Brexit
Londres pelea ahora por la «vía Gibraltar»
Los vericuetos del Brexit son inescrutables. La «premier» británica se encuentra ahora mismo en una situación similar a la del Ejecutivo español hace unas semanas. Ante la negativa contumaz de los Veintisiete a realizar cambios en el acuerdo de salida y también en la declaración política sobre la relación futura, la solución dada al status del Peñón de Gibraltar aparece como posible ejemplo para la solución de emergencia dada a Irlanda, el «backstop». La delegación española incluso mostró cierta retranca. Según declaró ayer el secretario de Estado para la UE, Luis Marco Aguiriano, «tendría su aquel» que Londres acabase consiguiendo la misma salvaguarda que España después del cuestionamiento por parte del Número 10 de su validez legal. El Ejecutivo español aceptó levantar su veto sobre el acuerdo tras conseguir dos declaraciones paralelas cuyo poder vinculante es cuestionado por los juristas ya que los textos no forman parte de los acuerdos, ni siquiera como anexo o pie de página.
Una situación parecida se plantea en el caso británico, a pesar de los técnicos europeos están dispuestos a ofrecer algún tipo de enjuague. El secretario de Estado para el Brexit, Martin Callanan, que participó ayer en Bruselas en una reunión con sus homólogos europeos, declaró que su país «quiere garantías adicionales legalmente vinculantes de que Reino Unido no puede quedar permanentemente atrapado por el backstop irlandés». En la negociación, los Veintisiete se encuentran con un doble problema: de forma y fondo. No sólo se trata de un asunto de validez jurídica sino también de contenido, lo que hace esta situación mucho más complicada que en el caso español. El acuerdo de salida asegura que la salida de la unión aduanera propuesta en el ''backstop'' irlandés debe realizarse tras el acuerdo de los 27 y Londres. Cualquier interpretación legal debe respetar este principio, a pesar de la pretensión de gran parte de Westminster reside en que Londres tenga un poder de decisión mayor, incluso un veto unilateral.
Según aseguró ayer la diputada conservadora Andrea Leadson a la BBC, una posible salida sería dar tanto al Parlamento Europeo como al Parlamento británico la capacidad de evaluar anualmente la necesidad de mantener el ''backstop'' como modo de otorgarle «legitimidad». Una solución, que en todo caso, no libraría a Reino Unido de quedar atrapado si el Parlamento Europeo mantiene un criterio diferente al de Westminster.
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