Pekín

Los fiscales piden un duro castigo para Bo Xilai

Bo Xilai, ayer, al finalizar el juicio
Bo Xilai, ayer, al finalizar el juiciolarazon

El juicio más importante en China, o al menos el que más expectación ha creado en décadas, ha llegado a su fin. Pero la última sesión no dio un respiro y como si del guión de una serie romántica de Hollywood de varias temporadas se tratase, un nuevo triángulo amoroso salió a la luz. O así lo destapó el acusado Bo Xilai, exgobernador de la municipalidad de Chongqing hasta que fuera despojado del poder en marzo de 2012.

En su alegato final, Bo aprovechó para utilizar su última baza y explicar que, la verdadera y única razón por la que su exjefe de Policía Wang Lijun huyó al consulado estadounidense y destapó el asesinato de su mujer, Gu Kailai fue la tensión que provocaba el hecho de que éste estuviese enamorado de ella.

"Estaba consumido por estos sentimientos y no podía controlarse. Se lo confesó a Gu Kailai, se lo dijo en una carta a ella", subrayó Bo, para ir más allá y reconocer que: "los dos tenían una relación muy especial, y yo estaba tan cansado de eso".

Bo, acusado de abuso de poder, malversación y aceptación de sobornos, tiene que esperar ahora sentencia, si bien según la transcripción de la acusación difundida en el perfil de la red social de Weibo del Tribunal Intermedio de Jinan, "no hay razones legales para un veredicto compasivo, tiene que ser castigado seriamente de acuerdo a la ley", ya que Bo no admitió su culpa en ningún momento.

Ahora sólo queda esperar para saber la sentencia que se le impondrá a este "principito", hijo de un héroe de la Revolución, que durante años había gozado del apoyo de muchos dentro del Partido para llegar a lo más lato y que con frecuencia era comparado con los políticos occidentales por su carisma y forma de desenvolverse.

Los rumores apuntan a que Bo cumplirá condena en una suite individual en la lujosa prisión de Qincheng, la misma en la que cumplieron condena otros funcionarios corruptos del PCCh, como el exalcalde de Pekín Chen Xitong, y en la que los reclusos no están obligados a vestir uniforme de presidiarios.