más europeizada y occidentalizada que en ningún otro periodo de su historia, perdió la mayor parte de sus territorios posicionados hacia el oeste desde la línea de Moscú-San Petesburgo. No ha sido accidental el hecho de que Rusia se haya vuelto más aislacionista y conservadora después de que, en 2004, los ucranianos dejaran clara su decisión. Sin Ucrania, Rusia se convierte en lo que era antes de 1654: una nueva Moscovia, una entidad remota y mayormente no europea. Asimismo, otro de los miedos que se esconden detrás de la definitiva pérdida de Ucrania es la idea de que socava las raíces históricas de Rusia, la cual, ante este escenario, siente que está muriendo, se vuelve loca y decide romper todas las leyes internacionales en un intento de mantener su identidad.
*Investigadora en la Universidad de Tomsk (Rusia)
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