Conflicto armado
El régimen de Asad deja sin agua corriente a los rebeldes de Alepo
Damasco inicia un operativo terrestre junto a Hizbulá al sur de la segunda ciudad más importante de Siria. Casi medio centenar de personas murieron ayer a causa de las bombas del Ejército
Damasco inicia un operativo terrestre junto a Hizbulá al sur de la segunda ciudad más importante de Siria. Casi medio centenar de personas murieron ayer a causa de las bombas del Ejército
La tragedia que vive Alepo vuelve a tener rostro infantil. Se llama Rawan Alowsh, de 5 años y es una superviviente de los feroces ataques aéreos de la aviación siria y rusa, que desde el jueves han convertido la segunda ciudad de Siria en un infierno. La pequeña sobrevivió al derrumbe de un edificio en el distrito rebelde de Bab al Nairab, pero sus padres y cuatro hermanos murieron sepultados. Las conmovedoras imágenes del rescate de la niña se han convertido en otro símbolo de la guerra siria. Nuevos bombardeos volvieron a iluminar ayer el cielo de Alepo. En esta jornada de ataques aéreos contra barrios rebeldes murieron más de 35 civiles, entre ellos menores y mujeres, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Los aviones de combate tuvieron como blanco los distritos de Bustan al Qasr, Al Kalasa, Al Marya, Bab al Nairab, Tariq al Bab y Ard al Hamra, situados en el este de la ciudad. Los ataques aéreos apoyaron una ofensiva terrestre que se está desarrollando en el norte de Alepo. Las fuerzas del régimen sirio recuperaron ayer el campamento de refugiados palestinos de Handarat tras arrebatarle a los rebeldes una base militar en esa localidad. Tanto el Observatorio como el canal progubernamental Al-Ikhbariya confirmaron el avance de las tropas de Damasco.
Asimismo, las tropas sirias y los combatientes de la milicia chií libanesa Hizbulá dieron inicio a otra ofensiva terrestre para arrebatar a «la coalición terrorista de Yeis al Fath la parte sureña de Alepo», anunció la televisión estatal siria. El recrudecimiento de los combates y los bombardeos ocurrió en momentos en que varios funcionarios de Naciones Unidas denunciaron que casi dos millones de personas no tienen suministro de agua en Alepo, ante el deterioro de las condiciones de seguridad en la zona en los últimos días. En un comunicado, la representante de Unicef en Siria, Hanaa Singer, relató que los intensos ataques de la noche del jueves dañaron la estación de bombeo de agua de Bab al Nayrab que suministra agua a unas 250.000 personas en las zonas del este de Alepo y que la violencia «está evitando que los equipos de reparación puedan llegar a la estación». «Como represalia, la estación de bombeo Suleiman al Halabi, que también se encuentra en el este, fue apagada, lo que implica el corte de agua para 1,5 millones de personas en la parte oeste de la urbe», señaló. Singer subrayó que «privar a los niños de agua los pone en riesgo de brotes catastróficos de enfermedades transmitidas por el agua y se suma al sufrimiento, el miedo y el horror que los niños viven en Alepo todos los días». Por su parte, el subdirector de la agencia de la ONU, Justin Forsyth, dijo que «Alepo está muriendo poco a poco, y el mundo está observando, y el agua está siendo cortada y el bombardeo es sólo el último acto de inhumanidad».
En el plano diplomático, ayer el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, advirtió de que no habrá más altos el fuego unilaterales en Siria. «Si nuevamente todo se va a reducir a peticiones de pasos unilaterales por parte de las Fuerzas Aéreas de Rusia y de Siria, no volveremos a atenderlas», dijo el canciller ruso.
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