Asia

Asia

Los líderes de China y Japón se reúnen en Pekín tras dos años de desencuentro

El presidente de China, Xi Jinping, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, celebraron hoy un largamente esperado encuentro en Pekín, tras dos años de conflicto entre las dos potencias asiáticas, aunque dejaron claro que las distancias para una reconciliación total aún son grandes. Tras un apretón de manos en el que mostraron un semblante serio, Abe y Xi mantuvieron hoy en el Gran Palacio del Pueblo una reunión entre líderes de los dos países que no se producía desde mayo de 2012, cuando los entonces primeros ministros, Wen Jiabao y Yoshihiko Noda, se encontraron también en Pekín.

El encuentro de hoy, organizado sin anuncio previo y a petición de la delegación japonesa, se produjo en las horas previas a la participación de ambos mandatarios, este lunes y martes, en la XXII cumbre de economías del foro Asia-Pacífico (APEC), de la que China es anfitriona.

En la reunión de esta jornada el presidente chino mostró que aún hay divergencias bilaterales, al señalar que China "espera que Japón siga el camino del desarrollo pacífico y adopte unas políticas militares y de seguridad prudentes".

"Graves dificultades han aparecido en los lazos chino-japoneses en los pasados dos años, y está muy claro qué los ha provocado", aseguró Xi, quien añadió: "Japón debe hacer más cosas para ayudar a impulsar la confianza mutua con sus países vecinos, y jugar un papel constructivo en salvaguardar la paz y la estabilidad".

También expresó que China siempre ha dado importancia a sus lazos con Japón y ha defendido un avance de estas relaciones, siempre bajo el espíritu de que ambas partes "tengan en cuenta la historia entre ambos (en la que no han faltado conflictos bélicos) para mirar al futuro".

Abe, citado por la agencia Xinhua, declaró que Japón está decidido a seguir ese "desarrollo pacífico", por la importancia de las relaciones con China, aunque dejó claro que su Gobierno mantendrá los mismos puntos de vista respecto al conflicto histórico con China que sus antecesores.

Una declaración ambigua acerca de una posible reconciliación con Pekín, si bien en gobiernos japoneses anteriores las relaciones fueron más fluidas con Abe, de talante más conservador.

Tras la reunión, Abe manifestó a la prensa nipona que le acompaña en la visita oficial que en ella propuso a Xi un mecanismo de "gestión de crisis"para debatir el principal conflicto que enfrenta a Pekín y Tokio, la soberanía sobre el archipiélago Diaoy/Senkaku, en el Mar de China Oriental.

Con estos reencuentros de alto nivel ambas potencias regionales "regresan al punto de partida de una relación estratégica de beneficio mutuo", valoró el mandatario japonés, quien concluyó que "se ha dado el primer paso para mejorar los lazos".

Esta reunión de "deshielo", uno de los grandes objetivos de Abe en su actual visita a Pekín, se logró tras intensas negociaciones contrarreloj que iniciaron el pasado viernes, el consejero de Estado chino Yang Jiechi y el consejero de Seguridad Nacional japonés Shotaro Yachi.

Yang y Yachi reconocieron "diferencias"entre Pekín y Tokio pero se comprometieron a trabajar para que "no se conviertan en obstáculos políticos o en un inesperado conflicto mayor".

Al día siguiente se reunían los ministros de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, y de Japón, Fumio Kishida, aunque la celebración de una reunión Abe-Xi no fue confirmada hasta hoy, una vez concluida.

En los últimos 25 meses, ambas partes paralizaron encuentros de nivel ministerial o superior, entre mutuas acusaciones de violación de su espacio aéreo y marítimo en torno al archipiélago Senkaku/Diaoyu, reclamado por ambos países.

Japón y China suspendieron esos encuentros políticos de alto nivel en septiembre de 2012, cuando el Gobierno nipón nacionalizó tres islotes de ese archipiélago, controlado de facto por Tokio pero reclamado por Pekín desde hace más de un siglo, tras la guerra que ambos países mantuvieron en 1894-95.

El conflicto territorial produjo manifestaciones antiniponas en diversas ciudades chinas, en las que se atacó la Embajada japonesa en Pekín, y también llevó a que China declarar unilateralmente una zona de identificación de defensa aérea que alarmó a Japón y tradicionales aliados como EEUU y Corea del Sur.

Las relaciones entre Tokio y Pekín son siempre difíciles por las heridas no cerradas entre ambos por las guerras que mantuvieron en los siglos XIX y XX, especialmente por la invasión nipona de China, que continuó hasta el final de la Segunda Guerra Mundial (1937-45).

A ello se debe que China haya condenado en los últimos meses frecuentes homenajes de Abe al santuario tokiota de Yasukuni, que rinde homenaje, entre otros, a 14 criminales de guerra japoneses de aquel conflicto, otro asunto que empeoró los lazos vecinales.