Turquía

Las vacaciones en Turquía favorecen una victoria en primera vuelta de Erdogan

La principal competencia de las urnas en las elecciones presidenciales de Turquía de este domingo son las playas en las que muchos ciudadanos pasan sus vacaciones, una desmovilización que favorece al candidato y primer ministro turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan.

Aunque es la primera vez que el presidente de Turquía se elige por voto popular y no en el Parlamento, la población turca no se ha mostrado especialmente interesada y todo indica que muchas familias pasarán este domingo tranquilamente en algún destino de vacaciones.

La probable baja participación preocupa especialmente a la oposición, ya que la clase media liberal, precisamente la más opuesta a Erdogan, es también la más propensa a pasar agosto en la playa.

Esto podría significar que Erdogan, con diferencia el gran favorito en los sondeos, sea elegido ya en primera vuelta, sin necesidad de una segunda ronda, el 24 de agosto.

Tradicionalmente, la participación electoral es alta en Turquía: en las municipales del 30 de marzo pasado fue del 89 por ciento, y el partido de Erdogan, Justicia y Desarrollo (AKP), obtuvo el 46 por ciento de los votos, unos 20 millones de papeletas.

Un número similar podría sacar su rival más cercano, Ekmeleddin Ihsanoglu, si consigue atraer a los votantes habituales de los dos grandes partidos de la oposición que lo nombraron de forma conjunta, el socialdemócrata Partido Republicano del Pueblo (CHP) y el derechista Movimiento de Acción Nacionalista (MHP).

Pero esto no es nada seguro, dado que el perfil conservador de Ihsanoglu, ex secretario general de la Organización de Cooperación Islámica, no convence a gran parte de las bases del CHP, fervientemente laicas y liberales.

El tercer candidato, Selahattin Demirtas, respaldado por el movimiento político kurdo, inicialmente no tiene muchas opciones de rebasar el 7 por ciento, cifra máxima de los partidos prokurdos, pero su campaña activa, centrada en propuestas de izquierda moderada y no en la etnicidad, ya le ha otorgado una victoria: la de competir como kurdo en una campaña nacional.

Y con bastante éxito: entre los 60.000 usuarios de internet que participaron en una encuesta en la red de la cadena informativa CNNTürk, dos tercios dijeron preferir a Demirtas como presidente.

La mayoría de los sondeos le dan a Erdogan una cifra varios puntos por encima del 51 por ciento de los votos, suficiente para ganar en primera vuelta.

Hoy mismo, un sondeo del instituto norteamericano Gallup destacó que el respaldo a la gestión de Erdogan como primer ministro alcanza el 59 por ciento, con tasas mayores - hasta el 68 por ciento - entre la población rural, pobre y con estudios primarios.

Entre la población universitaria es apenas del 34 por ciento, y entre las mujeres es 7 puntos menor que entre los hombres.

Tanto Ihsanoglu como Demirtas se han quejado de una campaña "injusta", al considerar que Erdogan, aún primer ministro, utiliza todos los recursos públicos a su alcance para impulsar su candidatura.

Critican especialmente a la televisión pública (TRT), que ha dedicado una cobertura exhaustiva a Erdogan, respaldándose en que es aún primer ministro, frente a los espacios muy reducidos para sus rivales.

También el Consejo de Europa ha señalado el riesgo de que la posición de un candidato que es primer ministro en activo influya en la campaña, dado que "a falta de unas normas estrictas, su posición le otorga un acceso desproporcionado a los recursos y la cobertura mediática".

Erdogan ha basado su campaña en una retórica violenta contra el movimiento del predicador exiliado Fethullah Gülen, al que tilda de "Estado paralelo", pese a que durante años, la cofradía había sido su mejor aliado en la lucha contra el estamento militar, guardián del laicismo de Turquía.

También insistió en el origen étnico y religioso de sus contrincantes, subrayando que él es musulmán suní y exigiendo al líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, que asumiera su identidad aleví, una religión de Anatolia que muchos musulmanes consideran una rama hereje del islam.

Acusó a Demirtas de "engañar"a su electorado kurdo al no llevar a gala su origen zaza, una etnia de Anatolia que habitualmente se considera parte del pueblo kurdo, pese a hablar un idioma distinto.

Según los analistas, esta polarización étnico-religiosa acabará favoreciendo a Erdogan al unir en torno de su figura al sector musulmán suní nacionalista, mayoritario en Turquía.